A mi compañera de investigación Martha Delfín, sin ella este trabajo estaría plagado de errores
Cuando comencé a escribir el presente trabajo lo tomé como un descanso en mi investigación a caballo entre otros dos que me tienen muy ocupado y casi colapsado por la complejidad en sus contenidos y de los que ya tendrá noticias más delante. Este ‘casi’ descanso, como casi todo cuando se toma de forma seria, se ha ido complicando hasta convertirse en otro de similares características, aunque éste lo estoy tomando ya como un reto que debo solucionar.
En principio la idea era hacer un estudio sobre la mitología de los alimentos en América, de forma que con el tiempo enlazara con otros similares de otras partes del mundo, pero se ha ido complicando hasta convertirse en un gran estudio de investigación, que por otra parte me deja el sabor de boca que está incompleto, así que intento solucionar dicho problema en ir sumando, más adelante, a este trabajo todo lo que encuentre y sea novedad, por lo qué debe tomarse lo que está leyendo en un trabajo vivo que irá creciendo en el tiempo, de ahí qué le aconsejo, si está interesado en el tema, que lo visite con cierta regularidad.
El ser humano como tal, casi desde sus orígenes y como animal social que es, se formó en grupos familiares estables de recolectores, para más tarde en plurifamiliares, formando concentraciones de población, tras la domesticación tanto de animales como vegetales, que hizo más fáciles sus vidas, tema en el que no voy a entrar en el presente trabajo por lo qué lo invito a leer un ambicioso proyecto inconcluso que comencé hace ya algunos años y que puede ver en ‘La loca historia de la gastronomía’. Sigue leyendo