Un veneno llamado patata

 Estudio de Carlos Azcoytia
Marzo 2009

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Buscando información referente a la enfermedad de la pelagra, producida por la ingestión del maíz, me topé con un antiguo libro de la familia editado en 1886, titulado 'Manual de medicina legal y toxicología clínica y médico-legal', escrito por el Dr. Ch. Vibert, médico del Tribunal del Sena y Jefe de trabajos anatomopatológicos en el Laboratorio de Medicina Legal de la facultad de Medicina de París, siendo ésta una traducción del Dr. Manuel Saforcada, cuyo ejemplar pertenece a la 9ª edición, donde habla, dentro de los envenenamientos por los alimentos vegetales, de un tipo de intoxicación producida por la patata que en un principio me dejó perplejo, pero que tras esta pista he podido comprobar, por otros caminos, la veracidad de dicho estudio.

"A veces las patatas han originado envenenamientos colectivos más o menos numerosos", con estas palabras comienza a contar el Dr. Vibert este tipo de intoxicación, para continuar explicando los condicionantes para que puedan darse este tipo de envenenamiento y que consiste en una gran concentración de solanina, producida por la planta, sobre todo en las patatas nuevas que no han llegado a madurar y más aún por los vástagos y raíces, producto de la germinación al aire libre de las patatas viejas. Por otra parte también en las que están averiadas existen grandes cantidades este tóxico, así como las enmohecidas.

La solanina está siempre presente en la patata en pequeñas proporciones, pero en los casos anteriormente indicados aumenta su presencia considerablemente. Las concentraciones del tóxico se encuentran en la piel e inmediatamente debajo de ésta.

Normalmente el envenenamiento es poco grave según cuenta, ya que en aquella época, de 800 casos estudiados, no hubo ninguno mortal; siendo sus síntomas, que aparecen al cabo de unas horas tras la ingesta, cefaleas, vértigos, vómitos y con más rareza delirio, aceleración del pulso, midriasis (dilatación anormal de la pupila con inmovilidad del iris), trismus (incapacidad para poder abrir la boca por inflamación de los músculos elevadores mandibulares) y convulsiones.

Siguiendo mi investigación he podido saber cuando se produjo la primera intoxicación masiva producida por la patata en Europa, al menos de forma documentada, fue en un batallón del ejército alemán acantonado en Hammelburg, al noroeste de Nüremberg, donde cayeron enfermos entre 150 y 180 soldados, todos los cuales habían comido una ensalada de patatas hechas o adobadas 24 horas antes; estos hechos ocurrieron en el año 1904.

Para terminar este estudio creo importante describir, aunque sólo sea someramente y para aquellos que no lo sepan o no quieran molestarse en buscarlo, que es la solanina: según estudios modernos de este gluco-alcaloide se sabe que es un potente veneno que se produce tanto en los brotes de la patata como en el tomate y la belladona, pudiendo existir en cualquier parte de la planta, incluidas las hojas, frutas y tubérculos. La solanina se produce como un mecanismo de defensa natural de la planta  contra los insectos, las enfermedades y los depredadores, teniendo por tanto una función funguicida y plaguicida.

Normalmente una patata contiene 0,2 miligramos por gramo de solanina, pero aquellas que se exponen a la luz y comienzan a germinar pueden contener concentraciones de 1 miligramo o más de dicha sustancia, lo que la puede convertir en peligrosa si se come con la piel, ya que como he indicado es donde se concentra principalmente el veneno.

  La experiencia médica y las investigaciones modernas indican que la intoxicación producida por la solanina produce trastornos gastrointestinales y neurológicos. Los síntomas incluyen nauseas, diarreas, vómitos, calambres en el estómago, dolor de garganta, cefaleas y mareos; para en los casos graves producir alucinaciones, pérdida de sensibilidad exterior, parálisis, fiebre, ictericia, dilatación de las pupilas y hipotermia.

Para terminar sólo me resta decir que en grandes cantidades puede causar la muerte, a razón de 3 a 6 miligramos por kilo de peso corporal, presentándose los síntomas, generalmente, entre las 8 y 12 horas tras su ingesta, aunque se han dado casos de actuar tan sólo a los 30 minutos.

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