Desde
que era niña me gustaba mucho comer guayaba y disfrutarla preparada
de diversas maneras, es decir, como licuado con leche, como atole de
guayaba, como ponche navideño de frutas que incluía por supuesto la
exquisita guayaba, como agua de guayaba, y, sobre todo, como sabrosa
empanada de guayaba que hacía mi mamá. De hecho, en una temporada de
crisis familiar por la devaluación del peso en 1976, mi madre se
apresuró a ayudar a la economía familiar preparando riquísimas
empanadas de guayaba que vendíamos a los vecinos del barrio y
también en la cafetería de mi escuela preparatoria en Ciudad Juárez,
Chihuahua, la querida Prepa del Chamizal.
Empanadas de guayaba hechas por Martha Delfín Guillaumin (Foto de la
autora)
¿Qué es la guayaba? Una rica fruta americana que fue muy
importante para la dieta pero también para la salud desde la época
prehispánica. Su nombre científico es
Psidium
guajava L.
En náhuatl fue y es conocida como
Xalxócotl, que según el Diccionario de la lengua náhuatl o
mexicana de Rêmi Simêon significa:
Árbol
grande del que se cuentan varias especies; su fruto, que lleva el
mismo nombre, era llamado en las Antillas guayabo, de donde se
deriva la palabra guayaba; es sabroso y detiene la diarrea
Incluso, la palabra, según refiere este autor, se forma de xalli y
xocotl que significan arena, piedra pulverizada la primera, y fruta
la otra. De cualquier forma, el nombre que se utiliza generalmente
para referirse a este fruto es el de guayaba. Por su parte, fray
Bernardino de Sahagún escribió en el siglo XVI que:
Los árboles
en que se hacen las guayabas se llaman xalxócotl o
xalxococuáhuitl. Son estos árboles pequeños, y tienen las hojas
y las ramas ralas. El fruto destos árboles se llaman xalxócotl.
Son por de fuera amarillas o verdinegras. De dentro unas blancas
y otras coloradas o encarnadas. Tienen muchos granitos de dentro.
Son muy bueno de comer. Estancan las cámaras.
¿Qué son las cámaras? Es el nombre que se le daba a la diarrea. Sin
embargo, habría que “aclarar que en la medicina española del siglo
XVI, el término disentería, que es de origen griego, se empleaba
exclusivamente para denominar el trastorno intestinal que se
manifiesta como episodios de diarrea con sangre. Así pues, los
médicos aplicaban el término disentería solamente a las
diarreas más graves, mientras que a los otros tipos, menos graves
aunque más frecuentes, las denominaban cámaras.”
Nicolás de Monardes y Alfaro, en su
libro Historia medicinal que trata de las cosas que se traen de
nuestras Indias Occidentales, que sirven al uso de la medicina.
Donde se ponen muchas cosas Medicinales que tienen grandes secretos
y virtudes, escrito en1574, informa que:
Trajeron me de Tierra Firme, la simiente de aquel
fruto, tan celebrado de los Indios, y de los Españoles, que llaman
Guayavas. Son los árboles que llevan este fruto de mediana grandeza,
echan, las ramas desparcidas, llevan la hoja a la manera de laurel,
la flor que echa es blanca, a la manera del azahar, salvo que es
algo mayor, es olorosa, dase mucho este árbol en cualquier parte que
se siembra, y multiplica y cunde tanto que lo tienen por maleza de
la tierra, que muchos campos pierden el pasto de los ganados por
ellos, que se entreteje como zarzas: la fruta que llevan es como de
manzanas nuestras, del tamaño de camuesas, es verde cuando nace, y
como se va madurando se va tornando amarilla, es blanca en lo
interior y algunas rosadas: cortada tiene cuatro divisiones, o vasos
donde tienen la simienta, la cual es como simiente de nísperos
durísima, en el color leonada, toda es cuesco no tiene médula, es
sin sabor alguno: para comer estas manzanas las mondan de la
cáscara.
Es fruta agradable, sana y de buena digestión:
cuando están verdes se dan en cámaras, porque restriñen y aprietan
mucho, cuando están muy maduras laxan el vientre, cuando están buena
sazón asadas son buenas, para sanos y enfermos, porque así son
mejores y más sanas y de mejor gusto, y las mejores son de los
árboles cultivados: usan los indios las hojas en cocimientos, con
las cuales lavando las piernas hinchadas las deshinchan, y el bazo
opilado lavado con el tal cocimiento se deshincha y deshace. Parece
fruta fría, y así la dan asada a los que tienen calentura: es muy
común en todas las Indias.
Por su parte,
Xavier
Lozoya, en su reciente obra sobre La herbolaria en México,
nos dice que:
Los
herbarios domésticos, es decir, los libros de recetas basadas en
plantas medicinales, proliferaron a partir de algunas obras básicas
de medicina publicadas en México y de donde se obtenía la
información práctica. Las publicaciones médicas más conocidas fueron
el Tratado breve de medicina, anatomía y cirugía de Augusto
Farfán, publicado en 1579 y reimpreso en 1582; la Verdadera
medicina, cirugía y astrología de Juan de Barrios, publicada en
1607; los Cuatro libros de la naturaleza y virtudes de las
plantas de fray Francisco Ximénez, publicado en 1615, y el
Tesoro de medicinas de Gregorio López, de 1672, entre otros.
