Este trabajo es una actualización de otro de fecha anterior a 2002
Hace seis mil años en el altiplano de Konya, lugar situado en el corazón de Anatolia, Turquía, los hombres y mujeres del neolítico fundaron una decena de ciudades aprovechando el clima favorable de aquellas tierras donde la humedad es aceptable y las lluvias alcanzan una media de 200 mililitros al año, el lugar ofrecía un campo de experimentación para estos asentamientos facilitando una agricultura primitiva y donde no era necesaria la irrigación para recoger las cosechas.
En el siglo XX los arqueólogos estudiaron las ciudades de Hacilar y Catal Huyuk donde encontraron los primeros vestigios de la domesticación de la planta del garbanzo, así como las de guisantes y lentejas entre otras leguminosas. Este hallazgo es tan importante, dado que es el primer vestigio en el que de forma cierta se tiene constancia del cambio entre el hombre forrajero y el recolector, que cuando se estudie todo el conjunto de ciudades encontradas, entre las que se encuentra también Can Asan III, con una superficie de doce hectáreas, puede cambiar el concepto y la perspectiva histórica de la domesticación de los alimentos y los animales por el hombre. Sigue leyendo