Historia del ananá o piña tropical y forma de cultivarla

Repasando un libro del Abate Rozier (ver anotaciones de su biografía al pie de este trabajo), editado en el año 1797, me encontré con una sorprendente aseveración que echaría por tierra todo lo relativo al origen de la piña tropical o ananá y de la que daré sobrada información en el presente estudio

El tema de esta investigación se va a centrar en dicha fruta, la forma de cultivarla y todos los datos que existen sobre el encuentro documentado de los europeos de una fruta tan desconocida, me refiero a su historia, que pocos aciertan a dar datos fiables tanto de su procedencia como de su propagación en el continente Europeo y por ende en el resto del planeta. Sigue leyendo

Los dulces poblanos, algo rico

Cuando era niña mi mamá me contaba de los deliciosos dulces de la provincia de Puebla en donde había nacido. Entonces vivíamos en el norte de México, y no obstante que allí comíamos rico pinole, ella solía extrañar, particularmente, los camotes poblanos. Claro, se deleitaba con los jamoncillos, los dulces de leche que se hacen en varias partes del país, pero me decía que los macarrones poblanos eran especiales, lo mismo que las cocadas o las tortitas de Santa Clara.

Para mis hermanos y para mí fue una suerte muy grande que María del Rosario, mi madre se haya criado cuando niña y jovencita en diversos ingenios azucareros como los del Estado de Puebla, en particular, el de Izúcar de Matamoros; en Apatzingán, Michoacán o en San Gabriel, Cosamaloapan, Veracruz, en donde conoció a mi padre. Digo que fue una suerte porque lo mismo sabía hacer tepache de piña, que preparar rompope, una bebida poblana muy rica que lleva un poco de alcohol, “pero del 96”, decía al prepararlo; o deleitarnos con sus chongos zamoranos, unos postres deliciosos michoacanos. Guardaba con mucho celo los recetarios escritos por mi abuela Lucha y aprendió de ella la manera de elaborar sabrosos platillos. Sigue leyendo

Historia del tomate

Nota: El presente trabajo fue editado por primera vez en nuestra revista en febreto del año 2004, se amplió en junio de 2007 y se reunificó y actualizó en septiembre de 2012.

Si tuviéramos que hacer un ranking relativo a la historia más rara y apasionante de un alimento desde luego que el tomate se llevaría el primer puesto: es una planta que nace en un continente (América) y se hace famoso en otro (Europa) tras múltiples vicisitudes dignas de un cuento tipo Cenicienta, llegando a nuestros días como el rey de los alimentos vegetales, eso sí, con una crisis de identidad digna de estudiar y siendo el ‘conejillo de Indias‘ de todos los laboratorios que compiten por sus favores.

Pero no quiero desvelar el final de esta historia porque estoy seguro que puede pasar un rato divertido conociendo al más desconocido e indocumentado de los alimentos. Sigue leyendo

San Francisco (Estados Unidos), un buen lugar para pasear y comer algo rico

Con cariño para Sofía, Susana y Silvia

Visitar la ciudad de San Francisco, California, es garantía de disfrutar de un paseo agradable. Esta ciudad y sus alrededores tienen un encanto especial. Por ejemplo, las casas de estilo decimonónico victoriano identificadas como las Painted Ladies frente al Alamo Park o el malecón número 39, mejor conocido como el Pier 39 en donde hay un acuario muy interesante. En el Alamo Park, además de inmensos árboles y bellos juegos infantiles, hay fotografías del incendio luego del terremoto de abril de 1906 en San Francisco. Otro parque fascinante en el que se encuentran museos, jardines como el Conservatory of Flowers, el Japanese Tea Garden y el Jardín Botánico de San Francisco, y un lago, es el Golden Gate Park. Sigue leyendo

Historia del hambre en Europa y el conde de Rumford II

Para tener una lectura coherente y completa aconsejamos leer el primer capítulo de este monográfico.

Rumford se planteaba su ignorancia en lo referente a la nutrición y escribía: “Me admiraba infinito ver la diferencia que se encontraba en unos mismos alimentos según las distintas maneras de aderezarlos, no solo en cuanto al gusto, sino también en cuanto a sus propiedades nutritivas; y hallé que las buenas calidades de una sopa dependían más bien de la elección de los ingredientes y de su cocción lenta y bien dirigida, que de la cantidad de sustancias sólidas que se emplease para hacerla; hallé que el arte y el talento de un buen cocinero valen más que el dinero cuando se trata de comer; hallé que una sopa era más nutritiva cuando estaba más apetitosa; finalmente me aseguré de que con muy pocos alimentos sólidos se puede matar el hambre y gozar de buena salud, si están bien aderezados, y de que a poca costa se puede mantener un jornalero en cualquiera país. Sigue leyendo