Surgieron
además otros libros llamados de medicina doméstica, que, copiados a
mano y pasados de familia en familia por generaciones, se
enriquecían con datos que los usuarios les agregaban. Estos
cuadernos fueron, durante más de un siglo, la fuente de curación
doméstica de un sinnúmero de padecimientos comunes.
De hecho, <Casi
a finales del siglo XVII, Gregorio López repite la información de
Monardes diciendo, "es usada para piernas hinchadas, el bazo
opilado, para las encías descarnadas y dientes".>
Por otro lado, es necesario mencionar que el uso de
la guayaba también tiene que ver con las tradiciones y leyendas de
los habitantes de los pueblos originarios de México. No sólo se
utiliza contra los malestares estomacales sino que:
Los mixes, totonacos y zapotecos la usan en diversos
tratamientos del susto, cuyo origen puede ser diverso:
"encuentros súbitos, caídas, accidentes, amenazas, presencia de
muertes violentas, transitar por lugares peligrosos, sueños,
extraviarse o violar normas". Esto provoca la pérdida de la entidad
anímica (alma) y si no se atiende oportunamente, puede ocasionar la
muerte. A veces se vincula con la brujería, la aparición de
entidades sobrenaturales como duendes, difuntos y fantasmas. Los
síntomas más comunes son falta de apetito, decaimiento, frío
en las extremidades, mucho sueño, inquietud en el sueño, palidez,
insomnio, tristeza, angustia, desmayos, fríos leves, dolor de cabeza
y puede asociarse con cualquiera de estas enfermedades: úlcera,
presión, diabetes o derivar hacia alguna de éstas.
Es decir, la guayaba también forma parte de la medicina
tradicional mexicana, aunque en fechas recientes se ha apreciado su
uso por los laboratorios farmacéuticos para preparar medicamentos
contra los malestares estomacales, en particular, la diarrea.
Cuando los españoles describían la guayaba en los
primeros años de la conquista decían que ésta <les parecía
manzana maciza, aunque reconocían que “para quien la tiene en
costumbre es muy buena fruta, y mucho mejor que las manzanas”.>
De igual forma, los europeos durante el período colonial registraron
sus usos medicinales como, por ejemplo, el protomédico Francisco
Hernández, en su obra Historia Natural de la Nueva España,
dijo que sus “hojas eran empleadas por los indios para preparar una
infusión que, bebida, servía de remedio a las “cámaras” o
evacuaciones diarreicas. Actualmente se sabe que el efecto
antimotílico intestinal se debe a su contenido de flavonoides
del cual la quercetina es el principio activo antidirreico.”
Para concluir este escrito, deseo comentar que la receta
de las empanadas de guayaba de mi madre, María del Rosario
Guillaumin Sevilla de Delfín, anotada en su libro de recetas
familiares, me sirvió para elaborar las que ahora disfruto junto con
mi esposo y mi hija. No sé hacerlas con el toque especial que le
daba mi mamá, pero sí que son sabrosas.
Guayaba
rosada
Nicolás de Monardes y Alfaro, Historia medicinal que trata de
las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales, que
sirven al uso de la medicina. Donde se ponen muchas cosas
Medicinales que tienen grandes secretos y virtudes, Libro
Tercero. Publicado en Sevilla en Casa de Alonso. Escribano
Impresor, en la calle de la Sierpe. 1574, citado por J. P.
Legran, Nuevo manual de cocinero cubano y español con un
tratado escojido [sic] de dulcería, pastelería y
bollería al estilo de Cuba. Indispensable para aprender y
componer de comer con la mayor perfección y economía, y
necesario a todas las clases de la sociedad, y en particular a
los gastrónomos, madres de familia, fondistas, etc. Imprenta
La Intrépida de la Habana, 1864.
Xavier
Lozoya, op. cit., p. 19. De cualquier manera no siempre
la opinión sobre la guayaba fue del todo positiva. Por ejemplo,
en Colombia durante el período colonial español fray Pedro Simón
(1627) escribió que la guayaba: “Es una fruta colorada por de
dentro y de fuera, del tamaño de manzanas, con unos granillos,
no pocos ni blandos. Suelen comerla los animales, y de los
granillos que echan en el estiércol nacen luego guayabos y suele
de esta manera echarse a perder la tierra, y hacerse tan
espesos, que no se puede beneficiar el ganado, ni halla qué
comer, porque debajo de este árbol no se cría yerba, como se ha
visto todo en la isla de Santo Domingo. Son facilísimas de
corromperse y llenarse de gusanos. Hácese de ellas buena
conserva; algunas hay blancas de dos o tres maneras. Estas son
muy mejores para todo, aunque iguales en criar gusanos. Algunos
dicen que no es esta fruta natural de las Indias sino que la
trajeron los primeros españoles con otras”, Fray Pedro Simón
y su Vocabulario de Americanismos, Instituto Caro y Cuervo,
Bogotá, 1986, p. 68.