Cecilia Restrepo
Mayo 2008

INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LOS ABRIGOS ROCOSOS DEL TEQUENDAMA

Gonzalo Correal y Thomas Van der Hammen
Biblioteca Banco de la República. Segunda edición 2007
Bogotá. Colombia.

Producto de un concurso público para estimular la investigación científica en el campo de la Arqueología, se desarrolló este proyecto en 1974 con el objetivo de estudiar 12.000 años de historia del hombre y su medio ambiente en la altiplanicie de Bogotá, trabajo que obtuvo el primer premio en Arqueología. 

El estudio y las excavaciones fueron realizadas por el arqueólogo Gonzalo Correal y el geólogo y palinólogo Thomás Van der Hammen en el sitio conocido como Hacienda Tequendama localizada en el municipio de Soacha al suroccidente de la Sabana de Bogotá. Los restos encontrados y analizados dieron razón de los primeros pobladores de la Sabana que corresponden al período paleolítico. 

He tenido la fortuna de recibir como obsequio este valioso libro y me atrevo a hacer una reseña para  compartir con los interesados en el tema. 

El contenido es un recorrido de esta travesía desde el descubrimiento del sitio y su descripción, hasta la metodología y el informe arqueológico  de la estratificación física, cronológica y cultural, paleontología y de las  industrias. De igual forma relaciona los enterramientos y datos de Antropología física,  reconstruye los principales niveles de ocupación y distribución de sus elementos culturales. Finalmente reporta sobre el arte rupestre en la región y después de las conclusiones registra la bibliografía. 

“Bajo los abrigos rocosos de la hacienda Tequendama se localizaron sitios arqueológicos estratificados que abarcan una secuencia situada entre finales del pleistoceno, más allá de los 11.000 años antes del presente y aproximadamente el año 5.000 A.P. para las industrias líticas[1]  precerámicas y entre los años 2.500 A.P. y la época de la conquista para los elementos cerámicos.[2] 

Se escogió este sitio por tener varias características:

1-     La presencia de abrigos rocosos o cuevas.

2-     La ocupación secuencial en el tiempo lo que proporciona varias capas de sedimentos o estratigrafía y permiten la reconstrucción cultural y medio ambiental entre 12,000 y 2,225 años a.P. Se determinaron cuatro etapas de ocupación en las cuales van cambiando las condiciones ambientales y por consiguiente los recursos alimenticios.

3-     El agua potable cerca al sitio y

4-     el acceso a vías naturales de traslado para hombres y animales. 

El resumen está centrado en los aspectos de la alimentación y sustento de estos primeros hombres asi cómo, su evolución en el tiempo. 

Una excavación anterior en el sitio de  “EL ABRA”, Zipaquirá, que era un pasadizo entre formaciones rocosas y cadenas de colinas en la Sabana de Bogotá, proporcionó datos sobre la ocupación humana en la Sabana, esta se fechó a la edad de 12.000 a.p. que corresponde al Pleistoceno y por consiguiente la presencia del hombre en Colombia en esta época. Se localizaron 4 sitios precerámicos y el mejor conservado correspondió a un grupo de abrigos bajo roca en la HACIENDA TEQUENDAMA situado en una via natural entre el Valle del Magdalena y la Sabana de Bogotá a una altura de 2.570.mts., de este sitio  se ocupa este comentario. 

Hace 20.000 años el clima de esta área era muy diferente al actual, y este cambio se empezó a generar a raíz de las glaciaciones, a través del tiempo fluctuó entre páramo y templado cambiando también su humedad y pluviosidad. Esto se representó en el color del estrato a estudiar y se identificó según el carácter del suelo. 

Se analizaron cuatro ocupaciones cuyas secuencias arrojan algunos cambios en cuanto a animales y vegetación, en la última etapa la agricultura es la base de los alimentos y la cacería es adicional, hay evidencias de la  domesticación  del curi. 

Ocupación I

Es en el estrato color pardo claro fechado entre 11.000 y 10.000 años donde se encuentran restos de la presencia del hombre en la Sabana de Bogotá. Es la ocupación Tequendama I, el abrigo rocoso que sirve de habitación presentó restos de fogones rodeados de huesos de mamíferos y de artefactos usados para la preparación de presas. El material con el que fueron elaborados los artefactos era  piedra y algunos pocos de hueso.

Entre los restos que fueron consignados se encontraban esqueletos humanos, huesos de venados, roedores, armadillos, etc. El clima era más frio que el actual correspondiendo a un subpáramo de la última glaciación.

Se puede presumir que eran seminómadas y cazaban en la altiplanicie. 

Estos sitios eran aptos para la vida del hombre por su situación y condiciones geográficas como la cercanía a los rios, la ubicación sobre el piso térmico frío y las posibilidades para desplazarse a otros climas templado y caliente, igualmente la riqueza de los bosques naturales y las rocas areniscas duras con abrigos para la vivienda y favorecidos de los agentes físicos ayudaron a este proceso. 

En cuanto a la vegetación se pudo determinar que encajaba con “bosque seco montano bajo”. Hoy en dia esta vegetación ha sido alterada por el hombre, primeros los indígenas muiscas que escogieron, para asentarse, estos sitios y los transformaron con sus sementeras y cultivos y luego en la colonia con la ganadería y el pastoreo. Subsisten plantas aborígenes como el borrachero, el arboloco, algunos juncos y  el chusque. Actualmente se han introducido los eucaliptos y los pinos. 

Ocupación II – Tequendama II

Hacia el año 10.000 antes del presente, el estrato es de color más gris y algo parduzco, los datos arqueológicos indican que el clima siguió cambiando, ya no era tan frío, subió la humedad y por consiguiente mejoraron las condiciones, en el sentido de que aparecen áreas pantanosas y el bosque de encenillo y roble. Hay vegetación diferente, bosques más densos, los abrigos rocosos son ocupados por hombres  acoplados a este nuevo ambiente. Este periodo se considera el término del pleistoceno y el inicio del Holoceno. 

