Aina S. Erice disfruta comunicando ideas.
Desde presentaciones universitarias hasta seminarios y conferencias, le gusta transmitir conceptos, y sobre todo historias, de la forma más clara, elegante, divertida y memorable posible.
Su manera preferida de hacerlo, sin embargo, es escribiendo.
Correo de contacto: aina@ainaserice.com
Estudió y se licenció en ciencias —en biología, para ser más exactos. Y, como no se le ocurría otra cosa, hace unos años se sacó un master (en Biología de las Plantas en Condiciones Mediterráneas; todo, en la Universitat de les Illes Balears, o UIB para los amigos).
No obstante, tiene una gran capacidad para interesarse por (casi) todo, y especialmente cualquier cosa que tenga que ver con la psique humana. Le encanta intentar entender a las personas, individual y colectivamente. Le encanta indagar sobre la diversidad cultural, la antropología, la arqueología, el arte, la historia.
En general, eso no da mucho de comer. Así que, antes de poder dar rienda suelta a esta pasión, trabajó muy brevemente en una empresa de muros vegetales; hizo traducciones de software chapuceras (y otras de artículos, no-tan-chapuceras); fue divulgadora regional de iniciativas y asuntos europeos; terminó gestionando proyectos europeos en una fundación y una empresa de tecnología; para terminar arriesgándose y fundar una empresa de software con su Sr. de Erice.
En paralelo, ha escrito un libro sobre la relación cultural entre las plantas y nosotros, La Invención del Reino Vegetal, apadrinado por Jose Antonio Marina y publicado con Ariel (http://www.planetadelibros.com/la-invencion-del-reino-vegetal-libro-191658.html).
Se la puede visitar en su web (http://ainaserice.com), y leer su blog, Imaginando Vegetales, donde comparte información todo lo documentada que puede sobre temáticas variopintas, relacionadas con la etnobotánica (o, lo que es lo mismo, la relación cultural entre personas y vegetales).
Es bilingüe nativa en catalán y castellano; habla con fluidez inglés e italiano. Chapurrea francés con un acento que da el pego, y algún día retomará sus estudios de japonés y árabe (que puede reconocer escrito— que no hablar, ni entender demasiado bien).
Admira la investigación rigurosa, autocrítica y poco dogmática; disfruta del buen café, devora con gusto grandes cantidades de libros, y tiene debilidad por la tarte tatin.
(no disfruta escribiendo sobre sí misma en tercera persona, pero era la opción ‘menos peor’ que se le ocurría).