La doctrina monoteísta de Mahoma no era
algo que surgía de la nada del desierto, sino que aspiraba a ser una
prolongación y una reforma de las doctrinas contenidas en otros libros
sagrados anteriores al Corán, como el Antiguo y el Nuevo Testamento,
cuyos textos eran ya familiares a los oídos de los habitantes de la
zona. Así lo aseveran varias de sus aleyas:
Decidles: 'Creemos en Dios, en cuanto nos ha sido revelado
(el Corán),
y en lo que fue revelado a Abrahán, a Ismael, a Isaac, a Jacob y a las
doce tribus de Israel; y en lo que fue concedido a Moisés y a Jesús, y
en lo que fue otorgado por su Señor a los profetas; no hacemos
distinciones entre ninguno de ellos y seguiremos consagrados a Él.'
(Sura II, de Albaqara o de la
Vaca, 136. Este versículo reaparece
con pequeñas variantes en el Sura III, de Ali Imran o de la familia de
Imran, 84, sustituyendo las últimas palabras por:
"...entre ninguno de ellos, porque somos
para Él musulmanes.")
En verdad que te lo revelamos
(el mensaje del Corán)
al igual que se lo habíamos revelado a Noé y a los profetas que le
sucedieron; así como se lo revelamos a Abrahán, a Ismael, a Isaac, a
Jacob, a las doce tribus, a Jesús, a Job, a Jonás, a Aarón, a Salomón,
y otorgamos los Salmos a David.
(...) y Dios habló a Moisés
directamente.
(Sura IV, de Annisá o de las
Mujeres, 163, 164)
Pero antes que él ya existía el Libro
de Moisés, que sirve de guía y consuelo: y este Corán es un Libro que
lo confirma, en lengua arábiga; (...)
(Sura XLVI, de Al-Ahqaf o de las
Dunas, 12)
Después de los demás profetas os
enviamos a Jesús, hijo de María, corroborando la Biblia que le
precedió, y le otorgamos el Evangelio, que es camino y luz, y que
confirma la Biblia que le precedió, que es guía y consejo para los
temerosos de Dios.
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 46)
(Acuérdate)
de cuando Jesús, hijo de María, dijo: 'Israelitas, en verdad que soy
el apóstol de Dios enviado a vosotros, para corroborar la Biblia que
me precedió y anticipar la llegada de un apóstol posterior a mí, cuyo
nombre será Ahmad' (Muhammad).
(Sura LXI, de Aççaf o de los
Afiliados, 6)
Di: '¡Adeptos del Libro! No tendréis
base sólida mientras no observéis la Biblia, el Evangelio y lo que el
Señor os reveló' (...)
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 68)
Recuerda cuando Dios diga: 'Jesús, hijo
de María: acuérdate de mis mercedes para contigo y para con tu madre;
cuando te conforté con el espíritu de la santidad; cuando hablabas con
la gente, en la infancia y en la madurez; cuando te enseñé la
escritura y la sabiduría, la Biblia y el Evangelio, y de cuando, con
mi aprobación, modelaste en barro algo semejante a un pájaro, y con tu
aliento y mi aprobación se convirtió en un pájaro vivo; cuando, con mi
aprobación, curaste al ciego de nacimiento y al leproso; cuando, con
mi aprobación, resucitaste a los muertos (...)'
Y de cuando los apóstoles
dijeron: 'Jesús, hijo de María, ¿podría tu Señor hacer bajar del cielo
una mesa servida?' (...)
Jesús, hijo de María, dijo: 'Oh
Dios, Señor nuestro, envíanos del cielo una mesa servida que
constituya un banquete para nosotros, del primero al último, y
agrácianos con un prodigio, porque eres el proveedor por excelencia.'
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 110-114)
Habíamos concedido a los israelitas el
Libro, la cordura y la profecía, y les agraciamos con todo lo bueno, y
les preferimos a sus contemporáneos.
(Sura XLV, de Alyaziar o de la
Prosternada, 16)
Dijeron: '¡Oh, pueblo nuestro! En
verdad que hemos escuchado la lectura de un Libro, que fue revelado
después de Moisés, y que confirma los anteriores; y guía a los humanos
por la verdad y el buen camino.'
(Sura XLVI, de Al-Ahqaf o de las
Dunas, 30)
El ejemplo de quienes son seguidores de
la Biblia y no observan sus preceptos se parece al del asno que
acarrea libros.
(Sura LXII, de Alyumu'a o de la
Asamblea del Viernes, 5)
3.1. Dios creador y omnipotente
El mensaje más insistente, uno de los que más veces aparecen en el
Corán, es el de la unicidad y omnipotencia de Dios. Es un monoteísmo
sumamente estricto, que no admite la atribución de copartícipes a
Dios, así como tampoco progenitores, consortes o prole. Como el Yahvé
de la Biblia, Dios es único, todopoderoso y omnisciente, creador del
Cielo, de la Tierra y de todos los seres que en ella viven.
Dios está atento a todo lo que hace el hombre, es con él a la vez
severo e indulgente, y le premia o castiga con arreglo a su fe y a sus
actos, que por otra parte están predeterminados, prefijados por Su
voluntad, "porque el Libro matriz
está en su poder" (XIII, 39). Los
males que mortifican al hombre no le vienen sino como secuelas de sus
acciones insensatas ("Y toda
desdicha que sufrís es consecuencia de lo que cometísteis con vuestras
manos; aunque os perdona muchas culpas", XLII, 30).
La recompensa a los justos, tras la muerte, será el renacimiento en
el Paraíso, donde vivirán eternamente rodeados de toda suerte de
placeres. Por el contrario, el castigo para los malvados, los
incrédulos y los apóstatas será el fuego del infierno, también por
toda la eternidad. Mientras tanto, la vida terrena y los goces
mundanos no son sino un juego, un placer transitorio y efímero. Porque
llegará, antes de lo que se piensa, la Hora: el Día del
Juicio Final. Al igual que la
Biblia, el Corán postula la existencia de ángeles, del
diablo (iblis, o Satán,
siempre asechando al hombre), del alma,
del cielo y del
infierno.
