Capítulo I
Carlos Azcoytia
Enero 2007
"Si
quieres hacer una tarta de manzana partiendo de cero, LA PREHISTORIA: Al principio los seres humanos eran como bestias.- La expansión en el dominio de la Tierra por los pequeños mamíferos, o su aparición simultánea en varios puntos del planeta, tras la gran catástrofe producida por la colisión de un asteroide que cayó en forma de racimo, y que habría destruido todo tipo de vida de los mastodónticos animales que la habitaban, de esto hace ya sesenta y cinco millones de años, obligó a cubrir los nichos ecológicos que habían dejado. Entre ellos, y tras una evolución basada en aciertos y fallos, había un tipo de simio, no muy distinto a los actuales orangutanes, que se atrevieron a salir de la espesura de las selvas y buscar sus alimentos en los llanos e incluso a orilla de los ríos y los mares. Estos animalillos, con un gran sentido de la territorialidad, fueron formando colonias que cada vez se expandían más y más, ya que su mayor afición era la de reproducirse, por todos los confines de la inexplorada tierra. Los viajes de aquellos omnívoros, que comen de todo, incluido a ellos mismos, eran estacionales, quizá siguiendo a otras manadas de cuadrúpedos, los cuales, con suerte, les servirían de alimento. Su mente quizá no llegó nunca a desarrollar nada más espiritual que la organización en grupos, como las hormigas o las abejas pero en plan mamíferos, ya que eran muy indefensos y su ocupación no pasaba de buscar comida y montar a sus hembras, o, para no pecar de machista, buscar alimentos y dejarse montar por los machos y criar a sus retoños. Como una plaga de chinches se fueron extendiendo por la tierra y adquirieron habilidades para adaptarse a los nuevos climas y circunstancias, lo que fue haciendo que aquellas bestias, en principio, se convirtieran en los primeros homo observadores y ahí pienso, mientras nadie me demuestre lo contrario, comenzó la andadura del hombre primitivo hacia la civilización basada en la gastronomía. Pero el paso perdido entre los monos andarines que vivaqueaban y aquellos que fueron estables y que se asentaron, formando los primeros grupos sociales, es una línea muy delgada entre la lógica y la especulación. Por una parte está la teoría propuesta por Arthur C. Clarke, muy bien llevada en la película de ‘2001, una odisea espacial’ por Stanley Kubrick, en la que unos humanoides, por inspiración casi divina, utilizan una tranca con la que descabezan el coco de todo aquel que se pusiera en su camino, siempre rodeados de animales tan sumamente confiados que más parecen tontos. Por otra parte está la teoría que preconizo (yo mismo) de la evolución del palito para cazar hormigas hasta llegar a otros más largos, que dependiendo de su grosor, lo mismo les servían como lanza o como garrota, el primero de ellos para matar a distancia, ya que por naturaleza eran cobardes, y el otro para rematar la faena. Otras de sus habilidades aprendidas fue la técnica del susto, se escondían entre los matorrales junto a un acantilado y tras sorprender con sus gritos a las pobres cabras las hacían saltar al vacío hasta que quedaban despanzurradas, como vemos una chapuza que a duras penas darían de comer a los grupos de cazadores, por lo que su alimento básico estaba basado en otros animales que no corrían tanto y que ahora llamamos caracoles, gusanos, escarabajos, piojos e incluso ratones en el mejor de los casos. Es de suponer que una vida tan mísera, a base de frutas de temporada y hierbajos con fibra, no debió de ser muy salutífera ya que se estima que la esperanza de vida no alcanzaba las dos o tres décadas, tiempo suficiente para que desgastaran sus dentaduras y murieran de hambre. De tanto masticar alimentos crudos sus mandíbulas se desarrollaron anormalmente, casi tanto como la de los pueblos come chicles de hoy día, en detrimento de su capacidad craneal, también como ocurre con dichos contemporáneos, sin ánimo de ofender y sin señalar con el dedo a un país determinado. Hasta aquí la vida era penosa, la gastronomía no existía y todo era alimentarse para sobrevivir, por lo que debieron de pasar acontecimientos especiales para que todo cambiara definitivamente y que los llevara hasta el culmen de la civilización que hoy disfrutamos en occidente con la llamada cocina fusión.
