Historia del queso o de los quesos

Este trabajo es una ampliación de otro de abril de 2011

Desde la expansión de los primeros homínidos de la Garganta de Olduvai en Kenia, hasta la domesticación de las primeras plantas y animales en Anatolia, región montañosa de la actual Turquía, la principal preocupación del ser humano fue la de poder conservar los alimentos y con ello asegurarse un futuro, más o menos confortable, pese a las inclemencias del tiempo. Los primeros asentamientos del neolítico fueron verdaderos laboratorios donde se inventaron las industrias, con tecnología revolucionaria, que consiguieron descubrir el poder de la sal y de las grasas o aceites que evitaban o retrasaban la descomposición de las presas cazadas. Más tarde, pese a que hoy nos pueda parecer simple, la observación hizo que aquellas tribus se aliaran y supieran manipular bacterias hasta alcanzar la perfección de las fermentaciones, inventando la cerveza, el pan y el queso entre otros alimentos, en ese momento se había llegado al gran sueño de todos aquellos monos sin pelo, que para distinguirse de los otros se auto denominaban humanos, y con ellos comenzó la hegemonía y la conquista de todo el planeta, la cual continúa hasta hoy sin demasiados cambios en lo gastronómico. Sigue leyendo

Historia de la mujer en la gastronomía

A mi hija que, dentro de mi universo egocentrista, es como una receta de cocina perfecta, uniendo los ingredientes que me hacen feliz: una mitad de mi esposa, un cuarto de mi madre y el resto sazonado con un ramillete de fantasía.

El trabajo que presentamos es una transcripción de la conferencia dictada en el año 2010 por el autor en el Instituto de la Mujer, perteneciente al Excmo. Ayuntamiento de Albacete, editada posteriormente con el nombre ‘Mujer y gastronomía. El enigma de la Cenicienta‘, ISSN 1699-2342 y Depósito Legal AB-251-2011, dentro del ciclo de conferencias ‘Mujeres pioneras. La historia no contada’    Sigue leyendo

Gastroturismo en una villa romana

Dentro de nuestro nuevo apartado dedicado al gastroturismo histórico nos vamos a detener en un lugar para descansar, volver a disfrutar de la vida y, sin demasiada tramoya, recrear el mundo romano de una forma magistral en un hotel dentro de la categoría de los denominados de turismo rural y del que guardo un magnífico recuerdo por la afabilidad de sus dueños, Santiago y Noemi (ver sus curriculum al final del presente trabajo), y de lo cuidado de su hotelito que más parece una devoción para satisfacer al caminante que un negocio.

El establecimiento está situado en Aljucén, un pueblecito a casi 17 kms. al norte de la ciudad de Mérida (España), la gran ciudad romana famosa por su teatro donde aún hoy se siguen haciendo representaciones teatrales, constreñido dicho pueblo entre la carretera Nacional 630 y la autovía A-66, formando parte del antiguo Camino de Santiago, más conocido como La Ruta de la Plata, que une Andalucía con Galicia. Sigue leyendo

La gastronomía en la actual Casa Real española


Con motivo del estudio sobre la historia de la gastronomía y los cocineros de las Casas Reales españolas que hice por encargo de la Real Academia de la Historia de España, para el primer Diccionario Biográfico Español, me puse en contacto a finales del año 2005 con la Casa Real con el fin de conocer los hábitos alimenticios de nuestros actuales monarcas y su familia, contestación  que en el fondo no llegó a satisfacerme por lo general de la información que me pasó su Gabinete de Prensa, algo totalmente comprensible dentro de las medidas de seguridad que deben de rodear a todo alto cargo de un país. Sigue leyendo

Historia del hambre en Europa y el conde de Rumford II

Para tener una lectura coherente y completa aconsejamos leer el primer capítulo de este monográfico.

Rumford se planteaba su ignorancia en lo referente a la nutrición y escribía: “Me admiraba infinito ver la diferencia que se encontraba en unos mismos alimentos según las distintas maneras de aderezarlos, no solo en cuanto al gusto, sino también en cuanto a sus propiedades nutritivas; y hallé que las buenas calidades de una sopa dependían más bien de la elección de los ingredientes y de su cocción lenta y bien dirigida, que de la cantidad de sustancias sólidas que se emplease para hacerla; hallé que el arte y el talento de un buen cocinero valen más que el dinero cuando se trata de comer; hallé que una sopa era más nutritiva cuando estaba más apetitosa; finalmente me aseguré de que con muy pocos alimentos sólidos se puede matar el hambre y gozar de buena salud, si están bien aderezados, y de que a poca costa se puede mantener un jornalero en cualquiera país. Sigue leyendo