A Dios
pertenece el misterio de los Cielos y de la Tierra. Y la llegada de la
Hora del juicio tardará lo que un parpadeo, o menos tiempo aún; porque
Dios es omnipotente.
(Sura XVI, de Annahi o de las
Abejas, 77)
Suyo es cuanto hay en los Cielos,
cuanto existe en la Tierra, y entre ambos, y cuanto existe bajo la
Tierra.
(Sura XX, de Ta-Ha, 6)
(Dios)
creó los Cielos, sin columnas visibles; instaló sólidas montañas en la
Tierra, para que no oscilara con vosotros; y diseminó por ella
animales de toda especie. Y envió agua del Cielo para hacer brotar
toda noble planta.
¡Contemplad la creación de Dios!
¡Mostradme a cambio qué crearon aquéllos
(los descreídos) en vez de Él! Pues
los inicuos están en un error patente.
(Sura XXXI, de Luqman, el
prudente, 10, 11)
Y Él es Quien hace caer agua del cielo.
Con ella germinan todo tipo de plantas, de las que surgen verdes
tallos y granos espigados, y las palmeras de cuyas ramas cuelgan
racimos al alcance de la mano; los viñedos, los olivares y los
granados, de los que hay similares y diversos. Observad sus frutos en
el momento que fructifican y cuando maduran. Verdaderamente, en ello
hay maravillas para los creyentes.
(Sura VI, de Al-Anaam o del
Ganado, 99)
Y Dios creó a partir del agua a todos
los animales, y hay entre ellos reptiles, bípedos y cuadrúpedos. Y es
que Dios crea lo que le place, porque es omnipotente.
(Sura XXIV, de Annur o de la
Luz, 45)
No existe ser alguno que camine sobre
la tierra, ni ave que vuele con sus alas, que no creen familias
semejantes a las vuestras. Nada hemos omitido en el Libro original; al
final comparecerán ante su Señor.
(Sura VI, de Al-Anaam o del
Ganado, 38)
Dios es quien os crea de débil esperma,
y tras la debilidad os fortalece; tras el vigor os reduce a la
debilidad y la canicie. Él crea lo que desea, porque es sapientísimo y
poderoso.
(Sura XXX, de Arrum o de los
Griegos, 54)
Os creó a partir de una sola persona,
luego modeló una esposa de su misma naturaleza; y os creó ocho
especies de reses. Poco a poco os da forma en las entrañas de vuestras
madres entre tres tinieblas (...)
(Sura XXXIX, de Azzumar o de los
Tropeles, 6)
Es
el originador de los Cielos y de la Tierra, el que creó para vosotros
esposas de vuestra especie, así como parejas de todas las especies
animales. Con ello os multiplica. (...)
(Sura XLII, de Axxura o del
Concilio, 11)
Dios os proporcionó viviendas y os
otorgó las pieles de los animales, y tiendas, que manejáis
diestramente tanto cuando estáis de viaje como cuando acampáis; y de
su lana, pelo y crines fabricáis todo tipo de enseres y objetos
efímeros.
(Sura XVI, de Annahi o de las
Abejas, 80)
Y es Quien creó todas las especies, y
os proporcionó naves y animales para vuestro transporte.
Para que os acomodéis sobre sus
lomos; (...)
(Sura XLIII, de Azzujruf o de
los Adornos de Oro, 11-13)
Él es Quien os hizo dominar el mar,
para que de él comiérais carne freca y extrajérais objetos para
adornaros. Veréis en el mar naves surcando sus aguas, para que
supliquéis su bondad; y tal vez se lo agradeceréis.
(Sura XVI, de Annahi o de las
Abejas, 14)
¿Acaso no es evidente que todo lo que
hay en los Cielos y en la Tierra se inclina ante Dios: el sol, la
luna, las estrellas, las montañas, los árboles, los animales y gran
parte de los humanos? Pero otros muchos merecen el castigo, pues quien
ofenda a Dios no recibirá honra, pues Dios hace lo que le place.
(Sura XXII, de Alhayyi o de la
Peregrinación, 18)
Dios es la luz de los Cielos y de la
Tierra. (...) ¡Es luz sobre luz! (...)
(Sura XXIV, de Annur o de la
Luz, 35)
Esta última aleya nos evoca el "Ego
sum lux mundi" de los textos cristianos, aunque a decir verdad son
numerosos los versículos que nos traen reminiscencias de diversos
pasajes bíblicos. ¿A quién no le suena haber oído o leído párrafos muy
semejantes, procedentes del relato de la Creación con que arranca el
Génesis? Pero esto no ha de extrañar, pues como ya se ha comentado, el
Corán acepta los textos previos de judíos y cristianos, y los
confirma, adecuándolos a la nueva fe.
De hecho, Mahoma utilizaba los diversos episodios de la Biblia y el
Evangelio (o injil) para ofrecer ejemplos y aleccionar con
ellos a sus auditorios, que ya eran conocedores de los pasajes citados
(con frecuencia hay aleyas que empiezan de este modo: 'Acuérdate de
cuando José...' o 'Acuérdate de Moisés cuando...'). Y los episodios
son relatados de forma sintetizada y poniendo el énfasis en la
moraleja. Pero la redacción es distinta. Tiene expresiones, giros ("ni
entrarán en el Paraíso hasta que un cable pase por el ojo de una
aguja", VII, 40) y contenidos que
varían con respecto a los originales. Por ejemplo, la historia de José
está adornada con anécdotas sacadas de las leyendas judías. La mayoría
de profetas mencionados figuran en las Escrituras, pero otros, como
Hud o Salih, provienen de las tradiciones árabes. Los estudiosos creen
que muchos de estos conceptos, más que derivar directamente de la
Biblia, están extraídos de fuentes cristianas primitivas y judías, que
Mahoma conocía mejor. El tema recurrente del Juicio y el Paraíso era
habitual en la predicación misionera de aquella época por parte de
los padres de la Iglesia siriaca. Hay que tener en cuenta también la
influencia de la tradición oral en la cultura de aquellas tierras, que
tenía más peso que la tradición escrita.
