Un acuerdo municipal contra la pobreza y el hambre en Leiva (Logrono) del año 1803

Carlos AzcoytiaEn la Rioja (Alta alavesa, en el original pero que no debería estar puesto por no ser verdad), de tan buenos vinos tintos, existe un pueblo llamado Leiva, situado casi equidistante de las ciudades de Vitoria al noreste, Logroño el sureste, que es su capital, y  Burgos al suroeste. En la actualidad, como casi todos los pueblos interiores, se está despoblando lentamente en una sangría que, si nada lo remedia, lo hará desaparecer; tiene, según el censo de 2006, 265 habitantes, de los cuales 132 son hombres y 133 mujeres. Prueba de su decadencia son sus 12 nacimientos en la década comprendida entre 1994 y 2004, contra 47 defunciones.

Lo importante, herencia del pasado, es su agricultura y que de seguro los lugareños no saben de su origen, me refiero al cultivo de patatas, pimientos, remolachas y otras verduras, ya que he visitado la web de su ayuntamiento y sobre lo que voy a contar, importante para conocer su historia, ni hacen mención.

Lo que leerá es consecuencia de mis investigaciones referentes a los comedores económicos, la cocina económica y la alimentación a cargo de las sociedades civiles que en la actualidad estoy elaborando y donde, entre otras cosas, me topé con un Acuerdo de su ayuntamiento, el de Leiva, de fecha 25 de diciembre del año 1803 en la que se aprobaba un reglamento para formar una asociación benéfica con el título de ‘Junta de caridad y bien público’,  donde daban el título de Protectora a una misteriosa ‘señora del pueblo’. Sigue leyendo

Historia del primer ‘Milagro Alemán’ a finales del siglo XVIII o el manuscrito de un cónsul español informando sobre el hambre en la Baja Sajonia

Carlos AzcoytiaSorprende saber que el manuscrito que trascribo, un informe casi confidencial que trataba sobre la lucha contra la pobreza en Alemania, saliera a la luz con todo tipo de libertad por orden de Manuel Godoy y Álvarez de Faria, otro gran hombre a rehabilitar, en el ‘Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los párrocos’ del año de 1803 y que sus lectores, que los había de todas las condiciones sociales en el agro español como veremos, se hicieran eco de dicha noticia e intentaran llevarla a la práctica y no desde la iglesia, sino desde los estamentos y organizaciones laicas, entre las que se encontraba desde la Duquesa de Alba o el ayuntamiento de un pequeño pueblo de Logroño, Leiva, entre otros muchos por poner ejemplos extremos, en un intento de parar la miseria de las gentes y así mismo retrasar lo más posible los movimientos obreros que más tarde, con la Era Industrial, cambiaron todas las sociedades de nuestro entorno occidental europeo.

El manuscrito al que hago referencia era un informe del Cónsul General Español en la Baja Baviera (Alemania) de Juan Baptista Virio, que informaba a su ministerio sobre los experimentos económicos y sociales contra la pobreza que había introducido con éxito y mucha imaginación Benjamín Thompson, un inglés nacido en las colonias americanas, exilado por la independencia de Estados Unidos, y que tras el triunfo de sus ideas, como pudieron ser el invento de las cocinas de bajo consumo en combustibles o la erradicación de la pobreza y su lucha contra el hambre en Sajonia, ver su biografía, entre otros, le concedieron y fue conocido por su título nobiliario: Conde de Rumford, persona a rehabilitar históricamente y a la que la humanidad le debe tanto. Sigue leyendo

Bebidas y ambiente social en la Cuba del siglo XIX

 

Ismael SarmientoComo los alimentos sólidos, las bebidas constituyen una importante aportación a la nutrición, y su consumo es uno de los actos que el hombre más aprovecha para establecer sus relaciones sociales. Alrededor de las bebidas, y me refiero tanto a las alcohólicas como a las no alcohólicas, también gira la vida diaria del hombre y con ellas no sólo se satisface una parte de sus necesidades biológicas y físicas sino algunas psíquicas e incluso religiosas. Por lo que, de la misma manera que aquí profundizamos en las bebidas más usadas en la Cuba colonial y en las formas cómo se combinaban y consumían, así dedicamos otro espacio a las relaciones sociales que se establecieron a partir de su consumo; sin duda, actuaciones inherentes a la formación de la identidad cultural del cubano en el siglo XIX.

