Modo de hacer aguardientes en el siglo XVII: Aceite de claveles y de café

Sólo la revolución puede sanar el cáncer que padece esta democracia que agoniza, la ciudadanía debe de tomar la bandera de lo que los políticos y sindicatos están matando.

Carlos AzcoytiaEl presente trabajo es continuación de otro matriz, base para comprender mejor la forma de cómo se hacían a finales del siglo XVII los anises, aguardientes y licores, titulado ‘Modo de fabricar aguardientes y licores a finales del siglo XVII’ y que puede leer..

Comprendemos bajo un mismo artículo estos dos licores, el de claveles y el hecho con café que debe de ser una delicia probarlos, siendo estas sus fórmulas.

Aceite de claveles.

Para la destilación se hace uso solamente de claveles encarnados obscuros que tengan olor de clavo: a las flores se las quitan sus pistilos, y doce libras de ellas se ponen en una vasija de barro con cuatro azumbres y media de aguardiente refinado. La vasija se tapa con exactitud y se dejan en infusión las flores por espacio de un mes. Entonces se pasa el licor por un tamiz, y lo que quede sobre él se pone en una cucúrbita con dos azumbres o poco mas de agua de fuente, y puesta al fuego en baño maría, se destila hasta el grado del agua hirviendo: este producto se mezcla con la tintura espirituosa, echándole al mismo tiempo media onza de canela. Un mes después de esta operación se pasará a componer el aceite. Para lo cual se harán clarificar y poner en punto tostado 21 libras de azúcar, y se expondrá el jarabe al aire libre por espacio de cinco o seis días, después se deslié en un azumbre de agua destilada de clavel aromatizada con clavo, y se le mezcla la tintura espirituosa; se remueve fuertemente la mezcla, se pone en botellas grandes, se le deja reposar por espacio de quince días, y se le filtra y aclara por el método ya prescrito.alambique0Aceite de café

Háganse clarificar diez libras de azúcar, y cuando el jarabe esté casi en punto de caramelo, apártesele del fuego y agítesele con una espátula hasta que se convierta en polvo tan seco como el azúcar de pilón; y déjesele cuatro o cinco días en un paraje seco al aire libre. Escójanse dos libras de café de Moka, tuéstesele a un fuego moderado, y en adquiriendo un buen color castaño claro que tire a morado, póngasele en una vasija, y críbesele para limpiarlo de todas las cascarillas que se hayan separado al tostarlo. Sin esperar a que esté enteramente frió, póngase en una cucúrbita con dos azumbres de agua tibia, arrímesela al fuego en baño maría, cúbrase con cabeza ciega, y manténgase el líquido a los 78 grados de calor por espacio de dos horas. Después de dejarlo enfriar media hora, pásesele por un tamiz, y mézclese esta tintura de café con el azúcar que antes se ha preparado; y en estando éste bien desleído, y bien fría la mezcla, agréguense dos azumbres de espíritu de vino rectificado, agítese todo fuertemente, póngase en botellas grandes, déjesele reposar cuatro o cinco días, cuélese, y cuando esté bastante claro el licor, trasiéguesele y échese el sedimento en la manga.

Continuará…

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