Aun a riesgo de extendernos más de la cuenta, creemos que merece la
pena dar un repaso a algunos de los versículos que hacen mención a los
principales personajes de la Biblia, a fin de ilustrar lo afirmado. Al
lector 'occidental' le sonarán a la vez a cosa conocida y cosa nueva,
pues son los mismos episodios pero están redactados con otro enfoque,
con un estilo vívido y lleno de detalles insólitos y curiosos.
Dejemos, pues, que hable el Corán, y veamos, sin más comentarios
adicionales, una antología de extractos de los pasajes que hacen
referencia a Adán y Eva,
Noé,
Abraham, Lot,
José,
Moisés, David,
Salomón,
Job,
Jonás, Jesús y María. Para
rematar consignaremos ejemplos de algunas de las principales
discrepancias del Corán con
respecto a las creencias cristianas.
3.2. Adán y Eva
'Y tú, Adán, habita con tu
esposa en el Paraíso, y disfrutad de todo lo que os plazca; pero no os
acerquéis a aquel árbol, porque seréis condenados'.
Pero Satán, murmurando, les
reveló lo que hasta entonces les había sido ocultado de sus
vergüenzas, diciéndoles: 'Vuestro Señor os prohibió este árbol sólo
para que no os transformarais en ángeles y fueseis inmortales'.
Y les juró: 'No dudéis de que
soy fiel consejero vuestro'.
Y les sedujo con engaños. Pero
cuando hubieron probado del fruto del árbol, se les evidenciaron sus
vergüenzas y corrieron a cubrirse con hojas del Paraíso. Entonces el
Señor les llamó: '¿No os había prohibido este árbol y no os había
advertido que Satán es vuestro enemigo declarado?' (...)
'Seréis enemigos unos de otros y
tendréis una residencia en la Tierra y un goce transitorio.'
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 19-24)
¡Hijos de Adán! Vestíos con vuestras
mejores indumentarias cada vez que practiquéis la oración; y comed y
bebed, pero no os excedáis, porque Él no aprecia a los que abusan.
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 31)
3.3. Noé
Hasta que, cumpliendo nuestro
designio, se desbordaron las cataratas, y dijimos a Noé: 'Embarca en
el arca una cabaña de cada especie, así como a tu familia --salvo
sobre quien pese la sentencia--, y embarca también a los creyentes'.
Pero sólo unos pocos creyeron en él.
(Sura XI, de Hud, 40)
Entonces abrimos las puertas del Cielo
con agua torrencial.
E hicimos desbordarse las
fuentes de la Tierra, y ambas aguas se encontraron al nivel prefijado.
Y le transportamos en una arca
de maderas claveteadas.
Que navegaba a nuestro amparo,
para castigo de los desagradecidos.
(Sura LIV, de Alqamar o de la
Luna, 11-14)
(...) Y el arca se detuvo sobre el
monte Alyudi. (...)
(Sura XI, de Hud, 44)
3.4. Abrahán
Y he aquí que nuestros
mensajeros angelicales trajeron albricias a Abrahán, a quien dijeron:
'Que la paz sea contigo'. Y él les contestó: 'Y que con vosotros sea
la paz'. Y no tardó en ofrecerles un ternero asado;
Pero cuando se percató de que
sus manos no llegaban a tocar el ternero, desconfió y sintió temor de
ellos. Le dijeron: 'No temáis, pues hemos sido enviados al pueblo de
Lot.'
Su mujer, que estaba presente,
se echó a reír; pues le auguramos descendencia con Isaac y, tras él,
con Jacob.
Dijo: '¡Ay de mí! ¿Yo concebir,
que soy una anciana, y mi marido un anciano? ¡En verdad que sería
asombroso!'
Le dijeron: '¿Acaso te asombras
de los designios de Dios?' (...)
(Sura XI, de Hud, 69-73)
Cuando se presentaron ante él, dijeron:
'Paz', y les contestó: 'Paz. Pero me sois desconocidos'.
Y se dirigió discretamente hacia
los suyos, y trajo un grueso becerro.
Y lo ofreció, diciendo: '¿No
coméis?'
Entonces sintió miedo de ellos.
Le dijeron: 'No temas', y le auguraron el nacimiento de un niño que
sería sabio.
Y su mujer intervino gritando y
dándose azotes: '¡Soy una anciana estéril!'
Le respondieron: 'Es la voluntad
del Señor, porque es prudente y sapientísimo.'
(Sura LI, de Azzariat o de los
Vientos, 25-30)
Y dijo Abrahán: (...)
'¡Señor! Concédeme un hijo
virtuoso!'
Y le agraciamos con un gentil
muchacho.
Y cuando se hizo adolescente, su
padre le dijo: 'Hijo mío: he soñado que te ofrecía en sacrificio. ¿Qué
opinas?' Le contestó: 'Padre, haz lo que te haya sido encomendado. Me
hallarás, si Dios quiere, entre los perseverantes'.
Y cuando ambos obedecieron, y
Abrahán puso a Isaac boca abajo para sacrificarlo,
Le llamamos: '¡Oh, Abrahán!
Ya has cumplido la visión'. En
verdad que así premiamos a los bienhechores.
(Sura XXXVII, de Aççaffat o de
los Alineados, 99-105)
3.5. Lot y Sodoma
Y su pueblo, que había cometido
obscenidades, se precipitó hacia Lot, que les dijo: '¡Oh, pueblo mío!
¡He aquí a mis hijas, que os son más lícitas! Temed a Dios y no me
avergoncéis ante mis huéspedes. ¿Es que no hay entre vosotros un
hombre sensato?'
Respondieron: 'Sabes muy bien
que no necesitamos a tus hijas, y lo que realmente queremos.'
(Sura XI, de Hud, 78, 79)
También enviamos a Lot, que dijo a su
pueblo: '¡Cometéis obscenidades como nadie en el mundo las cometió
antes que vosotros!'
