Hace años vi un excelente documental hecho en Venezuela a fines de la década de 1950 que aborda el tema de las salinas de Araya, me llamó la atención la manera como sacaban los pedazos de sal y los molían con golpes de palos convirtiéndolos en granos empleando una técnica que por siglos se repitió hasta que llegaron las máquinas y los hombres empezaron a explotar las salinas de otra manera más moderna. En dicho documental hecho por Margot Benacerraf se puede apreciar, además, que Araya formó parte de las riquezas del imperio español durante el período colonial ya que la sal era tan valiosa como los metales preciosos llegando a ocasionar que en esa península venezolana hubiera un fuerte militar para defender las salinas contra los piratas holandeses. Sigue leyendo
Archivo del Autor: Martha Delfín Guillaumin
Morelos, México, la lucha por la alimentación y el buen vivir
Para Silvia Gabriela, una buena luchadora
Hace unos días fui con los alumnos y varios de los profesores de la maestría en Desarrollo Rural de la Universidad Autónoma Metropolitana – Unidad Xochimilco a realizar una práctica de campo a la provincia de Morelos. En esta actividad académica tuvimos la oportunidad de escuchar las voces de la gente campesina de varios de los poblados del oriente de esa entidad, amén de disfrutar de ricos platillos y dulces tradicionales, estos últimos hechos con huautli, es decir, amaranto.
Los lugares que visitamos fueron Tlalnepantla, Amilcingo, Huazulco y Tepoztlán. En cada uno de ellos pudimos oír la explicación de su sistema de agricultura campesina y los problemas a los que se enfrentan. Trataré de abordar esta temática a los largo de mi escrito. Sigue leyendo
Hambre y enojo en el motín de 1692 (México)
«¡Señor, tumulto!» Abrí las ventanas a toda prisa y, viendo que corría hacia la plaza infinita gente, a medio vestir y casi corriendo, entre los que iban gritando. «¡Muera el virrey y el corregidor, que tienen atravesado el maíz y nos matan de hambre! (Don Carlos de Sigüenza y Góngora)
Introducción
Para comenzar este escrito vale preguntarse qué relación se da entre una crisis agrícola y un movimiento armado, entonces, recuerdo mis clases de historia económica y la explicación dada por mis profesores sobre cómo los precios del maíz en México, el hambre del pueblo y la especulación de los comerciantes se conectaban para dar como resultado un alzamiento popular en contra de la mala política gubernamental. Específicamente en la guerra de independencia de 1810 o en la revolucionaria de 1910 había habido previas crisis agrícolas.
Cuando dicto la cátedra de rebeliones indígenas, particularmente las campesinas del siglo XIX mexicano, me encuentro con el problema de definir el término rebelión puesto que viene acompañado de otras voces como motín, sublevación, tumulto, alzamiento, insurrección, revuelta, por nombrar algunas de ellas. Durante el comienzo del curso, al revisar los movimientos de resistencia indígena y de otros grupos étnicos del período colonial como antecedentes inmediatos, es frecuente hallar la referencia a diversas luchas indígenas en regiones del occidente de la Nueva España como La Nueva Galicia, el actual Estado de Jalisco, o del sur, como Oaxaca. En el caso particular de la ciudad de México, la antigua Tenochtitlan, los tumultos se dieron particularmente en el siglo XVII como, por ejemplo, el de 1624 y el de 1692. De este último es del que trataré de escribir para explicar la crisis agrícola, qué la ocasionó y sus consecuencias sociales.
En el motín de 1692 participaron principalmente los indígenas inconformes, particularmente los de Tlatelolco, que lanzaron piedras y prendieron fuego a las casas del cabildo, el palacio virreinal y los cajones de telas que había en la Plaza de Armas. Don Carlos de Sigüenza y Góngora, un criollo intelectual, coordinó las labores de rescate y salvó de la quemazón a los documentos de los archivos de esos sitios que se incendiaban. El daño provocado al palacio virreinal, que entonces era de dos pisos, se puede observar en un óleo de Cristóbal de Villalpando que realizó en 1695, tres años después del siniestro, en el que se ve que falta un costado del lado izquierdo del palacio. En el fondo se observan los volcanes Popocatépetl e Iztaccihuatl, cubiertos de nieve, cosa que ahora el cambio climático impide desafortunadamente. En nuestros días, esa pintura forma parte de la colección de Lord Methuen en Corsham Court, Inglaterra. Sigue leyendo
Historia del mole en San Mateo Xalpa
Hace un par de meses fui con Hugo, mi esposo, y nuestra hija Silvia de visita a San Mateo Xalpa, uno de los catorce pueblos de la Delegación Xochimilco de la Ciudad de México. Una querida alumna universitaria, Marisela, nos invitó a su casa para disfrutar de la comida hecha por su madre que tenía, al parecer, el turno de una mayordomía. Ese día domingo 21 de septiembre se celebraba la fiesta al santo patrono, San Mateo, y se realizaba una fiesta en el pueblo que, aparte de las deliciosas bebidas como el pulque o las ricas viandas, mazorcas de maíz hervidas o tostadas a las brasas, esquite y el pan de fiesta que se vendían en los puestos a lo largo de la calle, incluía juegos para los niños, un par de castillos de fuegos artificiales, el baile de los Chinelos, esos danzantes que “brincan” al bailar vestidos con atuendos de vivos colores y sombreros adornado con cintas y lentejuelas, y música de banda. Sigue leyendo
Gastronomía de Tzintzuntzan y Santa Fe de La Laguna, Michoacán (México)
Hace unos días en Tzintzuntzan, el 25 de julio, estando mi esposo y yo de visita en ese bello poblado, tuvimos la suerte de hablar con dos señoras que comerciaban con plantas y dulces cada una. La señora Reina Molinero Carrillo vendía plantas, como la ruda que le compramos; ésta es para protección y buena suerte, según la creencia, aparte de que huele muy bonito. La señora Ana María Rendón Cornelio ofrecía dulces de frutas y le compré uno muy rico de chilacayote. Estábamos en la explanada frente al exconvento franciscano de Santa Ana, construido en el siglo XVI. Allí, además, se comercian artesanías de palma, cerámica y ollas de barro destinadas a los turistas.
Tzintzuntzan, “lugar de colibríes”, es un pueblo que queda en las inmediaciones del Lago de Pátzcuaro; alguna vez fue la capital del imperio p’urhépecha, pero, luego de la conquista española, los poderes políticos fueron llevados a Pátzcuaro, también una población comarcana lacustre, hacia 1539-1540. En Tzintzuntzan están las ruinas de las yácatas, es decir, las pirámides, de los p’urhépechas, que conservan su majestuosidad. En la construcción del templo y del edificio conventual fueron utilizadas piedras labradas de este centro ceremonial prehispánico. Sigue leyendo