DIONISOS Y LA MANZANA DE LA DISCORDIA.

La introducción de Dionisos en el Olimpo y la presentación del vino en la mesa de los Dioses, originó una famosa leyenda, una disputa muy original, que llega hasta nuestros días mencionada con frecuencia, pero, mejor relatamos esta historia desde el principio.

Para el 17 de Abril del año de las flores, se había pactado el matrimonio de Casius y Leyla, la ceremonia debería ser especial, según los deseos del propio Zeus, promotor de esta unión sentimental, había llegado el momento de imponer una singular pausa a esa epoca de violencia y desavenencias divinas y no había mejor ocasión para una reconciliación familiar que una inocente fiesta de bodas.

Los problemas en el entorno de Zeus habían comenzado con la llegada al Olimpo de la diosa Afrodita (Venus), La hija de Dione esperó ese día tan ansiado para ella a orillas del mar, engalanada y encima de una enorme concha nacarada, un blanco coche tirado por palomas fue enviado por su padre Zeus para que la subieran por fin al Olimpo.

Cuando llegó allí, deslumbrante y encantadora, origino de inmediato los celos de las otras dos bellas del entorno cercano al rey de los dioses, Su esposa Hera(Juno) y su inteligente hija Atenea (Minerva), que se sabían las más bellas del Olimpo. Habían mantenido su relación familiar con un buen nivel de armonía, ambas aceptaban una dual primacía por el encanto y la belleza en la corte, pero al ver llegar a Afrodita en forma tan espectacular, ambas la empezaron a detestar de inmediato por su encanto y hermosura.

La rubia Afrodita, pelilarga, curvilínea, desinhibida y coqueta, era naturalmente una encantadora de hombres, que le prodigaron de inmediato toda su atención. Pasar a un segundo plano de la fama no les causaba ninguna gracia a las también esplendorosas Hera y Atenea.

Desde ese momento se multiplicaron los problemas familiares para Zeus, dimes y diretes, competencia entre las tres por perfumes, vestidos, joyas, protagonismo y atención del poderoso dios, quien se declaraba incompetente para enfrentar tan delicado e intrincado problema familiar entre su esposa y sus dos bellas hijas.

Hermes, principal consejero real, le sugirió un día, que si les encargaba una tarea sencilla y frívola, quizás formarían el equipo deseado olvidando sus rencillas, Zeus acepta la sugerencia y solicita a Hera y a sus hijas Atenea y Afrodita que organizaran la fiesta en mención y lo hizo amablemente, lanzándoles una lisonja: "ustedes son el ramillete mas hermoso que se pueda imaginar, resplandecen con absoluta armonía, quiero pedirles un favor muy especial, encargarles organicen una gran fiesta para el matrimonio de Casius y Leyla, lo he prometido y se que ustedes pueden hacer esta tarea mejor que nadie.

El plan de reconciliación comenzó a funcionar, las tres hermosas damas, aceptaron el encargo y diligentemente comenzaron a trabajar por primera vez juntas y en plena armonía, aceptaron la idea de convocar a Dionisos, y su alegre comparsa, habían escuchado del famoso viñatero, era sin duda el que amenizaba las mas alegras y divertidas fiestas utilizando la nueva y mágica bebida llamada vino.

Contactaron a Dionisos en Tebas, quien acepto de inmediato el encargo, había llegado la hora de actuar ante los más ricos y poderosos, es importante hacer notar que ninguno de los personajes involucrados sabia el verdadero origen divino de Dionisos, este descubrimiento origina otra historia que se las relatare después.

Las tres diosas organizaron la fiesta es forma espectacular, para la teatral presentación del vino, habían previsto una hermosa mesa labrada y adornada con pámpanos y piedras preciosas, en el centro habían dejado un espacio para que las Ninfas pusieran un cántaro de alabastro azul cielo que traerían pasándolo de mano en mano en medio de una sensual danza, luego servirían su vino en un cáliz de oro y el propio Dionisos se lo ofrecería el poderoso Zeus a través de un ingenioso y musical brindis. Pero todo no sucedió de acuerdo a lo planeado...