'¡Os acercáis lujuriosamente a
los hombres en vez de a las mujeres! ¡Ciertamente sois un pueblo
depravado!' (...)
Y desencadenamos sobre ellos un
torbellino de piedras. (...)
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 80, 81, 84)
3.6. José
Le adquirió un egipcio, que dijo
a su mujer: 'Dale hospitalidad; algún día puede que nos sea útil o que
lo adoptemos.' Así radicamos a José en tierra de Egipto, para
enseñarle la oniromancia; porque Dios es invencible, pero la mayor
parte de los hombres lo ignora.
Y cuando llegó a la nubilidad,
le dotamos de prudencia y de ciencia (...)
La mujer en cuyo hogar se
hospedaba le forzó a pecar; tras cerrar las puertas, le dijo: 'Ven
aquí.' Pero él contestó: '¡Invoco a Dios! (...)'
Ella decidió que la tomase, y él
hubiera consentido de no haberse percatado de que el Señor le ponía a
prueba. (...)
Entonces corrieron los dos hacia
la puerta, y ella le rasgó la túnica por detrás. Ambos se toparon
junto a la puerta con el señor de la casa. Ella le dijo: '¿Qué otra
pena puede merecer quien ha tratado de deshonrar a tu familia, sino la
cárcel o un severo castigo?'
José dijo: 'Ella fue quien me
incitó a pecar.' Entonces intervino un pariente de la mujer, que dijo:
'Si su túnica estuviera rasgada por delante, sería ella quien dice la
verdad y él sería un embustero.'
'Por el contrario, si la túnica
está rasgada por detrás, sería ella quien miente y él se contaría
entre los veraces.'
Y cuando el marido comprobó que
la túnica estaba rasgada por detrás, dijo: 'En verdad que esta es una
de vuestras artimañas, oh mujeres, porque vuestras artimañas son
grandes.'
(Sura XII, de Yusuf o de José,
21-27)
El rey dijo a sus nobles: 'He soñado
con siete vacas gordas que eran devoradas por siete vacas flacas; y
con siete espigas verdes y otras siete secas. ¡Nobles! Interpretad mis
sueños si sois oniromantes.'
(...) y se acordó de José (...)
'¡Oh, José, veracísimo!
Explícanos qué significan siete vacas gordas que son devoradas por
siete vacas flacas, y siete espigas verdes y otras tantas secas
(...)'
(Sura XII, de Yusuf o de
José, 43-46)
3.7. Moisés
Cuando hubo llegado al fuego,
fue interpelado: 'Moisés: en verdad que soy tu Señor; descálzate,
porque estás en el valle sagrado de Túa.
Tú eres mi elegido. Escucha, por
tanto, lo que he de revelarte.
En verdad que soy Dios. No hay
más dios que Yo. Adórame por tanto, y practica la oración en memoria
mía. (...)
¿Qué portas en tu mano derecha,
Moisés?'
Dijo: 'Es mi cayado, que uso
para apoyarme, para despejar el follaje para mi rebaño, y para otros
menesteres'.
Él dijo: '¡Tíralo al suelo,
Moisés!'
Y lo arrojó al suelo, y he aquí
que se transformó en una serpiente que empezó a reptar.
Le dijo: 'Agárrala sin temor,
porque la devolveré a su estado previo.
Recoge tu mano en tu costado y
la tendrás sana e impoluta, como por milagro.
Para evidenciarte algunos de
nuestros mayores milagros.
Ve hacia Faraón, porque se ha
extralimitado.'
(Sura XX, de Ta-Ha, 11-24)
Y Faraón arengó a su pueblo, diciendo:
'(...) ¿Acaso no soy preferible a este desgraciado que apenas sabe
expresarse?'
(Sura XLIII, de Azzujruf o de
los Adornos de Oro, 51, 52)
Entonces Moisés arrojó al suelo su
cayado; y he aquí que se transformó en un auténtico serpentón. (...)
(Los hechiceros)
cuando hubieron arrojado sus báculos, fascinaron los ojos de la gente,
espantándoles y dando prueba de una magia extraordinaria.
Entonces inspiramos a Moisés,
diciéndole: '¡Arroja tu cayado!', y transformándose en un serpentón,
he aquí que devoró cuanto los hechiceros habían simulado. (...)
Dijéronle: 'Sea cual fuere el
prodigio que nos presentes para fascinarnos, jamás te creeremos'.
Entonces les enviamos la peste,
la langosta, las ladillas, las ranas y la hemorragia nasal, como
prodigios evidentes; pero se ensoberbecieron, porque eran pecadores.
Mas cuando les azotó el castigo,
dijeron: '¡Oh, Moisés! Suplica por nosotros a tu Señor lo que te
prometió, y si nos libras del castigo, creeremos sin dudar en ti y
dejaremos partir contigo a los israelitas'.
Pero cuando les libramos del
castigo, en el término prefijado, he aquí que cayeron en perjurio.
Entonces nos vengamos de ellos y
les ahogamos en el mar, por haber desmentido y desobedecido nuestras
leyes.
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 107, 116, 117, 132-136)
Y ordenamos a Moisés: '¡Golpea el mar
con tu cayado!', y el mar se dividió en doce partes, y cada parte era
como una alta y poderosa montaña.
(Sura XXVI, de Axxuaara o de los
Poetas, 63)
Hicimos a los israelitas atravesar el
mar. Pero Faraón y sus huestes les persiguieron de forma malvada y
hostil, hasta que estando a punto de ahogarse, dijo: '¡Ahora sí, creo
que no hay más dios que el Dios en que creen los israelitas. Y soy de
los musulmanes!'
(Sura X, de Iunus o de Jonás,
90)
El pueblo de Moisés, en su ausencia,
fabricó con las joyas un ídolo en forma de becerro que berreaba.
(...)
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 148)
En verdad que quienes adoraren al
becerro, serán objeto de la cólera del Señor y del oprobio en la vida
mundana. Así castigaremos a los falaces.
