Conócete a ti mismo.
A sí recomendaba un escrito en el templo de Delfos a todos los visitantes. Un eslogan morrocotudo: breve, pegadizo…pero complicado en su aplicación.
Porque, en la práctica, ¿cómo conseguimos saber quienes somos?
Una posibilidad es el diván del psicólogo. Introspección, reflexión, ahondar en las profundidades del alma humana.
Otra posibilidad es mirar a nuestro alrededor, y ver cómo nos relacionamos: con los demás, pero también con las cosas a nuestro alrededor.
¿Dice algo de nosotros cómo tratamos a nuestros amigos? ¿A un perro callejero?
¿Dice algo de nosotros—como individuos, como pueblos, como especie—lo que cocinamos, y cómo lo cocinamos? La historia de la gastronomía, ¿nos permite conocernos mejor?
Si tu respuesta es Sí, entonces estarás de acuerdo en que también lograremos conocernos mejor si echamos un vistazo a cómo hemos tratado al mundo de las plantas: nos las hemos comido, pero también las hemos cultivado (o recogido silvestres en el campo), las hemos usado como medicina, o para hacer pianos de cola y guitarras, para preparar aspirinas, para decorarnos el cuerpo, o hacer perfumes con ellas, o dibujarlas, o venderlas en el mercado, o adorarlas, o fumárnoslas, o estudiarlas, o…
Wilhem Dilthey afirmó que “Al ser humano no se le conoce por introspección, sino estudiando lo que ha hecho a lo largo de la historia, es decir, por sus creaciones culturales”.
Si tenía razón (y yo creo que la tenía), entonces resulta…que la historia de cómo nos hemos relacionado con las cosas, p. ej. las plantas, no es sólo ‘historia natural’, sino que es un mecanismo para conocernos mejor: un ejercicio filosófico que, encima, es divertido. Nos descubrimos a nosotros mismos a través de historias, e historias sobre plantas y la inteligencia humana es precisamente lo que Aina S. Erice viene a contarnos en su libro recién salido de la imprenta,La Invención del Reino Vegetal.
En él, recoge la propuesta de Jose Antonio Marina, filósofo que apadrina este proyecto de frontera: investigar cómo nos hemos relacionado con las plantas, para intentar averiguar qué dice esto sobre nosotros, la especie humana. En 35 capítulos, de los que ya el mero título vale la pena, nos interna en una selva de datos, hechos y anécdotas, por donde pululan personajes interesantes y enredos divertidos.
Es un “libro ultramoderno capaz de integrar la abstracción y la anécdota, la teoría y el personaje, el rigor y la gracia, la serenidad de la ciencia y la trepidante variedad de la historia, el positivismo de la utilidad y la añoranza de un marco ético.”
Y si has leído hasta aquí…es muy probable que se trate de un libro que te interese. Échale un vistazo.
Cuesta menos que una cena para dos en un restaurante, y proporciona muchas más horas de entretenimiento…
¿Quieres saber más al respecto? Aquí.