El presente trabajo es una reedición de otro editado sobre el año 2006
Este relato gastronómico pertenece a una colección titulada ‘La taberna de D. Zacarías’.
Salí a pasear, estaba atardeciendo, aún hacía calor pese a estar ya en pleno otoño, era de esos día en los que uno se siente cansado de todo. Como siempre jugaba a perderme entre las callejuelas, sin fijarme mucho a donde me dirigía, me encanta sorprenderme con la arquitectura y el paisaje urbano, absorto en mis pensamientos y apartado del resto de los seres humanos.
Estuve paseando unas dos horas, ya me sentía cansado y empecé a tener hambre, entré en uno de los muchos bares que estratégicamente están distribuidos en cada esquina de todas las calles de la ciudad; mientras me servían una tapa de salmorejo y una cerveza me vino a la cabeza el recuerdo de la cena sorprendente que había tenido lugar, no hacía ni dos semanas, en la taberna de D. Zacarías. Me preguntaba si aquel antro seguiría abierto y si estaría lleno de personas. Sigue leyendo