Hace años vi un excelente documental hecho en Venezuela a fines de la década de 1950 que aborda el tema de las salinas de Araya, me llamó la atención la manera como sacaban los pedazos de sal y los molían con golpes de palos convirtiéndolos en granos empleando una técnica que por siglos se repitió hasta que llegaron las máquinas y los hombres empezaron a explotar las salinas de otra manera más moderna. En dicho documental hecho por Margot Benacerraf se puede apreciar, además, que Araya formó parte de las riquezas del imperio español durante el período colonial ya que la sal era tan valiosa como los metales preciosos llegando a ocasionar que en esa península venezolana hubiera un fuerte militar para defender las salinas contra los piratas holandeses.
La manera de transportar la sal en las canastas llamadas maras me resultó similar a la que se empleaba en tierras mexicanas durante el período prehispánico y colonial como lo demuestran las imágenes de los documentos que versan sobre las salinas novohispanas. Un ejemplo de ello sería la salina de San Dionisio del Mar Tehuantepec de 1740. Ahora bien, la sal era muy valiosa porque, además de servir como conservador de los alimentos, por ejemplo, la carne de res o el pescado, también servía para las actividades mineras. Sobre este particular nos informa Miguel Othón de Mendizábal:
En las minas de la Concepción del Mineral de Pachuca inició sus trabajos Bartolomé de Medina, logrando el año de 1555 la aplicación al beneficio de la plata de la amalgamación con azogue (mercurio), sal común y “magistral” (sulfato de cobre y hierro), por el sistema de patio, convirtiendo este conocimiento, que en Europa no había pasado de una mera curiosidad metalúrgica, en una de las conquistas tecnológicas que mayor influencia han tenido en el desarrollo de la economía mundial.[2]
Salina de San Dionisio del Mar Tehuantepec. En la parte inferior izquierda se puede apreciar a los cargadores de sal que llevan sus canastas llenas de sal. [3]
Pero ¿qué tiene que ver esto con Tarécuato, Michoacán? Que este quedaba en el antiguo camino de la sal durante la época prehispánica y el virreinato.[4] Tarécuato, que significa Cerro Viejo, se ubica en la parte occidental de la meseta p’urhépecha, en el municipio de Santiango Tangamandapio, cerca de Tingüindín, y sirvió como lugar de intercambio comercial entre los poblados de la costa y de la meseta.
Antes de la conquista española el atole ya gozaba de gran popularidad en Tarécuato, donde no sólo fue tradicionalmente un elemento central en las fiestas, sino que también se utiliza en las negociaciones que se realizan mediante el trueque, y en otros tiempos con los nahuas, comerciantes de sal que pasaban por el pueblo en su ruta de la costa hacia el centro del país.[5]
Tarecuato, también fue sitio importante de intercambio, y parada obligada de los mercaderes de la “ruta de la sal” arribados de Colima, o con rumbo hacia el mismo estado. Por trueque o por moneda, en tarhe juata el intercambio comercial lograba la circulación de diversos productos, tanto de origen interno, como de áreas geográficas relativamente lejanas. La maiápita entonces, tiene que ver con el comercio, el intercambio, y el pago comercial. En este contexto el vocablo maiápita hace alusión al tianguis como intercambio de productos en un espacio abierto.[6]
En la primera mitad del siglo XVI Tarécuato fue evangelizado por el franciscano danés fray Jacobo Daciano que sigue siendo muy reconocido como santo por los pobladores indígenas del lugar quienes custodian su manto en el templo del poblado.[7] Actualmente sus vecinos se dedican a la tala de árboles de los montes que lo rodean y a la producción del aguacate, el llamado oro verde.
