Un diáfano día de primavera, Dionisos y Ariadna llegaron a una hermosa y florida región, en las riberas del rió Hebro, en Tracia, donde sus habitantes les acogieron con amistad e interés por conocer los muchos secretos de la enología. Cuando terminaban las faenas en el campo, los escogidos disfrutaban de la música y el vino de Dionisos, mientras escuchaban sus fantásticas historias.

Uno de los discípulos mas aprovechados fue un joven poeta llamado Orfeo, no-solo era un buen trabajador en el campo, también tenia un gran talento artístico, nuestros dos personajes hicieron una sincera y gran amistad. En las horas de tertulia, Dionisos le enseño a tocar la lira y especialmente la flauta de Pan, Orfeo aprendió con tanta destreza y rapidez que sorprendía a su instructor, cuenta la historia que alcanzo tal virtuosismo con su música que podía amansar a los animales salvajes y detener el agua de los ríos, también las piedras y los árboles se movían para poder escucharle, como muchas veces sucede, el alumno había superado al maestro. Su talento le venia de herencia, Orfeo era hijo de Calíope, la de la dulce voz, una de las nueve musas que inspiraban a los vates y a los músicos, la más augusta y noble de todas y por supuesto tan virtuoso ser había concentrado sus genes en su aplicado retoño.

Orfeo, también era un héroe, debido a la participación en la expedición de los Argonautas, a quienes alentó con su canto y gracias a esta argucia pudieron atravesar indemnes la morada de las Sirenas. Orfeo se había casado con una doncella hermosa que era la fuente de su constante inspiración, estaban muy enamorados, sin lugar a dudas la ninfa Eurídice superaba cualquier expectativa y lograba que su diestro esposo, fuera inmensamente feliz.

Pero un nefasto día, cuando Eurídice estaba en el campo pisó sin darse cuenta una serpiente venenosa que la mordió en un tobillo. Eurídice murió a las pocas horas, tal fue el dolor de la tragedia, que genero de inmediato una singular ola de amargo y frió sentimiento que cubrió a Orfeo y lo enmudeció, desde ese instante no volvió a emitir ningún sonido, ni a moverse, tratando con su concentración de preservar en su interior todo el amor perdido.

Dionisos fue el único que pudo convencerlo que existía una alternativa a su muerte por inanición y que esta opción no era la única manera de alcanzar el anhelo de reunirse lo mas pronto posible con su amada Eurídice. Dionisos le dijo que era el momento de luchar y no dejarse morir, deberían unir fuerzas y tratar de arrancarle al destino tan fatal decisión. El le enseñaría que hacer. La reacción de Orfeo fue inmediata, decidió ir donde Hades, en el reino de las tinieblas, para buscar a su esposa fallecida. Hades, hermano de Zeus y Poseidón, era el soberano de los espíritus de los muertos, es el despiadado e inexorable enemigo de todo lo que represente vida y odiado por este hecho por los dioses y los hombres. Tenia como fiel guardián al can Cerbero de tres cabezas y el pelo formado por serpientes, este horrible ser dispensaba una afectuosa acogida a los que entraban a sus dominios, pero si alguno pretendía salir tenia que enfrentarlo y evidentemente esto era muy difícil por su enorme poderío. Es celebre la historia de Hades y Perséfone, un día la hija de Zeus y Deméter, siendo aun doncella, mientras recogía flores cerca de su casa en Ena, Sicilia fue sorprendida por Hades quien la rapta y conduce en su carro de fuego al mundo de las tinieblas. Su madre Deméter, acude donde el poderoso Zeus a pedir ayuda y venganza y le recuerda tiempos pasados. Para calmar la ira de la diosa de la agricultura, el soberano del cielo envió a Hermes a traerla de vuelta, pero se encuentran ante una realidad, Perséfone ya es la esposa de Hades, quien la a hechizado con un poderoso filtro de amor. Deméter insiste, necesita a su hija, por que es el vehículo de la fertilidad de los campos y sin su presencia todos los prados serán estériles. Llegan a un acuerdo final, dos tercios del año Perséfone permanecería con su madre en el mundo superior, al termino de ese periodo tenia que regresar con su marido y gobernar como la diosa sombría de la muerte.

Este hecho determina que Perséfone sea el símbolo de la vida vegetativa, que nace y muere con el cambio de las estaciones. En la primavera cuando las plantas brotan ella se eleva hacia su madre y vuelve a ser virgen y cuando llega el tiempo de la siembra, regresa a su mundo subterráneo, igual que las semillas que se colocan en las frías sepulturas de la tierra.

