Visita a la Orinoquía Colombiana |
Trabajo de
Cecilia Restrepo Manrique |
Septiembre
de 2011
Visita a la Orinoquía Colombiana
La Orinoquía
Colombiana es una de las cinco regiones que cubre el país, es
una zona natural donde se localizan los llamados Llanos
Orientales caracterizados por sus extendidas llanuras
cruzadas por numerosos ríos. Esta región está conformada por
los departamentos de Arauca, Casanare, Vichada, Meta y parte
norte de Guaviare. Limita al norte con Venezuela, al oriente
con el río Orinoco del cual toma su nombre, al sur con la
región amazónica y al occidente con
las
estribaciones de
la cordillera oriental.
Los Llanos orientales de Colombia están localizados a 1.000
m.s.n.m., su temperatura media es de 27 grados centígrados, lo
constituye una vasta llanura
caracterizada por una vegetación de sabanas inundables y zonas
frondosas. |
|
Recursos naturales
En esta zona conviven
múltiples especies de animales, algunas endémicas de la región las
cuales se pueden apreciar en los extensos bosques y llanadas del
territorio y en el zoológico de Villavicencio, la capital del Meta,
allí tienen algunos ejemplares del venado coliblanco, el ocarro o
armadillo, el oso palmero u hormiguero, el tapir o danta, el zaino,
el chigüiro, así como, caimanes, tortugas y gran variedad de aves y
peces entre otros.
La ganadería es un
renglón importante en su economía así como la explotación de
petróleo. A lo largo del año llanero se diferencian dos estaciones
muy marcadas de verano o sequía y de invierno o lluvias lo que trae
inundaciones, esta disparidad influye en la producción de la
tierra y en el levante de los ganados. En el período de lluvias se
siembra, la caña de azúcar, el maíz, el ají, piñas y papayas así
como la yuca amarga con la cual se preparan unas arepas conocidas
como el cazabe, alimento importante en su dieta. La yuca dulce
también se cultiva y la consumen asada o en bebidas fermentadas como
la chicha y el masato. El plátano, banano o topocho, maíz, arroz y
ahuyama, también forman parte de los cultivos.
En el período colonial
llegó el caballo y el ganado vacuno seguramente en las primeras
incursiones de expediciones alemanas de la Casa Welser hacia 1536 y
1541. Debido al difícil terreno la colonización tardó un poco, no
obstante, “el 13de abril de 1659 salieron de Bogotá los padres
Francisco Alvarez y Francisco Jimeno para explorar y reconocer toda
aquella tierra con intento de entablar en esta parte de la provincia
del nuevo reino una misión de infieles…”[2]
el territorio era grande pero gozaba de una situación privilegiada
al lado de la cordillera y a las puertas del Llano, además con un
alto grado de ocupación indígena como los achaguas, los tunebos, los
guahivos y los chirricoas entre otros, de diferentes costumbres e
idiomas, así como, el acceso al comercio por medio de la navegación.
Tuvieron los Jesuítas diversos inconvenientes en sus reducciones,
sin embargo para 1669 iniciaban una nueva entrada hacia el Orinoco.
Las haciendas que fundaron los Jesuítas fueron muy productivas, no
sólo por su labor administrativa sino por la abundancia de recursos
naturales y humanos, desarrollando la ganadería y la agricultura,
siendo allí “…donde los indígenas evangelizados aprendieron
el manejo del caballo y del ganado”[3]
Los documentos históricos aportan
información de los achaguas en 1676 quienes reclamaban mejores
tierras para sus cultivos y cacerías: “teníamos las pesquerías
en las ciénagas y cacerías en las sabanas y vegas de los ríos de
venados, armadillos y rabubos [sic] dantas y picures de que
nos sustentábamos y muchas conveniencias para nuestros rozales y
platanales.”
Igualmente nos dan un indicio de la lenta colonización de la zona ya
que para 1767 los tunebos representados por el fiscal protector de
los indios decía: “que estos miserables han ocurrido varias
veces a esta capital en solicitud de que les den tierras y
suficientes resguardos en que puedan trabajar, criar y ganar para
sustentarse…y no lo han
conseguido así por su falta de explicación como inexpertos en el
idioma castellano.”
Nuestra meta: el Meta
En esta oportunidad me centraré en el viaje que
hicimos específicamente a uno de los departamentos que conforman la
región de Orinoquía: el Meta, el cual está ubicado en el piedemonte
llanero, tiene como capital a la ciudad de Villavicencio llamada así
en honor a Antonio Villavicencio, prócer de la Independencia, esta
localidad está situada hoy en día, muy cerca de la capital
colombiana, se llega por carretera a tres horas de camino
aproximadamente, en la cual se aprecia el contraste del paisaje
montañoso de la cordillera oriental con el panorama llanero y sus
extensas explanadas. “La centralidad geográfica de su
territorio en el contexto nacional está marcada por la presencia del
municipio de
Puerto López,
conocido como el Ombligo de Colombia”4.
