Poco se sabe sobre las preferencias gastronómicas de Adolfo Hitler, que según muchos de sus biógrafos e historiadores, lo consideraron vegetariano estricto. Lo que no ha quedado claro, cuáles fueron las razones que lo han llevado a seguir la dieta verde y rechazar los productos cárnicos. El Führer no se inclinó hacia las pastas, verduras y pasteles por excéntrico o amante y defensor de los animales.
Antes de asumir como canciller de Alemania en 1933, solía comer preferentemente albóndigas de hígado, pichón de paloma en sus diferentes preparaciones y salchichas de Baviera, pero con el tiempo fue disminuyendo la ingesta de estos platos hasta llegar a adoptar una dieta vegetariana, razón por la cual no se puede decir que haya sido un vegetariano ortodoxo. Hay dos posibles razones, que según los expertos, lo han llevado por el camino verde; el suicidio de su sobrina Geli y el hecho de que Hitler tuviera serios problemas digestivos.
LA SOBRINA DE HITLER.
Adolfo Hitler mantuvo una muy extraña relación con su sobrina Ángela María Raubal (Geli), hija de su hermanastra Ángela. Para algunos historiadores se trató de su amante; para otros menos imaginativos, una relación enfermiza de autoritarismo y celos, a punto tal, que Geli terminó suicidándose a los 23 años agobiada, aparentemente, por el constante control de su tío. Este hecho produjo en el futuro canciller, un impacto emocional que motivó un cambio radical en su vida y en sus hábitos recluyéndose en un ostracismo al cual solo tuvieron acceso unos pocos amigos, y según algunos médicos e historiadores, el rechazo a la carne. El historiador y Dr. en medicina Henrik Eberle, y su colega y profesor universitario Joachim Neumann en su libro ¿War Hitler Krank? (¿Estuvo Hitler enfermo?), comentan que a menudo Hitler solía tener fuertes trastornos intestinales que fueron agravándose con el tiempo. Su amigo personal, el fotógrafo Heinrich Hoffmann le recomendó visitar al Dr. Theo Morell, que por aquel entonces había logrado una excelente reputación en Berlín, dado que los médicos de los hospitales que habían revisado a Hitler no encontraban un motivo a su dolencia. Morell, tras unos estudios, le receta Mutaflor*, un nuevo medicamento desarrollado en 1917 con el que consiguió reducir sensiblemente los espasmos y otras alteraciones digestivas. Hitler depositó toda su confianza en Morell que en poco tiempo se incorporó a su círculo privado como médico de cabecera. A partir de ese momento ambos fueron conformando una dieta por ensayo y error para disminuir ese problema digestivo, además de otras dolencias que padecía el Führer. Entre los productos que llegó a incorporar a su dieta, figura “Musil und Rohkost”, un preparado de avena combinada con otros cereales y frutas deshidratadas a la que le agregaba leche de almendras. En la actualidad el Musil es muy publicitado en Europa bajo las marcas Fitness o Muesli de Nestlé. El ministro de propaganda Joseph Göebbels aprovechó esta circunstancia, teniendo en cuenta que Hitler además no bebía ni fumaba, para crear una imagen de asceta y convertirlo en un ser superior, más allá de los placeres materiales.
COCINERA EXPERTA EN DIETAS
Durante su estancia en el Berghof, su residencia de descanso en la zona montañosa de Obersalzberg junto al pueblo de Berchtesgaden en Baviera, Hitler recibía su comida vegetariana de la clínica del Dr Werner Zabel, y puede leerse en un menú del 7 de junio de 1943: Jugo de naranja con mucílago de linaza: salsa de hierbas, arroz con leche, pan de centeno con mantequilla y Nuxo paste** (puré de avellanas y almendras). El Dr. Theo Morell propone en 1943 que las preparaciones estuvieran a cargo de un experto en cocina dietética sugiriendo a la austriaca Helene von Exner, experta cocinera en dietas que había servido satisfactoriamente al dictador rumano Ion Antonescu. Hitler aprobó la idea y el 15 de julio de 1943 von Exner asumió sus funciones para cocinar exclusivamente para el Führer con el incentivo de un pago en efectivo de 2.000 Reichsmark (9.020 €) y un salario libre de impuestos de 800 Reichmark (3.600 €) por mes. A partir de su incorporación a los fogones de la Cancillería en Berlín y en el Berghof, cambia abruptamente la preparación de los alimentos de la dieta. Helene von Exner no llegó a cumplir un año en su función dado que a raíz de su compromiso con un oficial de la SS, sale a la luz que su bisabuela había sido judía. Hitler no tuvo más remedio que despedirla en febrero de 1944 pero ella y su familia fue declarada oficialmente «arios”. El 8 de mayo de 1944 se incorpora como reemplazante a Constanze Manziarly que se quedará hasta el suicidio de Adolfo Hitler y su flamante esposa Eva Braun.
