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2. Preceptos del Corán, pilares del Islam

 

   En cuanto a los contenidos del Corán --fuera de nuestra pretensión exponerlos al completo en este estudio--, vamos a extractar unos cuantos conceptos básicos que ayudarán a hacernos una idea aproximada de sus principales mensajes. Intercaladas en distintos capítulos del Corán, se van prescribiendo al creyente una serie de obligaciones, resumidas en los llamados cinco pilares del Islam (arkan al-Islam): 

   - la declaración de fe; 
  
- practicar la oración; 
  
- pagar el azaque; 
  
- ayunar durante el Ramadán; 
  
- peregrinar a la Meca. 

   Estos cinco decretos básicos están más claramente sistematizados en los hadith o jadices, antologías de dichos y hechos de la vida de Mahoma, realizadas en los primeros siglos del Islam por compañeros y sucesores del Profeta, y de autenticidad refrendada por distintas series de autoridades. Los hadith son considerados, junto al Corán, una de las fuentes básicas de las leyes islámicas y una guía de moral. Complementarios del Corán, su lectura es tenida por imprescindible para una interpretación más profunda y completa de los contenidos del Libro. 

   El Islam ha sido construído sobre cinco pilares: declarar que no hay más dios que Dios y que Mahoma es el Mensajero de Dios, practicar la oración, pagar el azaque, hacer la peregrinación a la Casa, y ayunar en Ramadán. 
   (Hadith 3, relatado por al-Bukhari y Muslim, recopilado por An-Nawawi, en 'Cuarenta Hadith').    

   2.1. La declaración de fe 
   Consiste en la pronunciación por parte del devoto del tahlila, es decir, el lema "La ilaha illa'llah, ua Muhammad rassulu Allah" ("No hay más dios que Dios y Mahoma es su mensajero"); este lema es crucial como testimonio de la sincera fe monoteísta del creyente, y requisito previo e inexcusable para aceptar su adscripción al credo musulmán. Podremos ver el tahlila en los muros de los monumentos, en las monedas, en banderas de países como Arabia Saudí y en toda clase de rótulos y trabajos caligráficos con fines religiosos, pues compendia por sí solo la esencia del Islam. 

   ¡Humanos! (...) No hay más dios que Él! ¡Él es quien da la vida y la muerte! ¡Creed en Dios y en el Profeta (...) 
   (Sura VII, de Al-Aaraf o de las Azoteas, 158) 

   En verdad que soy Dios. No hay más dios que Yo. Adórame por tanto, y practica la oración en memoria mía. 
   (Sura XX, de Ta-Ha, 14)    

 

 

 


Oasis de Siwa (Egipto). Pollería

 

 

 

 

 

 


Oasis de Siwa (Egipto). Pesando un pollo


Oasis de Siwa (Egipto). Degollando un pollo, y recogiendo su sangre en un bidón

 

 

 

 

 


Oasis de Siwa (Egipto). Desplumando un pollo

 

 

 

 

 


Oasis de Siwa (Egipto). Comprando huevos en una pollería

 

 

 

 

 


Raydah (Yemen). Vendedor de pollos

 

 

 

 

 


Sana'a (capital del Yemen). Vendedores de pollos en el Suq al-Qat (zoco del qat)

 

 

 

 

 


Sana'a (capital del Yemen). Pollería

   2.2. Practicar la oración 
   Todos los musulmanes tienen como obligación rezar a Dios al menos cinco veces al día, en determinadas horas y cumpliendo ciertas condiciones: deben purificarse previamente (lavándose con agua, o si no la hay, con arena, en particular la cabeza, los brazos y los pies), descalzarse, orientarse hacia la alqibla (en dirección a la Meca) y ejecutar una serie de posturas rituales codificadas, incluyendo la genuflexión y la postración hasta tocar el suelo con la frente, en señal de total sumisión a Dios, mientras pronuncian las plegarias. Deben también acudir los viernes a la mezquita. 

   En cualquier lugar al que vayas, orienta tu rostro hacia la santa mezquita (la Caaba), porque ésta es la verdad del Señor; y Dios no es indiferente a lo que hacéis. 
   (Sura II, de Albaqara o de la Vaca, 149) 

   Tolera, pues, ¡oh Apóstol!, lo que dicen los incrédulos, y profesa alabanzas a tu Señor antes de la salida del sol, antes del ocaso, y a ciertas horas de la noche (...). 
   (Sura XX, de Ta-Ha, 130) 

   Creyentes: cuando se os convoca a la plegaria del viernes, concurrid al recuerdo de Dios, (...) 
   (Sura LXII, de Alyumuía o de la Asamblea del Viernes, 9)   

   2.3. Pagar el azaque 
   El zakat o azaque es una limosna destinada a los pobres y necesitados, que toma la forma de tributo obligatorio anual. El azaque es recaudado en base a cinco tipos de propiedad: grano, fruta, ganado (incluyendo el camélido, ovino y caprino), oro-plata, y bienes muebles, a los que se aplican diferentes porcentajes. En este concepto se basa el sistema tributario de algunos estados islámicos (Arabia Saudí, Yemen), como un modo de redistribución de las riquezas, aunque la tendencia actual, en la mayoría de países que han desarrollado paralelamente un sistema fiscal laico, es dejarlo al criterio individual de los ciudadanos. 