Orfeo tiene que seguir fielmente las indicaciones de su amigo y maestro Dionisos, que le entrega un mapa que señalaba como encontrar el reino de Hades, debería llegar al oeste del rió Océano, buscar allí una pradera cubierta de asfódela, una maleza de aspecto triste, luego seguir un sendero bordeado de sauces y álamos estériles que lo conduciría hasta la laguna Estigia, que estaba atravesada por el Aqueronte, rió de los infortunios, el Cocitos, río de los lamentos, el Flegetón y el Periflegetón los ríos de fuego, hasta llegar al Leteo, el río del olvido, donde las almas de los muertos bebían de sus aguas para olvidar su existencia terrenal. Para atravesar tan formidable barrera y llegar a Erebos, la morada de los poderes subterráneos, donde existía la completa oscuridad, primero debería convencer al barquero Caronte, anciano sombrío y tétrico que era el único que podía cruzar los ríos malditos, transportando en su chalupa las almas de los muertos rumbo al espacio de las sombras. Luego ya en las puertas del reino de Hades, al irascible guardián Cerbero y después nada menos que a las terribles Furias.

Dionisos también entrega a Orfeo, una preciosa Jarra de Jade que contenía un especial vino, que tenia la virtud de crear en el que lo bebiera una buena predisposición por la armonía y la amistad, este ceramio debería ser el presente para Hades, enseguida le enseña una Cornucopia de Oro de donde brotaban a voluntad sarmientos de vid, que seria el especial regalo para Perséfone.

Las indicaciones complementarias para Orfeo fueron, primero tendría que ir en paz y sus únicas armas deberían ser la sinceridad y la confianza. Después de muchas jornadas de viaje llegó, siguiendo las indicaciones, a la brumosa laguna Estigia donde encontró al barquero Caronte quien no quiso transportarlo porque sólo llevaba a los muertos y él estaba vivo. Orfeo, le explico mientras le servia un vaso de vino, que con su esposa Eurídice formaban una pareja indisoluble y que si ella estaba muerta el también lo estaba y por lo tanto podía transportarlo, entonces Orfeo entonó un himno como suplica, en el que resumía su triste historia, con tanto sentimiento que conmovió a Caronte, que acepto conducirlo al otro lado de la laguna, a través de los ríos malditos.

Cuando estuvo frente a la enorme puerta de bronce que iniciaba el camino sin retorno al mas allá, utilizo los mismos argumentos para convencer al can Cerbero y a las Tres Furias, las diosas de la venganza, Allecto, la que no descansa, Tisifane, la vengadora del crimen y Megara, la celosa, eran las revindicadoras de toda trasgresión humana y las encargadas de fijar el castigo merecido a cada nuevo habitante del reino de las tinieblas, su principio era simple, ojo por ojo, diente por diente. Inexplicablemente estos duros personajes cedieron ante un hechizo de amor, ante la sentida melodía del canto de Orfeo y lo dejaron pasar.

En menos tiempo de lo que cualquiera se hubiera imaginado, nuestro héroe, se encontraba cruzando las colosales columnas del palacio de la oscuridad impenetrable y recorría un tétrico pasadizo hasta llegar e una enorme y austera habitación, en medio de la cual estaban en su trono de piedra Hades y Perséfone, quienes no pudieron ocultar su sorpresa al ver delante de ellos a un joven, flaco y desgreñado, que los mira directamente a los ojos, saca de una bolsa unos regalos, los coloca a sus pies y acompañado con su lira y sin mas preámbulos comienza a cantar una solicitud de ayuda, mediante una muy dulce melodía pide que le permitieran vivir junto a su amada Eurídice. La reina se conmovió de tal manera con la triste historia, que sin salir todavía de su sorpresa y estupor, intercedió ante su poderoso esposo para que accediera a la solicitud del poeta enamorado.

Hades, acepto rápidamente la solicitud de Perséfone, con tal de deshacerse de este incomodo y bullicioso personaje que no encajaba con ninguna de las características de su frío y silencioso mundo. El soberano sentencia: Orfeo, puedes regresar a tu mundo, recorre lentamente el camino por donde viniste, sin prisa y sin pausa, Eurídice te seguirá, pero te impondré como única condición, la prohibición de observar los detalles del mundo de las tinieblas y menos voltear la cabeza para mirar de donde vienes.

