Adolf Hitler, un vegetariano

Miguel KrebsPoco se sabe sobre las preferencias gastronómicas de Adolfo Hitler, que según muchos de sus biógrafos e historiadores, lo consideraron vegetariano estricto. Lo que no ha quedado claro, cuáles fueron las razones que lo han llevado a seguir la dieta verde y rechazar los productos cárnicos. El Führer no se inclinó hacia las pastas, verduras y pasteles por excéntrico o amante y defensor de los animales.

Antes de asumir como canciller de Alemania en 1933, solía comer preferentemente albóndigas de hígado, pichón de paloma en sus diferentes preparaciones y salchichas de Baviera, pero con el tiempo fue disminuyendo la ingesta de estos platos hasta llegar a adoptar una dieta vegetariana, razón por la cual no se puede decir que haya sido un vegetariano ortodoxo. Hay dos posibles razones, que según los expertos, lo han llevado por el camino verde; el suicidio de su sobrina Geli y el hecho de que Hitler tuviera serios problemas digestivos. Sigue leyendo

Historia de la fruta en la Baja Edad Media en Sevilla

Carlos AzcoytiaOtros de los capítulos que considero básicos para saber que se comía en España, en concreto en Sevilla justo antes del descubrimiento de América, es el capítulo XIII del libro ‘Sevilla medicina’ escrito por Juan de Aviñón en 1418 y que debe de leer desde el comienzo de esta serie de trabajos de investigación para tener una idea global y que comienza en La historia de la alimentación en la Baja Edad Media en Sevilla, sin ello podrá tener una idea cercenada del conjunto gastronómico aplicable a todo el territorio nacional.

Las frutas que se comían en la ciudad eran las siguientes: Higos, uvas, agraz, pasas, moras, ciruelas, cerezas, guindas, albaricoques, duraznos, manzanas, peras, granadas, membrillos, bellotas, castañas, aceitunas, azufaifos, cidra, dátiles, almendras, nueces, avellanas, alfócigos, piñones, naranjas, limones y limas, como podemos comprobar las mesas estaban bien surtidas con respecto a los postres y que se tratará individualmente a continuación.

Este estudio de investigación tiene otro en paralelo en donde mi compañera Aina S. Erice hace un estudio pormenorizado del mismo trabajo desde la perspectiva de la biología y la agronomía y que puede leer aquí.

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Historia de las frutas en la Baja Edad Media en Sevilla: Comentario botánico-cultural

ainaartiJuan de Aviñón podía ser un (¿buen?) galeno, pero no era científico—más que nada, porque tal concepto ni siquiera se había inventado por aquel entonces.

Por ello, como invitada de Carlos a comentar los pasajes relacionados con los vegetales, mi intención es arrojar un poco de luz sobre lo que nos dice la ciencia (y la historia de la ciencia y la medicina) respecto a las frutas comentadas por Juan de Aviñón en su libro.

Los números coinciden con los del primer trabajo y que ponemos de forma independiente para no hacer más farragosa la interpretación del primer texto.

Las fuentes generales que me han servido para más de una fruta están listadas al final del artículo; las fuentes específicas relativas a cada vegetal, colocadas al final del espacio dedicado a cada fruto concreto.

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Historia del cerdo, marrano, cochino, puerco o chancho y jabalíes

El presente trabajo es una actualización de otro de fecha
octubre de 2007 del mismo autor y de una ampliación de 
diciembre de 2008

Carlos AzcoytiaLa historia del cerdo está íntimamente ligada a la del hombre, tanto que sería imposible imaginar el desarrollo de las civilizaciones en el neolítico sin la participación en la dietética de este animal, que por sus características lo hicieron ideal para cubrir las necesidades de aportes de proteínas y grasas a la población.

Como todo alimento es discutido el origen de la domesticación de este animal, cuyo antecesor es el jabalí, el cual fuera de la época de celo es relativamente fácil de manejar, sobre todo sus crías, las cuales, junto con sus madres, merodeaban los asentamientos humanos con doble finalidad, la primera para alimentarse de sus desechos y la segunda para intentar protegerse de los depredadores, los cuales huían de los humanos.

Todo parece indicar que la domesticación tanto del cerdo, como de la oveja, la cabra y el buey se efectuó en Anatolia en Turquía, una vez que los homínidos se asentaran, entre otros lugares en la llanura del altiplano de Konya, desde donde seguro se sabe que se domesticaron los garbanzos, las lentejas, los guisantes y otras leguminosas (ver mi artículo dedicado a la historia de los garbanzos). Sigue leyendo

Vegetales tóxicos para cenar: ¿peligro, o necesidad?

ainaartiÉrase una vez un jardín de inimaginable belleza y abundancia. Gozaba de un clima perennemente benévolo, con árboles cuyas ramas cuajadas de frutos jugosos regalaban a los moradores del vergel toda clase de dulces alimentos. Las espigas enrubiaban todo el año en una cosecha perpetua, las mazorcas de maíz maduraban continuamente.

Todos los vegetales del jardín existían con un único propósito: cubrir toda necesidad de sus habitantes, alimentándolos, vistiéndolos, recreando sus sentidos.

Esos dichosos habitantes, siento decirlo, no somos nosotros.

Y ese jardín es un mito, como también lo es la idea de que los vegetales estén aquí para servirnos, o para cumplir nuestros deseos.

Las plantas están aquí para sobrevivir y reproducirse, como todo hijo de vecino. No tienen el más mínimo interés en ayudarnos, p. ej. alimentándonos, de forma altruista o desinteresada; al fin y al cabo, ¿por qué deberían hacerlo? Sigue leyendo