Lixus (Larache, Marruecos): La más alejada factoría de garum y salazones de Roma

 Estudio de Carlos Azcoytia
Octubre 2009

                            En recuerdo de mi madre que vivió toda su niñez en Larache.

A 4 kilómetros al este de la actual ciudad de Larache, situada sobre un cerro, el Tchoummich, lindando al oeste con el río Loukos y al sur con la carretera a Tánger, se encuentran ubicadas las ruinas de la ciudad de Lixus y de la que habla, al menos del lugar, el explorador cartaginés Hannón cuando hace su periplo por las costas africanas, con el objetivo de colonizar nuevas tierras, entre los años 470-400 a.C., en dicha descripción de aquellas tierras cuenta: "2 Y cuando, tras hacernos a la mar, sobrepasamos las Columnas (se refiere al Estrecho de Gibraltar) y recorrimos más allá de ellas un trayecto de dos días, fundamos la primera ciudad, a la que dimos por nombre Timiaterio; a sus pies se extendía una amplia llanura. 3 Y a continuación, tras hacernos a la mar rumbo a Poniente, nos reunimos en Solunte, un promontorio libio cubierto de árboles. 4 Tras erigir allí un templo en honor de Posidón nos embarcamos de nuevo rumbo a Levante durante medio día, hasta que arribamos a una laguna situada no lejos del mar, llena de junco abundante y de gran tamaño; había también en ella elefantes y otros muchísimos animales salvajes comiendo. 5 Después de haber sobrepasado en un día de navegación la laguna fundamos junto al mar unas ciudades llamadas Cariconticos, Gite, Acra, Melita y Arambis. 6 Y tras hacernos a la mar desde allí llegamos a un gran río, el Lixo, que fluye desde Libia; en sus riberas apacentaba sus ganados un pueblo nómada, los lixitas, junto a los cuales permanecimos algún tiempo, haciéndonos amigos suyos. 7 En el interior del territorio de dicho pueblo vivían inhospitalarios etíopes, habitantes de una tierra llena de animales salvajes, seccionada por grandes montañas, de las cuales se dice que fluye el Lixo y que en sus proximidades viven unos hombres de aspecto raro, los trogloditas, quienes, según cuentan los lixitas, son más rápidos que los caballos en la carrera. 8 Tras tomar intérpretes de entre ellos costeamos el desierto rumbo al Sur durante dos días, y luego nuevamente rumbo a Levante durante un día; encontramos allí, en el fondo de un golfo, una pequeña isla de cinco estadios de bojeo, la cual colonizamos dándole por nombre Cerne. De acuerdo con nuestro recorrido, llegamos a la conclusión de que ella estaba situada en línea recta con respecto a Cartago, pues era igual el trayecto desde Cartago hasta las Columnas y desde éstas a Cerne".

En el siglo I a.C. Estrabón decía que el comercio mauritano norte ya estaba centralizado en la ciudad de Lixus y Plinio el Viejo, del que tenemos muchos trabajos hechos, habla de un altar situado en una isla en la desembocadura del río dedicado a Hércules-Melqart, datando su construcción en el siglo XII a.C., muy anterior a la fundación de Gades o Cádiz. También Plinio relata los Trabajos de Hércules contra el gigante Ateneo, cuyo palacio sitúa en Lixus, y donde estaría el Jardín de las Espérides con sus manzanas de oro.

Hoy día se puede afirmar que Lixus es fenicia, siendo esta ciudad la primera fundación en el extremo occidente de África, datándose su antigüedad, según estudios efectuados con radiocarbono y cerámicos, en el siglo VIII a.C., según recientes excavaciones del INSAP en colaboración con la Universidad de Valencia.

En este periodo de poblamiento fenicio, que duró hasta el siglo VI a.C., tras la caída de la ciudad de Tiro en el Líbano, la urbe estuvo muy vinculada comercialmente con el sur de España, exportando alimentos, pieles, madera de tuya, elefantes para los ejércitos, marfil, plumas y huevos de avestruces; importando objetos de lujo como vajillas de bronce de Chipre.

Hasta el siglo IV a.C. la ciudad experimenta una culturización púnica, según se desprende de los ajuares encontrados en las tumbas de su necrópolis situada al noroeste de Linux, llamada de Raqqada, y donde se demuestra que fue un importante puerto de entrada de todo tipo bienes procedentes del Mediterráneo y donde se comenzó a gestionar industrialmente los recursos marítimos, como se deduce por las ánforas encontradas y que servían para envasar y transportar atún y garum hasta puntos tan distantes como Corinto y Olimpia en Grecia. Fue entre los siglos II y I a.C. cuando Lixus experimenta su gran desarrollo urbanístico, reestructurándose la ciudad, ampliando sus factorías de salazones y experimentando un apreciable crecimiento demográfico. Se acuñan monedas en bronce, en cuyos reversos aparecen, entre otros motivos, racimos de uvas, espigas de trigo y atunes, como exponente de los recursos del lugar, llegando a su cenit en el reinado de Juba II (25 a.C.-23 d.C.), pudiendo ser el puerto de Lixus el lugar de partida para la colonización de las islas, hoy españolas, de Canarias.

