La duquesa de Alba, la primera demócrata española a comienzos del siglo XIX

Carlos AzcoytiaPoco podían imaginar los sevillanos de finales del siglo XVIII, en concreto el 16 de enero de 1786, sobre el cambio radical que tendrían sus vidas tras una conferencia dictada a miles de kilómetros de su tierra, Turín (Italia), por el ‘protosocialista’ influenciado por Diderot, Coronel Capra, Segundo Director de la Sociedad Agraria de aquella ciudad, en la que ponía, quizá, los pilares de todo un cambio en las estructuras agrarias que desembocaron en la Revolución Francesa, que se produjo en 1789, y que ha perdurado hasta hoy por otros caminos y en otras revoluciones, porque hay que convencerse que nada, ni nadie, hace las cosas de forma espontánea, todo es consecuencia de antecedentes que lentamente van madurando en la mente de todos hasta llegar a materializarse.

Equivocado o no en mis apreciaciones, lo cierto es que en la conferencia a la que hago referencia del citado Coronel Capra, clamando en el desierto, tuvo la lucidez de proclamar una de las reformas agrarias, que de llevarse a efecto, habría frenado la ruptura entre el pueblo, la nobleza, la iglesia y los terratenientes en un mundo que cambiaba demasiado rápido como consecuencia del desarrollo y que intentaba romper con su pasado feudal poniendo las bases que llevarían al mundo a la Era Industrial, una de las épocas más apasionantes de la historia de la humanidad.

Para aquellos interesados adjunto extracto de dicha conferencia al final de este trabajo, aconsejando leerla pensando en el momento histórico en la que se dio y también, poniendo un poco de imaginación, en lo referente a la posible actualización que podríamos hacer sólo cambiando el nombre de terratenientes por la de bancos, para darnos idea que nunca hay nada  nuevo bajo el sol. Sigue leyendo

Las “alegrías” de México: el huautli

Original editado en esta web en diciembre de 2010, en este trabajo la actualización.

…in tonacaiotl, in tlaolli, in etl, in oauhtli…”
(“lo que conserva la vida, el maíz, el frijol, el amaranto…”)
Respuesta de los señores nahuas a los doce frailes. Siglo XVI [1]

Martha Delfin GuillauminEn cierta ocasión, mientras esperaba el transporte público en Huipulco, me entretenía observando los puestos de comida, ropa, artículos navideños y ¡dulces mexicanos! Así fue como disfruté viendo y comiendo palanquetas de amaranto, las ricas alegrías, como también se les dice.

La palabra amaranto viene del latín, amarantus [2], y esta voz a su vez del griego αμάραντος, “que no se marchita”:

Planta anual de la familia de las Amarantáceas, de ocho a nueve decímetros de altura, con tallo grueso y ramoso, hojas oblongas y ondeadas, flores terminales en espiga densa, aterciopelada y comprimida a manera de cresta, y comúnmente, según las distintas variedades de la planta, carmesíes, amarillas, blancas o jaspeadas, y fruto con muchas semillas negras y relucientes. Es originaria de la India y se cultiva en los jardines como planta de adorno.
m. Color carmesí. [3] Sigue leyendo

Culinaria del Alto Magdalena (Colombia)

Cecilia Restrepo ManriqueHemos afirmado en algunas ocasiones que Colombia es un país de regiones, dada la diversidad orográfica de su territorio referente a cadenas montañosas, desiertos, costas, selvas y llanuras. Pues bien, la región de que se va a tratar en este artículo ocupa parte del suroccidente del país y se le conoce como Región del Alto Magdalena, que corresponde a la cuenca hidrográfica del Alto Magdalena y va del macizo colombiano a la población de Honda y de este a oeste, de la cordillera central a la cordillera oriental. También se le conoció como Tolima Grande y hoy comprende los departamentos de Tolima y Huila.

La región posee todos los pisos térmicos desde los fríos nevados hasta las calientes llanuras cerca del río Magdalena.

“Su poblamiento se remonta al esplendor de la cultura agustiniana…”[1] dicha cultura tenía una jerarquía social chamánica y su legado son grandes estatuas y tumbas. Para el año 900 d.c. ya habían abandonado el territorio, y en su lugar entraron a la zona otras tribus indígenas: “la región fue ocupada luego por pijaos, paeces, yalcones y andakíes.”[2] Sigue leyendo

Historia de los alimentos, la alimentación y la gastronomía en el antiguo Egipto

Carlos AzcoytiaEl Nilo.

Siempre que abordo un tema tan amplio y complejo, como es el presente, en mi cabeza comienzan a surgir dudas sobre la veracidad de mis investigaciones en el sentido absoluto, aunque no en el relativo, porque existen multitud de variables que podrían llevar a errores de bulto o dar a conocer detalles sesgados que podrían desfigurar por completo todo el trabajo.

Entre los factores a tener en cuenta deben de estar el tiempo (3.000 años de dicha civilización) lo que hace pensar que no pudieron disponer los egipcios de los mismos alimentos al comienzo de su historia como pueblo, que en las postrimerías de su imperio y las razones son evidentes ya que la importación de recursos, materias, nuevos tipos de cultivos y tecnología debieron de ir creciendo al mismo ritmo que se acrecentaba el poder político y militar en su zona de influencia.

Otro de los factores estaría íntimamente ligado al desarrollo de dicho pueblo a todos los niveles: religiosos, políticos y sociales internos, que ciertamente los hubo porque en Egipto hasta está documentada la primera huelga de la clase trabajadora de la historia, cómo los externos que de alguna forma debieron forzar las necesidades de la población. Sigue leyendo

El café de Veracruz (México), un agradable sabor, un delicioso olor

Martha Delfin GuillauminHace años, cuando viajé junto con mi padre por primera vez a la provincia de Veracruz pude disfrutar de un rico café en las diversas ciudades que visitamos. Entonces vivíamos en Ciudad Juárez, Chihuahua, y mi madre me solía decir que extrañaba el café de Huatusco, que allí vivían sus familiares veracruzanos que habían heredado la hacienda cafetalera de la cuarta esposa de mi bisabuelo Guillaumin. Recuerdo que Alvarado, Cosamaloapan y el Puerto de Veracruz fueron tres de los lugares visitados en ese lindo paseo del verano de 1977. En los tres sitios probé el café, pero el que me fascinó fue el café lechero del Gran Café de La Parroquia porque me encantó ver cómo lo preparaban y lo servían.  Sigue leyendo