Adolf Hitler, un vegetariano

Miguel KrebsPoco se sabe sobre las preferencias gastronómicas de Adolfo Hitler, que según muchos de sus biógrafos e historiadores, lo consideraron vegetariano estricto. Lo que no ha quedado claro, cuáles fueron las razones que lo han llevado a seguir la dieta verde y rechazar los productos cárnicos. El Führer no se inclinó hacia las pastas, verduras y pasteles por excéntrico o amante y defensor de los animales.

Antes de asumir como canciller de Alemania en 1933, solía comer preferentemente albóndigas de hígado, pichón de paloma en sus diferentes preparaciones y salchichas de Baviera, pero con el tiempo fue disminuyendo la ingesta de estos platos hasta llegar a adoptar una dieta vegetariana, razón por la cual no se puede decir que haya sido un vegetariano ortodoxo. Hay dos posibles razones, que según los expertos, lo han llevado por el camino verde; el suicidio de su sobrina Geli y el hecho de que Hitler tuviera serios problemas digestivos. Sigue leyendo

Historia de las intoxicaciones por embutidos

Carlos AzcoytiaRepasando mi biblioteca encontré un librito escrito y editado en el año 1854 por Juan F. de Michelena que lleva el original y largo título ‘Adulteración de alimentos, bebidas y medicamentos o método fácil para descubrir los fraudes de los especuladores’, todo un tesoro para poder investigar la alimentación y su manufactura en los comienzos de la Era Industrial, donde se puede apreciar el precio que debieron pagar nuestros antepasados, algunos hasta con su vida, en un mundo cambiante donde los adelantos en la conservación alimenticia iban a años luz de la legislación y donde, también, muchos desaprensivos se aprovecharon para hacerse ricos sin importarles las vidas y el dolor ajeno, lo que nos demuestra que canallas siempre existieron, no es un invento moderno, y donde el castigo debería haber sido el darles de comer aquellos venenos que vendían o, en la actualidad, pagarles con la misma mísera cantidad de dinero que cobran los desheredados, la mayoría de la población, a los corruptos políticos para que comieran sus familias y murieran de hambre, que es lo que se merecen, para terminar, de una vez por todas, con esta cleptocracia donde vivimos.

Juan Francisco Michelena, autor del libro del que tomo la bibliografía como base del presente trabajo, hijo de otro médico llamado Juan Bautista (muerto en febrero de 1851), llegó a ser Doctor en Farmacia de la Real Universidad de La Habana e Individuo Numerario de la Real Sociedad Económica de dicha ciudad; participó en El Repertorio Económico de Medicina, Farmacia y Ciencias Naturales de la Real Aduana de Matanzas; el 24 de junio de 1871 leyó unas memorias en el Casino Español de Matanzas (Cuba).

No se puede decir que el libro de Michelena fuera totalmente original, ya que recurría con frecuencia a otros autores europeos de renombre en ese momento, como podían ser Juan Bautista Chevalier, Kerner o Geisler, entre otros muchos, lo qué lo hace, por lo menos, interesante al recopilar experiencias en distintos lugares, importante para tener una idea de conjunto y no puntual de los fraudes alimenticios en un momento crucial en los cambios alimenticios de la población, sobre todo en Europa, en los albores de la Era Industrial, donde se comenzaron a experimentar nuevas formas de conservación de alimentos y donde nació, gracias a las guerras, los enlatados que tantas vidas salvó y a tantas personas mató en sus comienzos, de los que ya tengo varios trabajos. Sigue leyendo

Historia de la Guerra Coleóptera y Fría entre capitalistas y socialistas

Carlos AzcoytiaComo aportación a la historia de la patata quiero hacer mención a un hecho acaecido en plena Guerra Fría, qué más puede parecernos casi un chiste si no fuera por las consecuencias negativas que acarrearon entre la población de la República Democrática Alemana en unos momentos críticos, tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la agricultura alemana, y de todo el Este de Europa, intentaba desesperadamente renacer tras el abandono de los campos y que atenazaba los estómagos de todos los contendientes europeos que tenían que partir de cero, sin semillas, y con el temor de los gobiernos a levantamientos populares sobre todo entre las poblaciones ocupadas.

Hay historias de los Servicios Secretos que bien merecerían un libro de humor porque lo que se denomina Inteligencia hubo veces, y las hay en la actualidad, que más parecen los ‘Inventos del Profesor Calabacete’, personaje del cómic español del TBO de los años 50 y 60 del pasado siglo y donde salen mal parados o nos hace preguntarnos qué significado tiene para ciertos gobiernos esa palabra, la de Inteligencia, y así nos va a todos.

Entre los inventos de dichos Servicios estuvo el de operar a un gato para poner dentro de su cuerpo un emisor con el que poder oír las conversaciones de los demoniacos comunistas en un parque y que murió atropellado por un coche el pobre animal antes de cumplir la misión asignada o ésta que les voy a narrar entre otras muchas y donde llegará a la conclusión que estamos en manos de lerdos faltos de imaginación. Sigue leyendo

Comer carne de caballo o la historia de la hipofagia

 

Carlos AzcoytiaEl pasado día 15 de octubre de 2013 leí una noticia de la Agencia EFE procedente del Cairo en la que decía que un grupo de jeques y ulemas sirios habían emitido una fetua o edicto islámico por la que permitían a los habitantes de los suburbios del sur de Damasco (Siria) comer perros, gatos y burros con el fin de que la población no muriera de hambre debido a la guerra civil de dicho país y que está propiciada, en gran parte, por occidente en un afán por dominar estratégicamente esa parte de la tierra y sus ricas reservas y que terminará indefectiblemente con un ataque a Irán, toda una vergüenza para aquellos, como yo, que piensan que el capitalismo estuvo siempre desnaturalizado y donde las vidas de las personas sólo representan una cifra estadística, siendo lo importante los beneficios de unos pocos bastardos basado en la desprotección de pueblos enteros.

La fetua dice así: “Hacemos un llamamiento humanitario doloroso a todo el mundo sobre la situación que estamos viviendo en el sur de Damasco. Sigue leyendo

Una extraña ley para repoblar árboles frutales, las del Electorado de Sajonia entre 1700 y 1763.

 Carlos AzcoytiaLa historia, vista ‘a toro pasado’, puede llegar a sorprendernos y también hacernos comprender muchas cosas del presente, en este caso concreto sería como hacer catas en un terreno y descubrir los cimientos de un gran edificio, me refiero a los que sustentan la economía y la mentalidad alemana.

Nos trasladaremos imaginariamente al año 1700 y nos situaremos en uno de los estados que hoy forman la República Federal Alemana, en concreto el de Sajonia, que en ese momento salía de la devastación y el despoblamiento que produjo la Guerra de los Treinta Años y que bajo el mandato del luterano Elector Federico Augusto I pugnaba para obtener el dominio de Alemania.

De esta época es la primera ley que creo que pocos conocen y que de seguro puede dejar sorprendidos a mis lectores porque por el contenido, ya casi se me hace surrealista, cuando dice: “No se celebrará casamiento ninguno hasta que los novios hayan hecho constar que han plantado e injertado seis árboles frutales de la mejor calidad, y seis robles o hayas”. Sigue leyendo