Los michoacanos suelen dividir su extenso y rico estado por regiones: costa y tierra caliente, la cañada, la región lacustre y la meseta tarasca o purépecha. En esta última, de culturas indígenas centenarias y hasta milenarias, se encuentra el pequeño poblado de Tarécuato, en la ladera de una montaña de tierra rojiza. Es de esta típica apariencia, con callecitas empedradas inclinadas, techos de tejas a dos aguas y a veces las casas tienen dos pisos de altura.[8]
Más debajo de la iglesia, se reúnen las mujeres el día de plaza para vender el pan tradicional de Tarecuato. Allí también se celebra un evento de origen prehispánico, la Maiapita o Feria del Atole. El atole [de maíz] es la bebida tradicional del lugar, y está presente en todos los momentos importantes de la vida del pueblo y de sus habitantes: se obsequia a los padres de la novia “raptada”, a las autoridades tradicionales recién nombradas, en los bautizos, las fiestas o los velorios. La tradición cuenta que la novia podía ser “devuelta” a sus padres después de la boda si no sabía preparar atole.[9]
En la Maiapita, que se celebra la noche del sábado anterior al Domingo de Ramos desde hace aproximadamente 30 años, es cuando las mujeres de Tarécuato concursan con una gran variedad de atoles de diversos sabores y colores: salados o dulces, de fruta o de leguminosas, de plantas aromáticas o curativas como el nurite, algunos bastante exóticos como los de aguamiel o de caña quemada (“chaqueta”). Este día se elige una reina de la Feria y es la oportunidad de admirar los atuendos de fiesta de las mujeres, en particular sus rebozos cuyos flecos imitan plumas de ave.[10]
El atole, es una bebida de origen prehispánico consumida en México, Guatemala y otros países de Centroamérica. Originalmente, era una cocción azucarada de harina de maíz en agua, en proporciones tales que al final tuviera una moderada viscosidad y un cierto espesor. Posteriormente se le fueron agregando ciertas especies aromáticas, como el cacao, vainilla, canela, anís, flor de azahar, hojas de naranjo y otros saborizantes, como chocolate, jugo o pulpa de frutas, para mejorar su sabor y darle variedad.
Tradicionalmente, el atole, se endulza con piloncillo, azúcar o miel. Aunque originalmente se elaboraba sólo a base de maíz, ahora también se preparan deliciosos atoles con harina de arroz o harina de trigo e igualmente puede prepararse con leche en lugar de agua.[12]
Definitivamente a mí me encanta el atole, particularmente el de guayaba y el de zarzamora, pero mientras me acerco de nueva cuenta a Tarécuato probaré un delicioso champurrado de chocolate que es el que puedo disfrutar en esta Ciudad de México.
[1] Véase http://www.elespectadorimaginario.com/araya/ Afortunadamente la cineasta Liliana Sáez me regaló este documental.
[2] Miguel Othón de Mendizábal, La minería y la metalurgia mexicana (1520-1943), México, CEHSMO, p. 28.
[3] San Dionisio del Mar, Tehuantepec. Oaxaca, 1740. AGN, Tierras, vol. 584, exp. 1, cuaderno 2, f. 55.
[4] Véase: Juan Carlos Reyes G., La sal en México, Colima, Secretaría de Cultura de Colima, 1998, en particular el capítulo de Armando Mauricio Escobar Olmedo, “La sal como tributo en Michoacán a mediados del siglo XVI”, pp. 161-186. Allí indica que la palabra sal se dice etuqua en p’urhépecha.
[5] http://www.mexicodesconocido.com.mx/tarecuato-y-su-feria-del-atole-michoacan.html (4 de abril de 2015).
[6] http://www.elclarindiario.com/2011/Abril/18-04-11/Estado/Estado2.html (4 de abril de 2015).
[7] Rodrigo Martínez Báracs, “Fray Jacobo Daciano y México”, en Relatos e historias en México, México, Editorial Raíces, http://www.relatosehistorias.com.mx/ensayos_relatos31.html (Consultado el 5 de abril de 2015).
[8] José N. Iturriaga de la Fuente, “La feria del atole en Tarécuato, Michoacán”, http://www.mexicodesconocido.com.mx/la-feria-del-atole-en-tarecuato-michoacan.html (Consultado el 4 de abril de 2015)
[9] http://www.lugaresdemexico.com/tarecuato.html (Consultado el 4 de abril de 2015).
[10] http://www.lugaresdemexico.com/tarecuato.html (Consultado el 4 de abril de 2015).
[11] Foto: Luis Francisco Duarte Medina en José N. Iturriaga de la Fuente, “La feria del atole en Tarécuato, Michoacán”, http://www.mexicodesconocido.com.mx/la-feria-del-atole-en-tarecuato-michoacan.html (Consultado el 4 de abril de 2015).
[12] http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=2887:bebidas-tradicionales-de-los-pueblos-indigenas-de-mexico-&catid=65 (Consultado el 4 de abril de 2015)
[13] http://www.quadratin.com.mx/regiones/Anuncian-la-Feria-del-Atole-en-Tarecuato/ (Consultado el 4 de abril de 2015).