 La distribución de la cueva sufre algunos cambios dependiendo de las actividades realizadas en su interior, encontraron restos fuera del abrigo lo que presupone que el área se extendió hacia el exterior, los fogones se movieron hacia la parte oriental de la entrada del abrigo. Los talleres estaban en la parte central. Los restos se hallaron a la entrada del abrigo cerca de los fogones y talleres. Se caracterizó por la mayor cantidad de artefactos de hueso. 

Continuaban los desechos de huesos y de comida alrededor de los fogones, los talleres, ubicados dentro de la cueva se evidencian por los desechos de piedra y posiblemente madera para flechas y lanzas. 

La cacería persistió en venados, también crece la de roedores como el ratón silvestre, el curí, el borugo y el guatín, además del topo, el runcho, el puma y la comadreja. El caracol de tierra hizo presencia en este estrato. En consecuencia disminuyó el conejo, y el armadillo.

Ese cambio notable de dieta necesariamente tiene relación con el cambio del medio ambiente; en los bosques debe haber mucho menos abundancia de venados, que prefieren terreno más abierto, lo mismo que de conejos[3] De esta manera  surgió una adaptación al medio por parte del hombre recurriendo al modo de subsistencia  cazador – recolector. 

El hombre de esta etapa buscó su comida caminando por la  altiplanicie, cazando pequeños animales, recolectando vegetales y pescando. 

Sin embargo pasaron los años y se transformó la naturaleza, los bosques renovaron la vegetación, el clima fluctuó entre frío y templado, se formaron lagunas y charcos y la humedad se incrementó. El estrato también se modificó y fue lo que indicó una nueva ocupación. 

Ocupación III- Tequendama III

Presenta un pequeño aumento de artefactos, desperdicios y huesos. El estrato se registró de color gris. Esta habitación  concuerda con los años 7.000 y 6.000 a.P. Al interior del abrigo hay restos de fogones asociados a huesos de animales. 

Su dieta se pudo determinar por los huesos de venado y roedores en el suelo, los caracoles continúan y parece que la subsistencia se concreta en recolección. Un dato curioso fue que los huesos de curies cambiaron de tamaño lo que  indica una domesticación de este animal. 

Aparecieron entierros con esqueletos más completos lo que ayudó a verificar el tipo humano de este hombre del Tequendama y se clasificó en la series de hombres como el de Paltacalo, Mata Molle y Tierra del fuego. 

Ocupación IV- Tequendama IV

Los siguientes años se notó una disminución de los habitantes que coincidió con el enfriamiento del clima, la sequía del ambiente hasta el año 2.500 a. P que se consideró la etapa precerámica. Esta fecha dio origen al siguiente período denominado Formativo, donde se ven muchos avances en estos grupos y a la ocupación IV. 

De conformidad con los datos arqueológicos actuales la agricultura intensiva basada en el maíz se desarrollaba ya en la altiplanicie de Bogotá hacia el año 2.500 a.P. A consecuencia de este nuevo sistema de producción de alimentos, aumentó rápidamente la población de nuestra área; el sedentarismo y la organización en aldeas condujo también a formas culturales más complejas[4] 

Se pudo evidenciar por restos de postes en las afueras de las cuevas que se construyeron casas y relacionado con esto nuevos utensilios como metates, manos de moler, lo que indica la molienda del maíz asociados con tiestos de cerámica y restos óseos de mamíferos. La industria lítica parece que se reemplazó por el hueso.  

Los animales presentes fueron el tigre, el ratón silvestre, el curí como elementos de cacería, el caracol como recolección sobre todo en los bosques vecinos. El venado grande y pequeño, constituía un recurso importante y se producía en abundancia, tanto que logró sobrevivir hasta la llegada de los españoles, como lo consignó el Conquistador Gonzalo Jimenez de Quesada en su Epítome: “Las carnes que comen los indios en aquestas tierras, son venados de que hay infinidad, en tanta abundancia, que los basta en mantener como acá los ganados…asi mismo comen unos animales a manera de conejos y los llaman curies”…en cuanto a las aves dice:”hay pocas tórtolas, hay algunas ánades de agua que se crían en las lagunas que hay muchas”.[5] También existía el pez capitán que era un suculento plato, los cangrejos de río y los moluscos de tierra. 

 El maíz complementó la dieta y fue indicio de un origen de la agricultura y por tanto del sedentarismo. Con el inicio de la agricultura surge la alfarería favorecida por contar con suelos de arcilla, material fundamental para esta actividad. 

En cuanto a los artefactos se encontraron martillos, raspadores, cuchillos y navajas de piedra al interior del sitio,  así como, posibles utensilios como cuencos, mucuras y copas de cerámica. Otros cuchillos, raspadores, perforadores y astillas de hueso, también algunos cuernos. 

En el área arqueológica del Tequendama en las paredes de las rocas  se hallaron dibujos pictográficos en color rojo con figuras de rombos y líneas paralelas, líneas concéntricas, figuras esquemáticas zooantropomorfas, líneas onduladas, triángulos, etc los cuales coinciden con los elementos decorativos de la cerámica Muisca lo que significan que posiblemente hay una relación y estarían datadas para una edad de  2000 o 2500 años. 

Unos años después llegarían los conquistadores españoles. 

Cecilia Restrepo.


[1] Artefactos elaborados de  piedra

[2] Correal, Van der Hammen, 2007: 167

[3] Correal, Van der Hammen, 2007: 168

[4] Correal, Van der Hammen, 2007: 170

[5] Correal, Van der Hammen. 2007:14

 

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