Desde que era niña me ha gustado una canción que habla de un personaje llamado Juan Colorado, oriundo de Michoacán que pide charanda para brindar. La letra y la música invitan a la danza, pero, sobre todo, a tratar de saber qué es la charanda. Como también habla de Apatzingán y allí vivió de adolescente mi mamá, entonces, yo le pregunté a ella que qué cosa era la charanda y me dijo que se trata de una bebida muy fuerte que se toma por esos lares; luego, ya de grande, me enteré que es un aguardiente de caña y que de veras es de los brebajes que pegan, como se dice acá en México.
La caña de azúcar y los alambiques para destilar su jugo forman parte de la herencia española en la República Mexicana. Si bien la charanda es un aguardiente, reconocido como el ron de México, cuyo nombre proviene del llamado Cerro de la Charanda, voz p’urhépecha que significa tierra colorada, y que es importante porque allí estuvo la primera destilería virreinal para el jugo de caña en las inmediaciones de Uruapan, Michoacán, [1] hay que tener presente que al aguardiente se les llamaba chinguirito cuando era hecho en la entonces Nueva España. Sigue leyendo