Habitaba en el Olimpo una fastidiosa mujer, Eris (Discordia), que generaba peleas y disgustos en todas partes. Desde la llegada de Afrodita al Olimpo había utilizado sus malas artes y chismes para alentar el enfrentamiento entre las tres bellezas.

Hacer maldades era el deporte favorito de Eris, producir discordia le causaba mucho placer, la esencia de su intrincada personalidad le indicaba que no podía dejar pasar la ocasión de ese matrimonio, que para ella constituía una repugnante y absurda muestra de entendimiento y armonía. Se le ocurrió un diabólico plan, cogió una manzana de oro y la rotuló: "Para la más hermosa", y la coloca como un presente en el momento preciso y en la mesa donde las Ninfas deberían colocar el ánfora de vino, era justo el sitio, centro de la atención, donde la pudieran ver las tres diosas (Hera, Minerva y Afrodita), y por supuesto todo el resto de los cientos de asistentes a la fiesta.

Una de las doncellas bacantes, inocentemente levanta con suavidad la manzana de oro y trata de encontrar a su destinataria, es decir a la más bella, Las tres Diosas se levantaron al unísono y cada una trato de recibir la manzana, por que se creía la más bonita. Como ustedes se imaginaran se armó una gran discusión, hasta que tuvo que intervenir Zeus quien finalmente dijo: "Este problema que lo resuelva definitivamente el experto en belleza femenina, el joven Paris". De esta manera pudo capear el temporal y continuar la ceremonia de presentación de la nueva y singular bebida, el vino.

Al día siguiente partieron las tres bellas damas para el Monte Ida, donde vivía el joven héroe Paris, hijo de Príamo y Hécuba, los reyes de Troya. Algunos años antes, un día cuando Hécuba estaba embarazada, tuvo un sueño en el que el niño que estaba gestando se volvía una antorcha con la que se incendiaba Troya, ella le contó asustada el sueño a su esposo Príamo, quien después de consultar el significado del sueño con el sacerdote supremo, sentencio que era una premonición, entonces Príamo dio la orden de que cuando naciera el niño lo mataran.

El día del nacimiento, su madre se lo dio a un fiel esclavo para que lo dejara en el lejano monte Ida, envuelto en un humilde lienzo de lino, allí lo encontró un pastor, lo llamó Paris y lo crió con mucho amor. Creció fuerte y buen mozo. Un romántico atardecer se encontró en el bosque con la ninfa Enone, se enamoraron y se casaron. Después la leyenda señala una larga lista de admiradoras de su estupenda figura y particular estilo de seducción, situación que le origino fama, entre las más prestigiosas damas de la región, de gran amante y experto en belleza femenina. Donde este seductor es que envió Zeus a las tres diosas para que resolvieran el problema de la Manzana de la Discordia. Cuando estuvo Paris frente a ellas comprendió rápidamente que tenia un gran problema como dirimente de tan subjetiva contienda y más aun cuando las tres poderosas diosas trataron de sobornarlo en secreto.

Hera lo llamó y le dijo: -Si me escoges a mí te regalo grandes extensiones de tierra fértil en el Asia. Atenea le ofreció: Si me escoges a mí te vuelvo sabio y propicio que ganes todas las batallas que tengas con los griegos, y Afrodita le dijo: Si me escoges a mí, te doy como premio a la doncella más hermosa que alguien pueda imaginar. Paris, mujeriego recalcitrante, sin pensarlo dos veces optó por la propuesta de perfección y lujuria de Afrodita, y le entregó en ceremonia publica la Manzana de la Discordia, en medio de las protestas y amenazas de Hera y Atenea. Ustedes conocen la otra historia, algunas semanas después Paris tuvo que viajar a Esparta donde conoció a Helena, que era entonces la mujer más bella del mundo y de acuerdo al hechizo se enamoro de ella, abandono a Enone, fue correspondido en amores por Helena y se escaparon, escondiéndose en Troya.

La otra bella de la historia, la mítica Helena de Troya, era la esposa del espartano rey Menelao que cuando se entero de la escandalosa noticia convoco a los jefes griegos y armó un gran ejercito para recobrar a su bella esposa y de esta manera comienza la otra gran epopeya que es la famosa guerra de Troya.

Y en medio del fragor la fascinante historia del vino.

continua...