Este trabajo mes una actualización de otro de fecha julio de 2008
Debieron pasar más de ciento cincuenta años desde su invención por el monje Perignon en el año 1688 para que el champán fuera un vino ‘casi’ aceptado en España, pese a la fama que ya había adquirido en toda Europa, en especial en Francia y Reino Unido. Baste con hacer referencia a la primera vez que se tiene constancia de su consumo en la Corte española en el año 1818, siendo rey Fernando VII, en el que se suministran tan sólo cuatro botellas con ocasión de la celebración del Jueves Santo, de las cuales no se sabe marca ni procedencia pero sí el precio que costó cada una de ellas y que fue de 48 reales. El encargo fue hecho por Antonio Miranda, Jefe del Ramillete del Rey, y se le adeudó a Josef Pascual Cavañas, según consta en el Archivo del Palacio Real, caja 92. Hay que decir que el pedido constaba de 160 botellas de distintos vinos, incluidas 6 botellas de ‘cerbeza’ (sic) a 10 reales la unidad. Desde ese momento no vuelven a encargar más vinos espumosos en la Casa Real hasta el reinado de Amadeo I de Saboya, por lo que puede deducirse que no gustó a los paladares de los Borbones ni de los nobles. Sigue leyendo