Tras el asesinato, por orden del emperador Calígula, de Ptolomeo de Mauritania (hijo de Juba II y de Cleopatra Selene), Lixus pasa a ser provincia romana, cuya capitalidad la ostentaba Tingis (Tánger), puerto este que conectaba directamente con Baelo Claudia en España. Es, tras esta época turbulenta y siendo emperador en Roma Claudio (42-54 d.C.), cuando el comercio de los salazones de pescados y de garum llegan a su cenit, como consecuencia del abasto de alimentos de las tropas situadas en Britania (Reino Unido), llegando a alcanzar la ciudad de Lixus una extensión de 60 Has.

Con la decadencia del Imperio Romano, donde se estableció la frontera en esta parte del mundo en el río Loukos por parte de Diocleciano, Lixus va perdiendo importancia, aunque su actividad comercial se mantuvo hasta el siglo VI d.C.

Tras un periodo de tinieblas la primera noticia que se tiene de Lixus nos llega de textos del siglo XIII de Ibn Al-Mu'in donde cuenta que existía una ciudad amurallada que llama Tuchummich, algo que se constató en los trabajos arqueológicos modernos y donde se encontraron restos de una mezquita y de una residencia, existiendo una presencia continuada de población hasta el siglo XV, momento en el que se traslada a su nueva ubicación, la ciudad de Larache, como consecuencia la desaparición de la laguna, que se fue cegando con el tiempo, y consecuentemente con la desaparición de su antiguo puerto interior.

No fue hasta el año 1845 cuando el viajero alemán H. Bart descubre las ruinas de Lixus, desde entonces no han cesado las campañas de excavaciones, quedando todavía mucho por descubrir, pero que a modo telegráfico expongo: a finales del siglo XIX el cónsul francés CH. Tissor confirma que se encuentra ante las ruinas de la ciudad e intenta localizar el Jardín de las Hespérides. Más adelante el arqueólogo francés H. de Martinière inicia las primeras actuaciones; en 1895 el vice-cónsul español T. Cuevas también da noticias del yacimiento; en 1923 el arqueólogo español C. L. de Montalbán inicia unas extensas excavaciones, descubriendo algunos edificios monumentales, tumbas y la fábrica de salazones, objeto de este estudio. Desde 1947, y hasta 1964, M. Tarradell realiza las primeras excavaciones estratigráficas, trabajo que continúa el francés Michel Ponsich.

Ciñéndonos al motivo de este trabajo nos detendremos, de forma exclusiva, a estudiar la fábrica de salazones y garum de la ciudad de Lixus.

La factoría de salazones y garum está ubicada al sur de la ciudad, junto al supuesto anterior puerto interior, estando su conjunto formado, según Michel Ponsich, por diez fábricas (en el plano adjunto coloreadas para poder distinguirlas), teniendo entre todas una capacidad de procesado de 150 piletas impermeabilizadas, salas de despiece y piletas de agua dulce, pudiendo producir un millón de litros de derivados de pescado, entre garum y salazones, por campaña. La obtención de sal, tan importante para estos procesos, se obtenía de las salinas colindantes que aún hoy siguen existiendo y siendo explotadas.

El conjunto 1, plano de arriba, es el más importante, con 23 piletas, posiblemente el más antiguo de todo el conjunto, pudiendo datarse la primera fecha de construcción en el siglo I a.C. y donde podemos observar en su parte sur, todos los planos están sensiblemente orientados norte-sur, la existencia de tres tabernae o tiendas que no necesariamente tuvieron que ver con esta factoría de salazones y que permanecieron abiertas hasta el siglo V d.C. por los restos de cerámica encontrados.


Plano de detalle de las salas 2 y 3

Las piletas de salazones y de garum carecían de desagüe y su construcción, sensiblemente rectangular, con los rincones redondeados para evitar fisuras, estaban perfectamente impermeabilizadas, así mismo, sin duda, estaban protegidos de las inclemencias del tiempo por un techado de tejas.


Plano de detalle de las salas 4 y 5

Resultaría imposible comprender como se elaboraba el garum si no nos detenemos a estudiar, de forma minuciosa, tanto los textos como los restos arqueológicos, de ahí la importancia de cotejar el único texto fiable de Casiano Baso con las piletas existentes tanto en Baelo Claudia, Lixus, o quizá la más reveladora de todas, la de las ruinas de Cotta, porque es ahí donde se han encontrado restos de piletas y salas en caliente donde se hacía un garum falso o barato en una fabricación de urgencia para satisfacer las demandas del mercado y clientes de menor poder adquisitivo.

El estudio de Cotta prometo hacerlo más adelante porque sacaremos, terminado ese estudio, una idea completa de como se elaboraba el garum de forma concluyente y donde muchos sesudos 'enterados' pueden quedar en el más espantoso ridículo en muchas de sus 'doctas' afirmaciones en lo referente a lo que es el garum, que por cierto no es una pasta y para colmo ni sabe a pescado.

 


Plano de detalle de la sala 6

No creo relevante seguir ampliando este trabajo con los restantes planos de las salas 7, 8, 9 y 10, ya que lo principal está conseguido desde mi punto de vista, el tener una idea exacta de como era una cetárea o industria destinada a la elaboración de salazones y garum en la antigüedad, y que podríamos comparar con las industrias actuales de salazones y ahumados del sur de España, de las cuales he hecho un estudio, aún sin publicar, y comprobar que poco cambió el proceso pese a haber pasado ya dos milenios.

Para comprender, a duras penas, la importancia del saborizante llamado garum en Roma, y la que tuvo en el mundo mediterráneo, es imprescindible visitar nuestro monográfico (presione aquí), así como leer mi libro editado por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía titulado 'Salazones y ahumados, una tradición milenaria'.

 

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