Historia de la vaca, el toro, el buey y la ternera, tanto en la alimentación como en el comercio y las religiones

 Estudio de Carlos Azcoytia
Enero 2009

                                    

INTRODUCCIÓN

Hace pocos días he leído un magnífico libro titulado ‘Vacas: su dignificación sexual y gastronómica’ de mi ya amigo Flavio Morganti, que, aunque se centra principalmente en un estudio pormenorizado a las distintas razas, o variantes de vacas, de Galicia (España), también profundiza, unas veces en tono desenfadado y otras con razonamientos serios, en el papel que siempre desempeñó éste animal en las distintas sociedades, donde, de forma general, fue relegada su importancia, dentro de los actos religiosos entre otros, por la del macho de su misma especie, dejándole sólo el papel de reproductora y productora de leche, siendo hasta su carne depreciada, que no despreciada, a favor de la ternera, la del toro o la del buey, aunque, sin saberlo, la mayoría de las veces nos las venden en las carnecerías, o nos sirven en los restaurantes, carnes de vaca por las ya mencionadas, o lo que es lo mismo que decir que nos dan gato por liebre.

Teniendo presente la importancia de estos animales en la vida de los seres humanos desde sus comienzos, se me hace, en principio, difícil organizar todos los datos disponibles que poseo de forma coherente para que este estudio tenga la consistencia necesaria como para hacernos una idea, lo más precisa posible, de la importancia y la historia de estos animales en el desarrollo de las distintas sociedades y de cómo gracias a ellos, a su aporte de proteínas y su aprovechamiento casi integral, los pueblos pudieron llegar al bienestar social.

A tanto llegó la importancia de los bóvidos que se sacralizaron en casi todas las religiones, y como siempre ocurre, se llegó a la aberración de considerar a estos animales sagrados, tan sagrados que hasta hoy, en la India, un ser humano puede morir de hambre antes de profanar, con el sacrificio y posterior ingestión de una vaca, una de las muchas que rondan por las ciudades y pueblos, las cuales se comen en los mercados los productos que los agricultores tienen a la venta y que les ayudan a sobrevivir y antes las cuales se sienten impotentes.

Hoy los bóvidos, en los países 'desarrollados', ocupan un eslabón más de la cadena alimenticia, son tratados mecánicamente hasta su muerte, son motivo bárbaro de fiestas populares; ya en muchas ciudades casi son animales para ver en un zoológico para niños, porque fracasados urbanistas proyectan urbes cerradas al contacto con la naturaleza en connivencia con políticos y especuladores corruptos.

Hoy que se habla de los derechos de los animales se sigue maltratando, de la forma más humillante, a esta raza en plazas de toros, queriendo disfrazar las masacres que se cometen con tópicos y palabras grandilocuentes, algo que no se puede erradicar porque es la oligarquía la que sustenta estas barbaridades, las cuales hasta tienen la desfachatez de asimilar dichos actos de sufrimiento con el arte, el arte de matar a un animal que en libertad, en el campo, ni siquiera es agresivo.

Sirva este estudio de alegato contra las corridas de toros y nada mejor que transcribir parte del libro titulado "Agricultura General" escrito por Gabriel Alonso de Herrera en el año 1539 donde dice en su Libro quinto, capítulo XLI lo siguiente : "Del ganado vacuno mucho hay que decir, porque mucho nos aprovechamos de ello, y por ende tenemos de ello mucha necesidad, que dado que de sólo los bueyes nos aprovechásemos, en este ganado son tan necesarios y provechosos a las gentes, que para nuestra sustentación en las más de las obras con ellos participamos el trabajo. ¿Que digo? de cuatro partes de afán y trabajo las tres y más son suyas, y de ellas nos alivian. Cuanto trabajan para abrir las tierras, al sembrar, al coger, al trilla, al traer a casa, al acarrear, traer leña y piedra y cuantos trabajos y cargos queremos, que cierto de ello se puede decir, ser nuestros compañeros, y muy continuos y grandes ayudadores de la gente. Y en fin en todas sus edades nos aprovechamos de ellos: después de su vida, de su carne y cuero; por esto antiguamente eran tan preciados los bueyes, que si algunos maliciosamente, y por hacer mal, mataban alguno, tenían pena de muerte, porque mataba un compañero tan provechoso de los hombres, y tan necesario, y por eso multiplicándose de esta manera este ganado, eran los labradores tan ricos; más ahora se hace al contrario, mayormente en nuestra España, matan los toros con peligroso placer, echándoles lanzas y garrochas, como si fueran malhechores, no teniendo culpa. Y lo que es mayor error, hácese en honor de Santos, y sus fiestas y placeres deshonestos, habemos de agradar a los Santos, que sabemos que con ayunos, lágrimas y oraciones agradaron a Dios, y alcanzaron su gloria. Bien creo que no aprovechará decir estos más no lo callaré, siquiera por satisfacer a mi conciencia, que Dios se ofende de ello reciamente; porque lo uno (esto es lo más principal) no se puede hacer sin grave pecado de todos los que miran y ofenden a Dios. Allende de esto, cuantos peligros, muertes, heridas, disfamias, males, escándalos nacen de estos juegos, aún los ciegos lo ven, yo no lo alcanzo a saber, que placer puede haber de matar a lanzadas y cuchilladas una res, de quien ningún mal se espera, antes mucho provecho; y si mal allí hacen, la necesidad y desesperación les fuerza a hacerlo. Muy mejor se hace en Italia, Francia y aún en Aragón, que en Castilla, que no matan hembras, o que son fértiles, salvo cuando no pueden ya parir o que son estériles. Y haciéndolo así, aunque no tienen tanto ganado como nosotros, por ser la tienen más estrecha por las muchas poblaciones, tienen mejores carneros, novillos, y carnes nuevas. Pues quien hiciere por ganado vacuno, debe tratarlo bien, que es de mucha ganancia y honra. Y antes procuren tener cien cabezas bien tratadas, y de buena casta, y más provecho darán que doscientas mal regidas y mal miradas. Verdad sea que para que este ganado de buena ganancia quiere ser en buen número".

Deseo que el lector tome conciencia de las muchas horas de trabajo que lleva este estudio, creo que el más detallado que jamás se hizo, y que se irá incrementando paulatinamente según vaya terminando los diferentes capítulos que compondrán este monográfico dedicado a la historia del ganado bovino.

Hasta estos momentos puede leer el contenido que obra en nuestro gran monográfico dedicado a este animal si presiona aquí

     

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