Modo de hacer horchata a mediados del siglo XIX

Leyendo el libro titulado ‘Almacén de recetas escogidas y probadas ó sea Tratado de jarabes, aguas destiladas, licores por destilación, vinos por imitación y helados’, en su segunda edición, fechada en 1840, libro anónimo e impreso por Francisco Vallés, cuya razón social estuvo en la calle del Pino de Barcelona, encontré la fórmula que había para hacer horchatas y donde, como siempre y para aquellos que defienden lo indefendible porque ni se molestan en investigar, ni habla de la hecha con chufas, algo que ya evidenciaba en mi trabajo monográfico que puede leer en ‘Historia de la chufa, la juncia, la horchata y las hemorroides del rey Jaime II de Aragón’, porque la hecha con chufas es un producto de venta y comercialización muy posterior en el tiempo y que, salvo tímidos intentos, no progresó hasta hace algo menos de un siglo.

En el libro que me refiero, para aquellos que me siguen no ya como interesados en la historia y sí ávidos comerciantes de productos naturistas, que ya he comprobado que son muchos, trascribo dicha fórmula para rescatarla del olvido histórico como otras muchas.

En dicho libro y dentro del apartado ‘Jarabes’ dice sobre la horchata lo siguiente:    

Tornareis dos libras almendras dulces, una onza de amargas, las mondareis en agua hirviendo, las machacareis dentro de un almirez de mármol , rociándolas con agua de poco en poco, en defecto de que no extraigan aceite, estando en consistencia de pasta fina lo pondréis en una fuente honda mezclándole un azumbre y medio de agua, inmediatamente extraeréis el líquido con un lienzo espeso; pondréis ocho libras de azúcar purificada en una calderuela al fuego estando al grado de bolan lo quitareis, y habiendo cesado el hervor, le mezclareis la leche de poco en poco con un cuarto de esencia de limón; lo volveréis al fuego revolviéndolo seguidamente, habiendo dado un hervor, lo quitaréis dejándole enfriar; después lo pondréis en botellas y las tapareis bien por el espacio de dos días y después destapareis bien dichas botellas y quitareis una pequeña lapa que se habrá formado entre el jarabe y el tapón, pues del contrario se echaría a perder todo. Este jarabe, es muy refrescante y delicioso hecho con semillas de melón, calabaza, sandia, etc; la única variación que se puede hacer es extraer la leche de las semillas en vez de la de almendras y proceder como lo arriba dicho.

Virtudes: refresca, humedece, dulcifica; y es pectoral.

Para conservar los jarabes, es conveniente ponerlos en un lugar templado, que no sea cálido ni húmedo, cuyas circunstancias son necesarias para que se mantengan frescos”.

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