   Él es quien creó para vosotros jardines con plantas emparradas y rastreras, y también las palmeras, las sementeras con frutos de todos los sabores, los olivos y los granados, similares y diversos. Comed de sus frutos cuando estén en sazón, y el día de su recolección pagad el azaque; pero no os excedáis, porque Dios no aprecia a los pródigos. 
   (Sura VI, de Al-Anaam o del Ganado, 141)    

   2.4. El ayuno de Ramadán 
   El Ramadán es el noveno mes del año musulmán, y se considera sagrado. El calendario religioso musulmán es lunar y no solar, por lo que cada uno de sus doce meses dura de novilunio a novilunio: 28 días aproximadamente. Lo cual provoca que el calendario islámico no se sincronice con el gregoriano, de uso universal, y que el Ramadán se desplace cada año unos días con respecto a este último, y vayan rotando las fechas en que cae. La vigesimoséptima noche del Ramadán, llamada lailat al-qadr, la 'Noche del Decreto', pasa por ser la noche sagrada en que el mensaje fue enviado al Profeta
("Por el Libro lúcido; / Que revelamos en una noche bendita", XLIV, 2, 3).  
   Las normas del Islam obligan a los fieles a ayunar todos los días del mes, durante el lapso que va del amanecer al anochecer; más en concreto, a abstenerse de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales durante las horas diurnas. Tampoco se pueden ingerir bebidas alcohólicas en todo el mes, ni de día ni de noche (en los países en que están permitidas, las tabernas suelen dar vacaciones a sus empleados y cerrar por esas fechas). El ayuno condiciona en gran medida las rutinas cotidianas de los países mayoritariamente musulmanes y las actividades laborales diurnas se reducen a niveles mínimos. 
   El Ramadán no es visto, sin embargo, como una carga. Al contrario, es un mes de espíritu festivo, acogido con alborozo por los musulmanes, que tienen ocasión de compensar las privaciones del ayuno del día con la celebración de festejos durante las horas nocturnas. Las noches son alegres y animadas, y mucha gente permanece despierta hasta el amanecer, reservando las horas de la tarde para dormir. 
   Se cree que la normativa del Ramadán puede derivar de costumbres anteriores, como la celebración del Yom-Kippur (o Día de la Expiación) por los judíos, que implica un periodo de reparación, o del modelo de la Cuaresma cristiana, con sus 40 días prescritos de ayuno y abstinencia. El Corán no especifica, sin embargo, fechas ni plazos, y se muestra flexible con quienes tengan dificultades para practicar el ayuno: los enfermos y los viajeros, a los que hay que añadir las mujeres embarazadas, los niños, los ancianos, los discapacitados, etc. 

   ¡Creyentes! Os ha sido ordenado el ayuno, al igual que a vuestros antepasados, para que sintáis temor por Él. 
   Ayunaréis determinados días; mas quienes entre vosotros no podáis cumplir este precepto por estar enfermos, o de viaje, ayunaréis más tarde el mismo número de días. No obstante, quienes, pudiendo cumplir este precepto, lo quebranten, se redimirán dando de comer a un mendigo (...) 
   El mes de Ramadán, en que fue revelado el Corán, guía de la humanidad y certeza para el camino y el discernimiento. Por ello, quienes de vosotros presencien la luna nueva de dicho mes, deberán ayunar. Sin embargo, quienes se hallen enfermos o de viaje, ayunarán más tarde el mismo número de días. Dios os desea la comodidad y no la dificultad, para que podáis alcanzar la meta y glorificar a Dios, por haberos iluminado, a fin de que Le déis gracias. 
   (Sura II, de Albaqara o de la Vaca, 183-185) 

   Acabado el Ramadán, los musulmanes celebran la fiesta de Id al-Fitr, o de 'Ruptura del ayuno' (Küçük Bayram, o 'Fiesta Menor', en Turquía), que cae en los tres primeros días del décimo mes del calendario islámico, Shawwal. Se acostumbra en estos días festivos a visitar a las familias y las tumbas de los difuntos, intercambiar regalos y renovar el vestuario. Ésta es una de los dos festividades mayores (Id = Fiesta) del Islam, siendo la otra el Id al-Adha, o 'Fiesta del Sacrificio' (Kurban Bayram, o 'Fiesta Mayor', en Turquía) que cae hacia la mitad del último mes, Dhu al-Hidja. El principal acto de esta fiesta consiste en que cada familia, entre las que pueden permitírselo, sacrifica un cordero (o cualquier otro animal lícito, cabeza de ganado o camello), para repartir sus piezas entre los suyos, sus amigos y sus vecinos, y también entre los pobres, en conmemoración del sacrificio de Abrahán. 
  