En cambio, quien tras haber
cometido torpezas se arrepienta más tarde, y crea, sepa que, pese a
todo, el Señor es indulgente y misericordioso.
(Sura VII, de Al-Aaraf o de las
Azoteas, 152, 153)
Israelitas: Os hemos salvado de vuestro
enemigo y os hemos reunido en la falda derecha del monte Sinaí; y os
hemos enviado el maná y las codornices.
(Sura XX, de Ta-Ha, 80)
Después de haber aniquilado las
primeras generaciones, otorgamos a Moisés el Libro, como orientación,
guía y compasión para los humanos, a fin de que mediten.
(Sura XXVII, de Annaml o de las
Hormigas, 43)
Concedimos el Libro a Moisés, con el
fin de orientar a los israelitas.
E hicimos un milagro con el hijo
de María y su madre, y les albergamos en una agradable colina repleta
de fuentes.
(Sura XXIII, de Almu'minum o de
los Creyentes, 49, 50)
3.8. David
Concedimos a David nuestra
gracia, y dijimos: '¡Oh, montañas y pájaros. Pregonad junto a él las
alabanzas al Señor!' E hicimos que el hierro le fuera maleable.
(Sura XXXIV, de Saba o de la
ciudad de Saba, 10)
3.9. Salomón
Y Salomón sucedió a David, y
dijo: 'Humanos: se me ha enseñado el lenguaje de los pájaros, y he
sido colmado de todo. En verdad que es gracia evidente concedida por
Dios'.
(Sura XXVII, de Annaml o de las
Hormigas, 16)
Y sometimos los vientos a Salomón, que
viajan por la mañana durante un mes y por la tarde durante un mes. E
hicimos surgir para él un manantial de cobre fundido. Había genios
(yinn)
que trabajaban a sus órdenes, con el consentimiento del Señor; (...)
Fabricaban para él todo lo que
deseaba: palacios, estatuas, cisternas tan grandes como estanques, y
sólidos calderos de cobre (...)
(Sura XXXIV, de Saba o de la
ciudad de Saba, 12, 13)
Le dijeron: 'Entra en palacio'. Y
cuando (la reina de Saba)
lo vio, creyó que era un estanque de agua, y recogiéndose las faldas,
enseñó sus piernas; pero Salomón le dijo: 'Es un palacio revestido de
cristal.'
(Sura XXVII, de Annaml o de las
Hormigas, 44)
3.10. Job
Acuérdate de cuando Job imploró
a su Señor: 'En verdad que me han azotado las calamidades; pero tú
eres el más clemente de los misericordiosos.'
(Sura XXI, de Al-Anbia o de los
Profetas, 83)
Y acuérdate de nuestro siervo Job,
cuando imploró al Señor, diciendo: '¡En verdad que Satán me inflige
penas y tormentos!'
Le ordenamos: 'Golpea en tierra
con el pie, y obtendrás un manantial de agua fresca para bañarte y
para beber'.
Y le devolvimos su familia,
incrementándosela en otro tanto, como prueba de nuestra misericordia y
ejemplo para los sensatos.
(Sura XXXVIII, de la letra Çad,
41-43)
3.11. Jonás
Y Jonás fue también uno de los
enviados.
Cuando huyó en una cargada
nave,
Y fue echado a suertes, y no
tuvo fortuna.
Y una ballena se lo engulló;
porque era pecador.
Y si no fuera porque se contaba
entre quienes ofrecen a Dios sus alabanzas,
Habría permanecido en su vientre
hasta el día de la resurrección.
(Sura XXXVII, de Aççaffat o de
los Alineados, 139-144)
3.12. Jesús y María
Y menciona a María, Apóstol, en
el Libro, cuando se retiró de su familia a un rincón al Este de su
casa.
E instaló una cortina para
ocultarse; y le enviamos nuestro Espíritu, que se le apareció con la
figura de un hombre perfecto.
Ella le dijo: 'En verdad que me
guardo de ti en el Graciabilísimo, si eres temeroso'.
Él dijo: 'Sólo soy mensajero del
Señor, encargado de agraciarte con un hijo inmaculado'.
Ella dijo: '¿Cómo podría tener
un hijo si ningún hombre me ha tocado y jamás he sido adúltera?'
Él dijo: 'Así será'. El Señor
dijo: 'Eso me es fácil, y haremos de él un milagro para los humanos,
como testimonio de nuestra misericordia'. Y fue una orden
irrevocable.
Cuando le concibió, se retiró
con él a un lugar apartado.
Los dolores de parto la
obligaron a guarecerse bajo una palmera. Dijo: 'Preferiría haber
muerto y haber sido olvidada antes que esto'.
Pero el niño Jesús la llamó
desde debajo, diciéndole: 'No te aflijas, porque el Señor ha hecho
brotar un arroyo bajo tus pies.
Y tira del tronco de la palmera,
y tendrás a tu alcance dátiles frescos y maduros.
Come y bebe, pues, y consuélate
(...)'.
Retornó a su pueblo, portándole
en brazos. Y le dijeron: '¡Oh, María! ¡En verdad que has hecho algo
extraordinario!
¡Oh, hermana de Aarón! ¡Ni tu
padre ni tu madre fueron jamás adúlteros'.
Entonces les pidió que
preguntaran al niño; le dijeron: '¿Qué sentido tiene hablar a un niño
que aún está en la cuna?'
(El niño)
les dijo: 'En verdad que soy el siervo de Dios, que me concederá el
Libro y me designará profeta'. (...)
Este es Jesús, hijo de María. Es
la pura verdad, de la cual dudan.
Es inadmisible que Dios tenga un
hijo. ¡Loado sea! (...)
(Sura XIX, de Mariam o de María,
16-30, 34, 35)
3.13. Diferencias con la Biblia
Este último versículo contradice uno de los principales dogmas del
Evangelio cristiano: el de Jesucristo como hijo de Dios. En su rigor
monoteísta, esta creencia chirría en el oído de un musulmán, pues Dios
es un ente único y es inadmisible atribuirle hijos. Del mismo modo
chocarán con su visión otros dogmas cristianos, como el de la
Trinidad. Jesús no es para los musulmanes ni Dios, ni hijo de Dios,
sino que es un profeta, continuador de una larga cadena de profetas, y
que precede y anuncia a Mahoma, el último y definitivo de los
profetas. El Islam sería así la última y definitiva religión.