Los principales adelantos siempre llegaban en primavera.- Imaginemos un buen día de caza, en una primavera radiante donde todos los animales en celo se reproducen, en un poblado perdido hay carne como para dar y regalar, la orgía de sangre y muerte casi emborracha a todos, hay tantos alimentos que en la captura se dejan las crías vivas, las cuales se toman como trofeos y se les da a los más pequeños del poblado como juguetes, se les amarra y se les alimenta y cuando se levanta el campamento se les lleva como prisioneros de guerra, es el primer ganado que el hombre tiene y el primer paso para dejar de ser recolector y también el primer alimento portátil de la historia, no se estropea la carne y sirve de seguro alimenticio para todos en épocas de escasez. ¿Pero y los vegetales?, son de crecimiento lento, su ciclo vital era para aquellos seres algo misterioso, no podían saber como se reproducían porque no tenían el tiempo suficiente en sus vidas errantes como para saber de su desarrollo, por eso, siempre en el terreno de la especulación que para eso esto que cuento pertenece a la época de la prehistoria, sólo un hecho fortuito y de observación pudo llevar a aquellas tribus a descubrir el misterio de las plantas. Hace ya muchos años, cuando yo era muy pequeño, un mujer ya mayor me contó algo que me dejó perplejo y que se me quedó grabado a fuego en mi mente, porque para mi fue la primera revelación de cómo el hombre aprendió a cultivar o plantar sus alimentos. Esta mujer, hija de un militar español destinado en tierras de Marruecos en época del llamado eufemísticamente protectorado, me contó que en su niñez desde su casa vio a un marroquí como defecaba en la esquina de una huerta; esta niña observadora de la naturaleza comprobó como al poco tiempo, en ese mismo lugar, comenzó a crecer una higuera, se había producido un milagro: de una mierda nacía una planta. Lo mismo debió ocurrir quizá a las puertas de una cueva y al ser menos escrupulosos se acercarían a observar que había pasado; entre los excrementos de uno de la tribu había pepitas mezcladas con los detritus, las mismas que tenían en su interior las frutas que comían y que no se habían digerido, las cuales habían florecido. Desde ese momento se dieron cuenta que existían las semillas y que también podían ser transportables, ya sea dentro del cuerpo o mejor en un zurrón, algo más limpio y perdurable. Ya el ser humano tenía en su poder la sapiencia necesaria como para no tener que recorrer toda su vida grandes distancias para alimentarse, ahora tendría tiempo y energías como para hacer algo que ni imaginaban, llegó la era del pensamiento. La humanidad entraba en una larga época de investigación, todos estaban inmersos en el estudio y la domesticación de los elementos bases de su alimentación, pero faltaba algo importante, casi tan importante como todo eso, era el fuego, ¿o quizá el fuego ya estaba domesticado?, es posible que sí, pero el orden de los factores no altera el producto y no estoy dispuesto a perder el tiempo en discusiones bizantinas. Es difícil discernir el momento exacto y las razones por las que el hombre aprendió a conjugar el fuego con los alimentos, primero asándolos y después, y más difícil, cociéndolos, pero lo cierto es que ese fue el gran descubrimiento que haría que toda la historia cambiara en la vida de los seres humanos para siempre, porque en ese momento nació el primer laboratorio del mundo, el de la cocina, hecho este que nos distanció definitivamente de los otros animales. Desde entonces sólo seríamos bestias con visos de civilizados, algo que debemos plantearnos a la vista de las burradas que se cometen en este mundo, incluso en la actualidad.
El invento de la sopa y los caldos, para chuparse los dedos.-Apasionante momento histórico el del hombre del paleolítico que entraba en la primera era de la manufacturación ya que estaba todo por inventar, incluidas las relaciones personales y sociales con la distribución del trabajo, la administración, las religiones, el comercio y la leyes. De esta forma, sin comerlo ni beberlo, la humanidad entró de lleno en el acto más aberrante que podía imaginarse, comenzaba la carrera contra la naturaleza y el equilibrio de la vida en el planeta. Podría decirse que la culpa de todo la tuvo el primer acto gastronómico que realmente se puede llamar una receta culinaria, la cocción de los alimentos, y en consecuencia el invento de la sopa; sin este paso crucial en la historia de la humanidad no habríamos llegado a momentos tan gloriosos como el escribir este artículo o las invasiones de otros países con el pretexto de salvar a la humanidad en nombre de una religión, como hicieron los europeos en América, o llevado al punto más mundano y cotidiano, el conceder hipotecas para la compra de un piso que te hacen prisionero toda una o la invención de las religiones, cuyas leyes y preceptos se meten hasta en la cama de uno, entre los dos contrayentes. