Entre las ordenanzas estudiadas, que puede leer en nuestro sitio y que forman un monográfico muy extenso, son quizás las de Cádiz, por su lejanía del centro de poder y pese a ser puerto de mar, las menos permisivas con los derechos humanos como veremos más adelante, quizá porque a la hora de redactarlas, y tras su desarrollo, se dejó su dirección en manos eclesiásticas, ese cáncer, algunas veces con metástasis, que siempre fueron las religiones y mucho más la paternalista cristiana que siempre primó más el castigo y la represión que el perdón y que dejaron poco poder de maniobra a la sociedad civil.
Comienzan dichos estatutos justificando los objetivos de dicha casa de misericordia de la siguiente forma: “Los piadosos fines de esta Casa, son el socorro de los verdaderos necesitados, su instrucción cristiana, y civil, su aplicación al trabajo, el apartar de la vista de los hijos de familia la ociosidad, los vicios, y el mal ejemplo, el promover, y proporcionar auxilios á los vecinos pobres del pueblo para que puedan con su aplicación, y trabajo ganar el sustento, adelantar, y perfeccionar la industria popular, y quitar de raíz los pretestos que fingen los vagos y mal entretenidos para permanecer en las calles, y plazas públicas, introducirse en las casas para conseguir sus malos fines, y engañar á los jueces, y á los piadosos, usurpando las limosnas que solo corresponden á los verdaderos pobres”. Sigue leyendo