Agradecimientos: mis más sinceras gracias a Kato y Liz por su gran ayuda al haber compartido lo que saben acerca de la tradición gastronómica en Uganda y, en el caso que nos ocupa, especialmente sobre el matoke.
Una de las conversaciones más divertidas que recuerdo haber presenciado (e instigado, lo confieso…) en Uganda fue la crítica que el Sr. E dirigió a la comida italiana: en su opinión, la gastronomía italiana es mucho menos diversa que la ugandesa. Y eso que ha viajado a Italia (¡alojándose con italianos!), lo que lo convierte en un crítico con cierto conocimiento de causa.
Para un italiano, una afirmación así equivale a sacrilegio gastronómico. No, de verdad. Tuvimos suerte de que nadie terminase apuñalado con un tenedor.
Las razones del Sr. E para tan atrevida afirmación eran las siguientes: en Italia, todo se reduce a la pasta. Siempre pasta— preparada en uno u otro modo, combinada con esta o aquella salsa… pero la base de la dieta apenas cambia. En Uganda, en cambio, existen muchas alternativas para dar cuerpo a un plato: tienes matoke, o patatas, o boniatos, o mandioca, o mijo, o maíz… y cada uno de ellos puede combinarse con muchas salsas.
Este discurso disparó un torrente de protestas de mis compañeros italianos, que sacudían la cabeza a toda velocidad en señal de enfática negación. Ma no!, categóricamente no, per carità, no es así en ab-so-luuu-to, y así fueron rompiendo lanzas a favor de uno de los aspectos de la cocina italiana en el que, mira tú por donde, realmente pierde en comparación con la ugandesa.
Fue graciosísimo de presenciar—y, sobre todo, tremendamente divertido echar leña al fuego para poner en un aprieto al orgullo gastronómico italiano. Sigue leyendo