Comida Típica
En los restaurantes que
abundan por las carreteras de un municipio a otro, no puede faltar
el plato de la Mamona, ya que, por su renglón ganadero aprovechan
este producto en su alimentación, igualmente consumen la carne del
chigüiro, el roedor más grande del mundo y de diversos peces entre
éstos la Cachama.
Un menú típico podría
ser:
El plato que
disfrutamos en esta visita, fue la mamona también llamado “ternera a
la llanera”, su nombre se refiere a la ternera que todavía está
mamando, es decir, de tres a seis meses de nacida, por lo tanto, su
carne es muy tierna y casi blanca por el tipo de alimentación del
animal. La técnica de cocción es asada a las brasas en varas de
madera donde se ensartan pedazos de carne y se colocan alrededor del
fuego en forma vertical, esta técnica es antigua y fue usada en la
época de las guerras civiles para cocinar a campo abierto. El tiempo
necesario de cocción es de tres a cuatro horas a fuego lento, y se
usa sal como condimento. Habitualmente el plato se acompaña de papa,
yuca y ají.
No podían faltar los
tamales, plato característico de cada región de Colombia, en el
Llano los llaman Hayacas por influencia venezolana, y consiste en
un tamal o envuelto en hojas de plátano, de masa de maíz rellena de
carne de gallina, res y cerdo, algunas veces se les agrega arverjas
y huevo duro, se dobla en forma rectangular amarrado con una cuerda.
Los tamales dulces
son hechos con masa de maíz y uvas pasas y están envueltos en ameros
o la cáscara que recubre la mazorca.
El principal cultivo
del departamento es el arroz con el cual preparan diferentes
viandas, entre éstas, la especialidad del municipio de Restrepo: las
rosquillas de arroz o pan de arroz, cuya preparación es la
siguiente:
Pan de arroz.-
Ingredientes:
1 libra de
arroz
1 libra de
cuajada
¼ de
mantequilla
1 taza de leche
Sal al gusto |
Preparación:
Lavar el arroz,
dejar remojar en agua por 3 horas y molerlo húmedo junto con
la cuajada, hasta obtener una harina fina.
La harina
resultante se remoja con leche, mantequilla o aceite vegetal,
hasta que la masa quede manejable.
Se elaboran con
la masa, palitos alargados, se doblan uniendo sus puntas hasta
quedar en forma de corona o rosquita y se ponen en una lata
para hornear.
Se hornean por
20 minutos a 250° C.[6] |
También se pueden
saborear los tungos o envueltos de arroz, así como, el masato de
arroz.
Las Salinas de Upin
Las
Salinas de Upín
también conocidas como Salinas de los Llanos, están ubicadas en el
Municipio de Restrepo – Meta, se trata de una mina de sal que es
explotada artesanalmente mediante el proceso de cristalización.
“Estas salinas fueron
referenciadas por cronistas españoles en 1536, año en que las
huestes alemanas encabezadas por integrantes de la casa de los
Welser hicieron arribo a este sector de Los Llanos”.
Para llegar allí, es
necesario desplazarse hasta Villavicencio, departamento del Meta y
localizar el municipio de Restrepo, a 4 km de este pueblo subiendo
por una bella carretera rodeada de vegetación se llega a la montaña
donde se encuentra la mina de sal.
Río Upín
Cuenta la guía del
lugar, que en un principio se explotaba la sal con pico y pala hasta
que un día se inundó la mina y salió el agua totalmente salada,
desde ese momento se construyó una tubería, la cual entra a la
montaña y lleva el agua del río Upín. Este chorro de agua
prácticamente “juaga” o limpia la sal de la mina y la saca por otro
tubo el cual llega a un manantial cuyo contenido de sal es del 24%.
Manantial de salmuera
De este manantial pasa
a un tanque para entrar en un proceso de depuración y purificación.
Hornos
Después de este
proceso pasa a unos hornos donde a través de la caldera, la
salmuera se va evaporando por calentamiento. La sal es conducida a
pala por hombres al tanque de secado, donde permanece hasta estar
cristalizada.
Calderas de Upín
Dicha sal no es para
el consumo humano ya que no tiene fluor ni yodo, se usa para el
ganado que es el recurso de la región y para algunos procesos
industriales. Su producción alcanza para abastecer las necesidades
del departamento.
Secado
de sal
BIBLIOGRAFIA:
RIVERA, Ospina David.
La Orinoquia de Colombia. 2005. Imprelibros S.A. Cali. Colombia.
AGN Fondo Resguardos
Boyaca. Tomo 3 N° 23. Fol 968r
AGN Fondo
Resguardos Boyaca, Tomo 2 N° 7 Fol 320r
www.bibliotecanacional.gov.co/blogs/
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