“¿Por qué nos gustan tanto las especias?” Un comentario crítico

ainaartiHace unos días tropecé con un artículo de divulgación salido del CSIC, “Ciencia en la cocina: ¿por qué nos gustan tanto las especias?”.

Las especias son un imán natural para mi curiosidad, por lo que fui rauda a leer lo que contaba.

Qué decepción.

No querría que nadie me malinterpretase: es un artículo bien escrito que escoge un tema interesante. Es más, probablemente les encante a los investigadores que buscan explicaciones darwinianas (de raíz biológica y evolutiva) a los fenómenos que observan, y supongo que en general el artículo gustará a todo el que no haya investigado sobre la historia cultural y gastronómica de las especias—y de los libros de cocina.

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El sexo y la alimentación en 1573

Carlos AzcoytiaPor casualidad encontré un libro que en su parte final me hizo pasar un momento memorable y de diversión, tan importante en estos días de Navidad que tienden a la melancolía y al recuerdo o intentos fallidos de hacer correcciones en nuestras vidas, fracasados año tras año, cómo puede ser hacer regímenes alimenticios, ser mejores con nuestros semejantes y gilipolleces por el estilo, que a bobos nadie gana en la naturaleza a los seres humanos porque no hace falta llegar a estas fechas para cumplir nuestros deseos y ser mejores.

El libro en cuestión es ‘Aviso de sanidad que trata de todos los géneros de alimentos, y del regimiento de la sanidad, comprobado por los más insignes y graves doctores’, siendo su autor Francisco Núñez de Coria y editado en 1573 en Madrid.

Ya en la página 302 comienza un capítulo, en concreto el VII, que lleva por título ‘De qué cosas se deben guardar los religiosos y varones que quieren guardar la castidad’, todo un compendio que merece un estudio pormenorizado y digno de un relato de risa porque el sexo, siempre dominado por la religiones, fue elemento clave en la vida de todos los humanos, donde se metían en nuestras camas Dios y el Espíritu Santo sin ser invitados a nuestras fiestas carnales por más monógama que fueran nuestras intenciones. Sigue leyendo

Historia del cerdo, marrano, cochino, puerco o chancho y jabalíes

El presente trabajo es una actualización de otro de fecha
octubre de 2007 del mismo autor y de una ampliación de 
diciembre de 2008

Carlos AzcoytiaLa historia del cerdo está íntimamente ligada a la del hombre, tanto que sería imposible imaginar el desarrollo de las civilizaciones en el neolítico sin la participación en la dietética de este animal, que por sus características lo hicieron ideal para cubrir las necesidades de aportes de proteínas y grasas a la población.

Como todo alimento es discutido el origen de la domesticación de este animal, cuyo antecesor es el jabalí, el cual fuera de la época de celo es relativamente fácil de manejar, sobre todo sus crías, las cuales, junto con sus madres, merodeaban los asentamientos humanos con doble finalidad, la primera para alimentarse de sus desechos y la segunda para intentar protegerse de los depredadores, los cuales huían de los humanos.

Todo parece indicar que la domesticación tanto del cerdo, como de la oveja, la cabra y el buey se efectuó en Anatolia en Turquía, una vez que los homínidos se asentaran, entre otros lugares en la llanura del altiplano de Konya, desde donde seguro se sabe que se domesticaron los garbanzos, las lentejas, los guisantes y otras leguminosas (ver mi artículo dedicado a la historia de los garbanzos). Sigue leyendo

Historia del mole en San Mateo Xalpa

Martha Delfin GuillauminHace un par de meses fui con Hugo, mi esposo, y nuestra hija Silvia de visita a San Mateo Xalpa, uno de los catorce pueblos de la Delegación Xochimilco de la Ciudad de México. Una querida alumna universitaria, Marisela, nos invitó a su casa para disfrutar de la comida hecha por su madre que tenía, al parecer, el turno de una mayordomía. Ese día domingo 21 de septiembre se celebraba la fiesta al santo patrono, San Mateo, y se realizaba una fiesta en el pueblo que, aparte de las deliciosas bebidas como el pulque o las ricas viandas, mazorcas de maíz hervidas o tostadas a las brasas, esquite y el pan de fiesta que se vendían en los puestos a lo largo de la calle, incluía juegos para los niños, un par de castillos de fuegos artificiales, el baile de los Chinelos, esos danzantes que “brincan” al bailar vestidos con atuendos de vivos colores y sombreros adornado con cintas y lentejuelas, y música de banda. Sigue leyendo

Vegetales tóxicos para cenar: ¿peligro, o necesidad?

ainaartiÉrase una vez un jardín de inimaginable belleza y abundancia. Gozaba de un clima perennemente benévolo, con árboles cuyas ramas cuajadas de frutos jugosos regalaban a los moradores del vergel toda clase de dulces alimentos. Las espigas enrubiaban todo el año en una cosecha perpetua, las mazorcas de maíz maduraban continuamente.

Todos los vegetales del jardín existían con un único propósito: cubrir toda necesidad de sus habitantes, alimentándolos, vistiéndolos, recreando sus sentidos.

Esos dichosos habitantes, siento decirlo, no somos nosotros.

Y ese jardín es un mito, como también lo es la idea de que los vegetales estén aquí para servirnos, o para cumplir nuestros deseos.

Las plantas están aquí para sobrevivir y reproducirse, como todo hijo de vecino. No tienen el más mínimo interés en ayudarnos, p. ej. alimentándonos, de forma altruista o desinteresada; al fin y al cabo, ¿por qué deberían hacerlo? Sigue leyendo