Profieren blasfemia quienes afirman: 'En verdad que Dios es el Mesías,
hijo de María'. Contéstales: '¿Quién tendría poder para impedir que
Dios, si lo quisiera, fulminase al Mesías, hijo de María, o a su
madre, o a todos los habitantes de la Tierra? El reino de los Cielos y
de la Tierra, y lo que entrambos existe, sólo pertenecen a Dios. Él
crea lo que quiere, porque es omnipotente'.
Judíos y cristianos afirman:
'Somos hijos de Dios, y somos sus predilectos'. Respóndeles: '¿Por qué
os castiga entonces por vuestros pecados? No: sólo sois seres humanos,
parte de su creación (...).'
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 17, 18)
Profieren blasfemia quienes afirman:
'En verdad que Dios es el Mesías, hijo de María'. Ello a pesar de que
el mismo Mesías había dicho: '¡Israelitas: adorad a Dios, que es Señor
mío y vuestro!'; a aquél que atribuya copartícipes a Dios le será
vedado el Paraíso, y su morada será el fuego del infierno, pues jamás
los inicuos tendrán quien les auxilie.
Son también blasfemos quienes
afirman: 'Por cierto que Dios es uno y trino', cuando no existe más
dios que el único Dios. Si persisten en lo que dicen, un severo
castigo caerá sobre los blasfemos.
¿Por qué no se convierten y
suplican el perdón de Dios, dado que Dios es indulgente y
misericordioso?
El Mesías, hijo de María, no es
más que un apóstol, al igual que los apóstoles que le precedieron, y
su madre era virtuosa; ambos se alimentaban de manjares como todos
(...)
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 72-75)
De hecho Muhammad
(el profeta Mahoma)
no es padre de ninguno de vosotros, sino el mensajero de Dios y el
último de los profetas; porque Dios es ominisciente.
(Sura XXXI, de Al-Ahzab o de los
Conjurados, 40)
Si los adeptos del Libro hubiesen
creído en Dios y le temieran, les habría absuelto de sus pecados y
llevado a los jardines del placer.
Y si hubieran observado la
Biblia, el Evangelio, y las revelaciones del Señor, habrían recibido
las bendiciones del Cielo y de la Tierra (...).
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 65, 66)
(...) los peores enemigos de los
creyentes son los judíos y los idólatras; en cambio, verás que los más
cercanos a los creyentes son los que dicen: 'Somos cristianos', ya que
tienen sacerdotes y monjes que no se enorgullecen.
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 82)
Los judíos afirman: 'Uzáir
(Ezra) es
hijo de Dios'; y los cristianos afirman: 'El Mesías es hijo de Dios'.
Tales son las palabras que pronuncian sus bocas: imitan con ello las
palabras de sus antepasados incrédulos. ¡Que Dios les confunda! ¡Cómo
se desvían!
(Sura IX, de Attauba o del
Arrepentimiento, 30)
Y di: '¡Loado sea Dios, que jamás tuvo
hijo alguno!'
(Sura XVII, de Al-Isra o del
Viaje Nocturno, 111)
Dicen: 'El Graciabilísimo tiene un
hijo'.
Sin duda que profieren una
barbaridad.
Poco faltó para que los cielos
se hundieran por ello, se abriese la tierra y las montañas se
desmoronasen resquebrajadas.
Por haber atribuido un hijo al
Graciabilísimo.
Cuando es inadmisible que el
Graciabilísimo tenga un hijo.
(Sura XIX, de Mariam o de María,
88-93)
Alabada sea la majestad del Señor, que
jamás tuvo cónyuge ni hijos.
(Sura LXXII, de Alyinn o de los
Genios, 3)
Si de algo te asombras, Apóstol, más
asombroso es cuando dicen: '¿Cuando seamos devueltos al polvo, nos
reencarnaremos tal vez en una nueva criatura?' Son quienes niegan al
Señor, y ellos portarán argollas en sus cuellos y serán condenados al
fuego del infierno, donde permanecerán eternamente.
(Sura XIII, de Arra'ad o del
Trueno, 5)
3.14. El alma
El versículo precedente parece hacer mención al dogma de la
reencarnación o trasmigración de las almas, que es refutado sin
contemplaciones. Si bien la creencia en la reencarnación es la
doctrina básica de remotas religiones como el hinduismo y el budismo,
también podría darse en algunas sectas gnósticas dentro del
cristianismo primitivo, que eran combatidas como heréticas, y quizá
era este tipo de desviaciones ante las que el Corán se pronunciaba.
¿Qué más dice el Corán sobre el alma humana?
Te
consultarán acerca del alma. Respóndeles: 'El alma sólo pertenece a mi
Señor; y sólo se os ha concedido una mínima parte del saber.'
(Sura XVII, de Al-Isra o del
Viaje Nocturno, 85)
Hemos creado al hombre y sabemos lo que
su alma le susurra; porque estamos más cerca de él que su arteria
yugular.
(Sura L, del signo Qaf, 16)
(Y a cada alma)
se le dirá: 'Estabas confundido respecto a
esto; pero hoy te descorreremos el velo y tu visión será penetrante.'
(Sura L, del signo Qaf, 22)
3.15. El día del Juicio
El Islam cree en un renacer de los muertos después de esta vida
primera, cuyas almas serán juzgadas a su Hora, el día del Juicio
Final. Este día llegará cuando menos se espera ("la
llegada de la Hora del juicio tardará lo que un parpadeo, o menos
tiempo aún", XVI, 77), y entonces
Dios sopesará el balance de los actos, benéficos o malvados, que cada
uno de los miembros de la raza humana haya llevado a cabo en el
transcurso de su fugaz vida terrena.
(...)