Orfeo, agradeció con una profunda venia y silenciosamente volvió tras sus pasos, rumbo a la vida y la felicidad. Pero... siempre existe uno, lamentablemente, cerca de la laguna Estigia le comenzó a invadir la duda... ¿y si Eurídice no lo estaba siguiendo?... un deseo incontrolable de verificar este hecho, le hizo volver la cabeza hacia el camino, justo cuando subía a la embarcación de Caronte y vio unos pasos mas atrás a la dulce Eurídice que lo miraba sonriente.

Pero Orfeo había desobedecido las indicaciones de Hades y Perséfone, la concesión había terminado, desesperado vio mientras se alejaba de la orilla en la embarcación de Caronte, como las Furias tomaban de la mano a su amada y la conducían de regreso al mundo de la desesperanza y el frío eterno de la muerte.

Orfeo regresa a Tracia, esta desconsolado, sabia que hacer, tenia que encontrar la muerte, pero era necesario determinar la forma que posibilitaría su anhelado encuentro en él mas allá con su amada Eurídice. Se debería dirigir hacia el Oráculo de Clarus, cerca de Colofón, donde podría consultar a Manto, profetisa mítica, hija de Teiresias. Dionisos la conocía y era su amigo, estaba seguro que su maestro lo acompañaría y que intercedería por él, para que Manto lo recibiera de inmediato y le otorgue una audición, ella le diría que hacer indagando en los misterios insondables del futuro.

Manto había recibido sus poderes directamente de Zeus, a su padre Teiresias, el famoso profeta ciego, los dioses le habían quitado la vista, solo cuando tenia siete años de edad, por que había revelado a los hombres cosas del Olimpo que estos no debían conocer, Teiresias debido a su corta edad e inexperiencia no conocía la trascendencia del secreto divino.

A Zeus le pareció excesivo el irreversible castigo del consejo del Olimpo a un infante, a modo de compensación le otorga a Teiresias el don de la profecía, con el que podría "ver" el futuro y también le concede una vida siete veces más larga que la común de los hombres, estos dones se transmitirían a su primer hijo, que en nuestra historia resulto hija, a la que llamo Manto.

De esta manera, unos años mas tarde, Manto convirtió, con sus certeras profecías, a Clarus en el Oráculo más famoso de la región. En él termino de la distancia, Dionisos toca a su puerta, le presenta a Orfeo y le pide como un favor muy especial un derrotero para posibilitar el tan ansiado encuentro con la difunta Eurídice.

Manto se concentra observando las brasas de un rojo cristal y comienza diciendo, en el mundo subterráneo no es posible el encuentro de sus espíritus, por que las aguas del rió Leteo harían olvidar a Orfeo de su vida terrenal, además el can Cerbero y las Tres Furias impedirían su retorno del reino de la soledad, tampoco Hades y Perséfone tienen el poder ni el deseo de devolver la vida terrenal de Eurídice. Por lo tanto la única posibilidad que queda es el Olimpo, y termina diciendo en el mundo superior el personaje adecuado y con el suficiente poder para lograr este milagro de amor es Apolo.

El dios de la luz recibió de inmediato a Dionisos, le dijo "sé que eres el famoso viñatero, estoy siguiendo interesado tu labor de difusión de la planta que te dio mi hermano Hermes y de la bebida que preparas con ella... por lo que te felicito... solicítame lo que quieras y te concederé el deseo",... gracias poderoso Apolo, responde Dionisos pero la gracia que vengo a pedirte no es para mi, sino para Orfeo, un joven poeta, hijo de Calíope, musa que alguna vez amaste con frenesí. El resplandeciente dios escucha la historia con atención, no puede negar nada al hijo de su recordada amante.

Cuentan los que estuvieron allí que fueron las Ménades las encargadas de dar a Orfeo una muerte de héroe, lucharon con valentía y decisión, según el ritual convenido, luego procedieron ceremonialmente con su cuerpo inerte y lo cubrieron con ramas de vid.

Las musas recogieron el cuerpo de Orfeo y lo enterraron al pié del monte Olimpo donde se dice que los ruiseñores cantan con más dulzura que en ningún otro lugar. Apolo llevó la lira de Orfeo al cielo y formó la constelación que desde entonces lleva el nombre de la Lira.

Orfeo fue conducido en un carruaje tirado por cuatro corceles blancos a los Campos Elíseos (el cielo) donde encontró a Eurídice. Apolo había arreglado allí su presencia con la anuencia de Zeus, Hades y Perséfone, y desde esa fecha los jóvenes amantes no se han vuelto a separar jamás y de cuando en cuando disfrutan de un suculento Merlot.

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