Para el mejor estudio de las bebidas se han utilizado diferentes clasificaciones, las más frecuentes son las que se agrupan por el tipo de materia prima utilizada (musáceas, semillas, tubérculos, frutas, etcétera); aunque, partiendo de objetivos más específicos, se establezcan semejanzas y diferencias a partir del proceso de fermentación, el efecto refrescante y/o estimulante, la gasificación u otras especificidades, según corresponda en cada caso. En este análisis sólo interesa relacionarlas en dos grupos: uno, el de las bebidas no alcohólicas y, otro, el de las bebidas alcohólicas, y en ambos casos se analizan a partir del consumo, las incidencias que han ejercido en la alimentación y a través de las relaciones sociales que se establecen en la Cuba decimonónica. Sigue leyendo

Raíces de la cultura alimentaria cubana

Ismael Sarmiento

Trabajo de Ismael Sarmiento Ramírez

Comparado con la fuerte herencia de las culturas originarias en los restantes países de América, ha de reconocerse que en las islas del Caribe muy poco han trascendido las culturas aborígenes. Sin embargo, tampoco hay que ignorar los aportes culturales de estos primigenios habitantes en la formación de la identidad criolla como embrión de donde proviene el sector más representativo de la población cubana; su célula económica: el campesinado. Toda vez que en la Cuba del siglo XIX, y todavía en la del XX, se localizan determinados asentamientos aborígenes, muestra de una población que, aún disminuida, no se extingue del todo y pervive en el quehacer cotidiano de este sector. 

Los aportes aborígenes a la alimentación del pueblo cubano son los mismos que se encuentran en todo el Caribe; observándose determinadas diferencias con respecto a los restantes países de América. Sigue leyendo

La duquesa de Alba, la primera demócrata española a comienzos del siglo XIX

Carlos AzcoytiaPoco podían imaginar los sevillanos de finales del siglo XVIII, en concreto el 16 de enero de 1786, sobre el cambio radical que tendrían sus vidas tras una conferencia dictada a miles de kilómetros de su tierra, Turín (Italia), por el ‘protosocialista’ influenciado por Diderot, Coronel Capra, Segundo Director de la Sociedad Agraria de aquella ciudad, en la que ponía, quizá, los pilares de todo un cambio en las estructuras agrarias que desembocaron en la Revolución Francesa, que se produjo en 1789, y que ha perdurado hasta hoy por otros caminos y en otras revoluciones, porque hay que convencerse que nada, ni nadie, hace las cosas de forma espontánea, todo es consecuencia de antecedentes que lentamente van madurando en la mente de todos hasta llegar a materializarse.

Equivocado o no en mis apreciaciones, lo cierto es que en la conferencia a la que hago referencia del citado Coronel Capra, clamando en el desierto, tuvo la lucidez de proclamar una de las reformas agrarias, que de llevarse a efecto, habría frenado la ruptura entre el pueblo, la nobleza, la iglesia y los terratenientes en un mundo que cambiaba demasiado rápido como consecuencia del desarrollo y que intentaba romper con su pasado feudal poniendo las bases que llevarían al mundo a la Era Industrial, una de las épocas más apasionantes de la historia de la humanidad.

Para aquellos interesados adjunto extracto de dicha conferencia al final de este trabajo, aconsejando leerla pensando en el momento histórico en la que se dio y también, poniendo un poco de imaginación, en lo referente a la posible actualización que podríamos hacer sólo cambiando el nombre de terratenientes por la de bancos, para darnos idea que nunca hay nada  nuevo bajo el sol. Sigue leyendo