   2.5. La peregrinación a la Meca 
   Todo musulmán adulto debe peregrinar al menos una vez en su vida a la Meca, ciudad santa en la actual Arabia Saudí y emplazamiento de la Caaba, siempre que su salud y sus recursos se lo permitan. La peregrinación a la Meca, o hadj, se realiza durante las dos primeras semanas del último mes del año islámico (Dhu al-Hidja), e incumbe a todos los mahometanos que estén en condiciones físicas y económicas para llevarla a cabo, siempre que su ausencia no cause perjuicio a sus familias. 
   Al llegar a la Meca, el peregrino debe ataviarse con una túnica blanca ceremonial para ser un muhrim y alcanzar un estadio de pureza y santidad, estando así preparado para visitar la Caaba y rodearla por siete veces, además de practicar otra serie de ceremonias rituales en distintos sitios sagrados de la ciudad y de las afueras. Las ceremonias incluyen la inmolación de un animal en conmemoración del sacrificio de Abrahán. Sumado a todo ello, los peregrinos se rapan la cabeza, y tras arrojar durante tres días sucesivos siete piedras a cada uno de los tres pilares de Mina, que representan a Satán, regresan a la Meca para efectuar el tawaf (o circunvalación) de despedida a la Caaba, antes de abandonar la urbe. De vuelta a su hogar, el peregrino puede añadir el prestigioso título de hadji a su nombre. 

   Acuérdate de cuando informamos a Abrahán del emplazamiento de la Caaba (...) 
   Y convoca a la peregrinación a las gentes, que acudirán hacia ti desde los más lejanos países, a pie o a lomos de camello; 
   Para ser testigos de sus beneficios y exaltar el nombre de Dios en los días consagrados, en agradecimiento por las reses de ganado que les concedió. Alimentaos, por tanto, de ellas, y dad de comer a los pobres. (...) 
   (Sura XXII, de Alhayyi o de la Peregrinación, 26-28)   

   2.6. Otros preceptos 
   Además de las obligaciones principales sintetizadas en los cinco pilares del Islam, el Corán insta a sus seguidores a obedecer un buen número de normas y directrices de comportamiento, que abarcan toda clase de ámbitos, y regulan desde la moral a los usos sociales, en materias como el matrimonio, el divorcio, las herencias, el atuendo, los modales, la dieta alimenticia, el trato con los infieles, la no-violencia, la yihad o 'guerra santa', etc. Ofrecemos a modo de ejemplos un ramillete de extractos, que darán una idea de la multiplicidad de materias en las que el Libro tiene algo que decir: 

   Y cuando dos bandos de creyentes combatan entre sí, reconciliadles. Y si uno provocase al otro, combatid al provocador, (...) 
   (Sura XLIX, de Alhuruyat o de los Aposentos, 9) 

   Creyentes: que ningún pueblo se burle de otro; (...)  
   (Sura XLIX, de Alhuruyat o de los Aposentos, 11) 

   Y no pongas mala cara a la gente ni andes con insolencia por la Tierra, porque Dios no aprecia a los arrogantes y jactanciosos. 
   Y modera tus andares y baja tu voz, porque no hay voz más desagradable que el rebuzno de los asnos. 
   (Sura XXXI, de Luqman, el prudente, 18, 19) 

   Creyentes: evitad la sospecha siempre que os sea posible; porque algunas sospechas conllevan el pecado. No os espiéis ni os descalifiquéis los unos a los otros. ¿Quién de vosotros sería capaz de comer el cadáver de su hermano? ¡Sentiríais repugnancia! Temed a Dios, porque Dios es indulgente y misericordioso. 
   Humanos: En verdad que os creamos de un hombre y una mujer, y os dividimos en naciones y tribus para que os reconozcáis. (...) 
   (Sura XLIX, de Alhuruyat o de los Aposentos, 12, 13) 

   Castigad con cien azotes a la adúltera y al adúltero. Que no os frene la compasión a la hora de aplicar la ley de Dios, si creéis en Él y en el día del Juicio final. 
   (Sura XXIV, de Annur o de la Luz, 2) 

   No digas nunca: 'Mañana haré tal cosa'. 
   A menos que añadas: 'Si Dios quiere'(...). (Insh-Allah
   (Sura XVIII, de Alkahf o de la Caverna, 23, 24) 

   Y no disputéis con los seguidores del Libro (la Biblia), sino del modo más pacífico. 
   (Sura XXIX, de Al-Aankabut o de la Araña, 46)    

 

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