¿qué es la vida mundana comparada con la otra, sino un placer
transitorio?
(Sura XIII, de Arra'ad o del
Trueno, 26)
Y qué es la vida mundana sino diversión
y juego? Y es que la morada en el otro mundo es la verdadera vida.
¡Ojalá lo supieran!
(Sura XXIX, de Al-Aankabut o de
la Araña, 64)
Sabed que la vida mundana es tan solo
juego y distracción, ilusión y mutua vanagloria, (...)
(Sura LVII, de Alhadid o del
Hierro, 20)
Humanos: temed a vuestro Señor, porque
la conmoción de la Hora del juicio será terrible.
El día que la presenciéis, las
nodrizas olvidarán a los hijos que amamanten, las embarazadas
abortarán, y te parecerá que los hombres andarán como ebrios, porque
el castigo de Dios será severísimo.
(Sura XXII, de Alhayyi o de la
Peregrinación, 1, 2)
(...) El día que vean aquello que se
les había advertido, pensarán que no han permanecido en el mundo más
que una hora de un solo día. ¡Este es el Mensaje! (...)
(Sura XLVI, de Al-Ahqaf o de las
Dunas, 35)
(...) aquél cuyas buenas acciones
tengan peso en la balanza,
Disfrutará de una vida
placentera.
Por el contrario, aquél cuyas
acciones sean livianas en la balanza,
Tendrá por morada el abismo.
(Sura CI, de Alqari'a o del Día
Espantoso, 6-9)
3.16. El Paraíso
El destino de los justos y de los creyentes sinceros será el acceso
al Paraíso, donde morarán eternamente disfrutando de todo tipo de
placeres. El Corán retoma con insistencia este tema. Casi todos sus
capítulos hablan en un momento dado del premio y del castigo, de la
recompensa que espera a los fieles, los devotos y los contritos, y
paralelamente de la punición que sufrirán los inicuos. Cielo e
infierno: dos destinos, dos caminos. Un camino de perfección y un
camino de perdición. Este es el dilema que se nos plantea a los
humanos, bajo la vigilancia de un Dios que, si es benefactor y justo,
e indulgente con los que se arrepienten, es a la vez severo e
implacable con quienes le desobedecen, descreen o se empecinan en
hacer el mal.
Para ilustrar al devoto sobre el tipo de recompensas de que podrá
gozar en la otra vida, el Libro aporta reiteradas descripciones de
cómo será el Paraíso celeste, la morada última de los bienaventurados.
Habría que ponerse en la piel de los beduinos que en tiempos de Mahoma
habitaban los inclementes desiertos arábigos para calibrar el impacto
emocional que les produciría oír hablar de vergeles verdes y umbríos,
henchidos de frutas, bajo cuyas praderas corren manantiales de agua
pura: el esplendoroso jardín de Alá. Examinemos unos cuantos extractos
al respecto, que no son exhaustivos:
He
aquí la descripción del Paraíso prometido a quienes temen a Dios; es
un jardín bajo el cual corren los ríos; sus frutos son inagotables,
así como sus sombras. Tal será el destino de los temerosos; en cambio,
el destino de los incrédulos será el fuego del infierno.
(Sura XIII, de Arra'ad o del
Trueno, 35)
En cambio los creyentes que
hayan obrado bien, serán llevados a jardines bajo los cuales corren
ríos, donde vivirán eternamente en la gracia del Señor. Allí su saludo
será: 'Paz'.
¿Eres consciente de cómo Dios da
ejemplos? Una buena palabra es como un árbol sano cuya raíz es firme y
profunda, y cuyas ramas alcanzan el cielo y fructifica en toda
estación (...).
En cambio, una palabra vil es
comparable a un mal árbol, arrancado de la tierra y sin arraigo.
(Sura XIV, de Ibrahim o de
Abrahán, 24, 26)
(Los creyentes)
lograrán los jardines del Edén, bajo los cuales corren los ríos; donde
lucirán brazaletes de oro; vestirán ropajes verdes de tafetán y
brocado; donde reposarán sobre divanes. ¡Qué magnífica recompensa y
qué feliz morada!
(Sura XVIII, de Alkahf o de la
Caverna, 31)
(...) quienes se someten a Dios,
Obtendrán el prometido
sustento:
Frutos, y serán agasajados
En los jardines de la
felicidad,
Recostados en mullidos lechos,
contemplándose cara a cara;
En un cáliz se les servirá un
néctar,
Puro y exquisito para quienes lo
saboreen,
Que no les ofuscará ni les
embriagará.
Y habrá junto a ellos doncellas
de grandes ojos negros, de casta mirada,
Como beldades celosamente
custodiadas.
(Sura XXXVII, de Aççaffat o de
los Alineados, 40-49)
¡Entrad dichosos en el Paraíso, junto a
vuestras mujeres!
Seréis servidos con bandejas y
copas de oro; allí las almas obtendrán cuanto deseen, deleitarán sus
ojos y residirán eternamente.
Este es el Paraíso que
heredasteis gracias a vuestras acciones.
Donde tendréis frutos en
abundancia, de los que os alimentaréis.
(Sura XLIII, de Azzujruf o de
los Adornos de Oro, 70-73)
En verdad que los que temen a Dios
estarán en un lugar seguro,
Entre vergeles y manantiales;
Serán ataviados con tafetán y
brocados, sentados cara a cara;
Así será, y los desposaremos con
huríes de grandes ojos.
Allí, seguros, podrán disponer
de toda fruta;
Y no alcanzarán la muerte, salvo
la primera; y Él les preservará del tormento del fuego.
(Sura XLIV, de Addujan o de la
Humareda, 51-56)
He aquí la descripción del Paraíso
prometido a quienes temen a Dios, donde corren ríos de aguas puras,
ríos de leche de sabor inalterable, ríos de vino, deliciosos para los
bebedores, y ríos de miel purificada, donde tendrán a su alcance todo
tipo de frutos, y la clemencia del Señor; ¿podrá ello compararse con
el castigo de quienes arderán eternamente en el fuego y a quienes se
les dará de beber agua hirviente que desgarrará sus entrañas?
