Primera publicación en 2003; Ampliación: diciembre 2007; Ampliación: junio de 2010; Ampliación: diciembre 2012
Ampliación septiembre de 2015 y marzo 2017 al final del trabajo.
Podríamos definir el caviar como un manjar, no digo alimento, producto del snobismo y la ostentación más que algo hecho para paladares privilegiados, es, desde mi perspectiva, una señal inequívoca del distanciamiento social y económico de las clases pudientes que languidecen en sus cárceles doradas de decadencia y fatuidad. Con esto no quiero decir que me parezca algo no apto para paladares sensibles, muy al contrario, es un alimento rico y sabroso pero magnificado por una sociedad opulenta y elitista que se aburre y que no sabe cómo gastar su dinero o como deslumbrar a sus posibles clientes. Todo en su justa medida está dentro de la normalidad, pero cuando se llega a pagar el peso en oro de algo que nos vamos a comer y que una vez deglutido se convertirá en mierda, sin casi alimentarnos, me parece una aberración y un insulto para todos aquellos que sobreviven con menos del valor de un sólo huevo del llamado caviar de beluga. Sigue leyendo