Historia del vino de Granada y Las Alpujarras (España)

Leyendo el ‘Semanario de Agricultura y Artes dirigido a los párrocos’, de fecha 8 de octubre de 1801, me topé con una carta anónima de un agricultor de las Alpujarras granadinas que dirigía al director de dicha publicación en la que denunciaba la vigencia de una ley obsoleta que dictó la hija de los Reyes Católicos, Juana ‘La Loca’, en la que sólo permitía vender dentro de la ciudad de Granada el vino que se produjera en la conocida como la ‘cosecha de la circunferencia’ y que consistía en el monopolio de las viñas que distaban un máximo de tres leguas de dicha ciudad, unos 12 kilómetros, y que vedaba el libre comercio dentro de la misma provincia, con el perjuicio que eso ocasionaba para la economía de muchos en provecho de unos pocos.

La ley de referencia databa del reinado de Juana I de Castilla, cómo ya he comentado, la cual sólo ocupó dicho cargo de forma efectiva durante dos años, desde 1504 a 1506, aunque teóricamente se prolongó hasta su muerte en 1555.

Si bien en un primer momento debió tener sentido, con el tiempo, hasta dicha carta trescientos años después, más producía un ahogo de la economía de la región que un beneficio, dejando de ser práctica casi desde el comienzo de su publicación y que tuvo su origen en la conquista de la ciudad a los moros por parte de los Reyes Católicos, los cuales al ver que no había casi viñas, ya que la religión mahometana prohibía el consumo de vino u otros productos que contuvieran alcohol, facilitaron y fomentaron su producción a los nuevos colonos para que pudieran abastecer a la ciudad dándoles la exclusiva y venta, debiendo tener en cuenta que el resto del territorio granadino estaba casi sin habitantes cristianos o en manos de sarracenos más o menos conversos, lo que daría sentido a dicha ley.

Pronto las nuevas tierras se fueron poblando con cristianos y las leyes fueron quedando fuera de lugar, hasta tal punto que tierras feraces y con buenos regadíos, como las de Santa Fe, que podían ser explotadas para un cultivo más provechoso, como podía ser lino, cáñamo o cereales, se destinaban a la producción de uva, por cierto de muy mala calidad, por la falta de competencia que les sirviera de acicate a los propietarios de la viñas, cómo muy bien describe el anónimo agricultor: «…es de notar que los vinos del círculo privilegiado no son de la mejor calidad, y que como tienen segura la venta, no necesitan los cosecheros de molestarse en buscar medios de mejorarlos para competir en la concurrencia de otros mejores«, para continuar diciendo: «A mas del mío, conozco muchos pueblos cuyos vinos, aun hechos sin cuidado, son incomparablemente mejores que los que se beben en Granada, y por no tener salida los queman para aguardiente, de cuyo comercio no se saca tanto interés como se sacaría de los vinos«.

De todo lo expuesto dicho labrador denunciaba los perjuicios que ocasionaban la no derogación de dicha ley y que se concretaban en los siguientes puntos:

1.- No hacía la agricultura los progresos que debiera en la Vega de Granada, donde, por aprovecharse del privilegio, destinaban a viñas terrenos regables que pudieran producir dos o más cosechas al año.

2.-  Se privaba a las gentes de Granada y alrededores de otros frutos más útiles.

3.- Se agraviaba a los otros agricultores de la provincia al no poder vender sus vinos, lo único que en algunos sitios se podía cosechar, lo que hacía que tuvieran que mal vender sus cosechas.

4.- Para la Hacienda Pública se dejaban de percibir rentas provinciales que serían más considerables si existiera dicho comercio libre.

5.- Se castigaba a los habitantes de la ciudad de Granada a beber un vino de mala calidad.

6.- Daba lugar a monopolios y favorecía los negocios fraudulentos, ya que algunos dueños de tierras dentro del privilegio compraban otros vinos a bajo precio de fuera, lo que hacía que se enriquecieran a costa de los consumidores.

7.- Se castigaba a aquellos que contrabandeaban el vino que no pertenecían al privilegio con «vejaciones, multas, prisiones y embargos a los que se descuidaban en contravenir a él, y se pierden así algunas familias«.

8.- Los vinateros marginados tenían que malvender sus aguardientes a los comerciantes de la costa, lo que empobrecía la comarca.

Creo que es un interesante dato nada conocido sobre la historia del vino en España que puede hacer comprender las nefastas políticas agrícolas que se padecieron como consecuencia de la Reconquista, los favores que se hicieron a los conquistadores y su repercusión en el empobrecimiento de ciertas zonas y donde Andalucía fue la perdedora que quedó desenganchada, hasta épocas muy recientes, del carro del progreso al estar sus tierras, todavía quedan muchas, en manos de terratenientes que en un casi régimen feudal donde sus propietarios vivían a costa del sudor del pueblo desaprovechado las tierras de labor.

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