LA ÚLTIMA COCINERA DEL FÜHRER
Constanze Manziarly fue una dietista austríaca que se había recibido en la Escuela de Economía Doméstica. Terminado sus estudios se incorporó el 13 de septiembre de 1943 a la casa de reposo del Dr Werner Zabel en la Alta Baviera. Allí conoció a Christa Schröeder, una de las cuatro secretarias de Adolfo Hitler quien le propone ocupar el cargo que dejó vacante Helene von Exner. Constanze Manziarly asume el cargo de dietista, el 4 de mayo de 1944 (Paul Bruppacher en su libro “Adolfo Hitler y el Partido Nacional Socialista 2ª parte” dice que Manziarly se incorpora el 1º de septiembre de 1944) Sea como fuere, comienza a trabajar en la Guarida del Lobo, nombre del cuartel general del Führer. Otra versión dice que el secretario personal de Hitler, Martin Borman, es el que presenta a la nueva dietista a Hitler. Cuando pasaron a ocupar el bunker de la cancillería sobre los últimos meses de la guerra, a Manziarly le asignan una pequeña cocina donde preparaba la comida para el dictador y el pequeño grupo que lo acompañaba, básicamente sus secretarias, su amante Eva Braun, y en alguna oportunidad, Magda Göebbels, su esposo Joseph y Martin Borman. Para el día de navidad de 1944 Hitler desayunó leche de almendras con Müsli y té Vitamultin***; al mediodía sopa de fideos, coliflor con manteca y pan rallado, milhojas con puré de papas, y de postre, chocolate y pasteles. Para la cena, sopa de apio, sopa de sémola y de postre una espuma de vino, Para la noche, te, pasteles y panecillos untados (montaditos vegetarianos) y nuevamente sopa de sémola. Su última comida fue el 30 de abril de 1945 para la cual Constanze Manziarly preparó unos espaguetis de verdura (aunque en la película “El Hundimiento” se lo ve comer ravioles supuestamente de verdura con salsa de tomate). Según el relato de Traudl Junge, otra de sus secretarias, y sobre el cual se basa el guión del film citado, Manziarly estaba fascinada con Hitler y llegó a rechazar la oferta de abandonar el bunker pocas horas antes de caer en manos de los rusos. Prefirió quedarse hasta el final, luego que Adolfo Hitler y Eva Braun se suicidaran. Su muerte no está aclarada; hay una versión que asegura que se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro, y según el relato de Traudl Junge, fue detenida por soldados rusos en el momento de su huida y nunca más apareció.
LAS PROBADORAS DE COMIDAS
Hitler tenía un grupo de 15 mujeres probadoras de alimentos por temor a ser envenenado, método heredado de los antiguos romanos que hacían probar comidas y bebidas a sus esclavos antes de ingerirla el emperador. Una de estas modernas esclavas fue Margot Wölk quien a sus 96 años (en 2013) narró los detalles de un secreto que había guardado celosamente durante 68 años, de lo que podía haber sido su última comida. Después de soportar los primeros bombardeos británicos en Berlín en 1941, se refugió en la casa de su suegra en Prusia Oriental a pocos kilómetros de la Guarida del Lobo, cuartel general del Führer. Al poco tiempo de residir allí, fue reclutada por las SS y alojada junto a otras jóvenes en un edificio de dos plantas donde los cocineros preparaban la comida para Hitler y el resto del personal. Margot era recogida todos los días por un autobús y la cata se realizaba de 11 a 12 hs. Por aquel año si bien la población alemana empezaba a carecer de alimentos y sustituirlos por alternativos, en la cocina de La Guarida del Lobo no faltaba nada. Sobre una gran mesa de madera se presentaban las preparaciones, verduras, salsas, pastas y frutas exóticas, para ser degustadas. “La comida era buena, incluso muy buena, pero nunca pudimos disfrutarla. Había corrido el rumor que el servicio de inteligencia británico tenía intención de envenenar a Hitler”, relata Margot Wölk. Luego que el grupo de mujeres había probado los platos, debían esperar 45 minutos para la aparición de algún síntoma de envenenamiento, y pasado ese tiempo, los hombres de las SS los ponían en cajas y las llevaban hasta el cuartel general. Hitler rara vez comía antes de las 3 de la tarde y por la noche, en las cenas con numerosos invitados, después de las 20 hs. Percibía por este trabajo 200 Reichmarks (900 €), Ante la avanzada soviética sobre el cuartel general, Margot fue advertida del peligro por un teniente de las SS, que logró ubicarla en un tren especial rumbo a Berlín donde se refugió en casa de un médico amigo. Más tarde se supo que sus compañeras fueron fusiladas por el ejército ruso. Lo más curioso de esta historia, es que Margot Wölk jamás conoció personalmente a Adolfo Hitler.
*Mutaflor: Medicamento probiótico. Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se ingieren en las cantidades adecuadas, pueden aportar beneficios para la salud de quien los consume. Se trata de bacterias o levaduras que están presentes en alimentos, medicamentos o suplementos dietéticos.
**Nuxo paste: Marca comercial de un puré de almendras fabricado en la actualidad por Valora A.G Alemania.
***Vitamultín té: Complejo vitamínico.
BIBLIOGRAFÍA
¿War Hitler krank? Autores Henrik Eberle,Hans y Joachim Neumann. Editorial Lübbe digital 2009.
Bis zur letzten Stunde: Hitlers Sekretärin erzählt ihr Leben. Autor: Traudl Junge. Editorial List
Adolfo Hitler y el Partido Nacional Socialista 2ª parte. Autor Paul Bruppacher
Hitlers Kellner Autor Christiane Kohl. Süddeutsche.de