(Sura XLVII, del Apóstol
Muhammad o de Mahoma, 15)
(En
cuanto a los creyentes) les
colmaremos de frutas y de toda la carne que apetezcan.
(Sura LII, de Attur o del Monte,
22)
Estarán recostados sobre tapices de
ricos brocados; y tendrán a su disposición los frutos de ambos
jardines. (...)
También habrá allí huríes de
casta mirada, que no fueron antes de ellos tocadas por hombres ni
genios.
(Sura LV, de Arrahman o del
Clemente, 54-56)
Habrá (en los jardines) beldades
candorosas; (...)
Huríes custodiadas en sus
pabellones; (...)
Que nunca fueron tocadas antes
de ellos por hombres ni genios; (...)
Recostadas en cojines verdes y
hermosas alfombras.
(Sura LV, de Arrahman o del
Clemente, 70-76)
Estarán sobre lechos de oro y
pedrerías.
Recostados y cara a cara.
Donde les servirán efebos
siempre jóvenes,
Con vasos, aguamaniles y copas
rebosantes de néctares de manantiales,
Que no les provocarán jaqueca ni
les embriagarán,
Y también les servirán sus
frutas preferidas;
Y la carne de las aves que les
apetezcan;
Acompañados de huríes de grandes
ojos,
Como perlas ocultas en conchas,
En recompensa de cuanto hayan
hecho.
(Sura LVI, de Aluaqi'a o del
Inevitable Evento, 15-24)
Agua
que mana,
Y frutas abundantes,
E inagotables, que nunca les
serán vedadas,
Y hermosas doncellas
Que hemos creado
deliberadamente,
Y las hicimos vírgenes,
Amorosas y de su misma edad,
Para los bienaventurados.
(Sura LVI, de Aluaqi'a o del
Inevitable Evento, 31-38)
Y les recompensará por su perseverancia
con un jardín y vestidos de seda,
Donde permanecerán recostados
sobre divanes, y no les afectará ni el calor del sol ni el frío de la
luna.
Y les arroparán las sombras del
jardín, y tendrán a su disposición sus frutos.
Y serán servidos con vasos y
copas de plata cristalina.
En copas de cristal plateado,
que llenarán a voluntad.
Y allí se les servirá una copa
de néctar, cuya composición será de Zanyabil,
Una fuente del Paraíso que se
llama Salsabil.
Y les servirán efebos siempre
jóvenes: cuando les veas, te parecerán perlas dispersas.
Y cuando mires allá, verás una
delicia y un magnífico reino.
Vestirán de tafetán verde y
brocados, y se adornarán con brazaletes de plata; y el Señor les
servirá una bebida pura.
(Sura LXXVI, de Al-Inhan o del
Hombre, 12-21)
Por el contrario, los que teman a Dios
serán bienaventurados:
Vergeles y viñedos;
Doncellas de turgentes senos de
su misma edad;
Y copas rebosantes.
Y no escucharán vanidades ni
mentiras.
(Sura LXXVIII, de Annaba o de la
Noticia, 31-35)
3.17. El infierno
Cada vez que en el Corán se mencionan las recompensas del Paraíso,
se advierte a continuación, y como contrapartida, de los castigos del
infierno, predestinados a los incrédulos y los malvados.
Hay
dos antagonistas que disputan sobre el Señor
(creyentes y no creyentes).
En cuanto a los incrédulos, serán recubiertos con vestidos de fuego, y
será vertida agua hirviendo sobre sus cabezas.
Para derretir cuanto hay en sus
entrañas y su piel.
Y serán azotados con mazas de
hierro.
Cada vez que angustiados quieran
escapar del fuego, serán devueltos a él. Y se les dirá: '¡Sufrid el
castigo del fuego del infierno!'
(Sura XXII, de Alhayyi o de la
Peregrinación, 19-22)
3.18. Satán
La figura de Satán o del Diablo no difiere gran cosa de la de las
creencias judeocristianas. Es un ángel que desafía a Dios, caído por
su soberbia, rival despechado del género humano, y al que Dios tolera
sus asechanzas al hombre, con el fin de poner a éste a prueba.
(...)
Mas quien tenga a Satán por colega: ¡qué pésimo colega!
(Sura IV, de Annisá o de las
Mujeres, 38)
(...) cuando llamáis a la oración, la
toman como objeto de escarnio e irrisión, porque son insensatos.
Diles: '¡Adeptos del Libro!
¿Intentáis ensañaros con nosotros sólo porque creemos en Dios, en lo
que es y había sido revelado, y porque sois mayoritariamente
depravados?'
Diles: '¿Puede haber, a los ojos
de Dios, peor escarmiento que éste?' Dios les maldijo, condenó y
transformó en simios, cerdos y adoradores del Seductor; estos son los
que se hallan en peor situación y más apartados del camino verdadero.
(Sura V, de Almaida o de la Mesa
Servida, 58-60)
Creyentes: no sigáis los pasos de
Satán; porque quienes siguen los pasos de Satán, han de saber que él
instiga a la obscenidad y a las cosas prohibidas (...)
(Sura XXIV, de Annur o de la
Luz, 21)
Recuerda cuando el Señor dijo a los
ángeles: 'Crearé un hombre a partir del barro;
Cuando lo haya modelado y le
haya insuflado mi Espíritu, inclinaos ante él'.
Y todos los ángeles se
inclinaron al mismo tiempo,
Excepto Lucifer, que se llenó de
soberbia y se unió a los incrédulos.
Dios le dijo: 'Lucifer: ¿por qué
motivo no te inclinas ante lo que he creado con mis manos? ¿Estás
acaso ensoberbecido o eres de los altivos?'
Contestó: 'Soy superior a él,
pues a mí me creaste de fuego y a él de barro'.
Dios le dijo: '¡Vete de aquí,
porque estás maldito.
Y ten seguro que mi maldición
pesará sobre ti hasta el día del Juicio!'
(Sura XXXVIII, de la letra Çad,
71-78) |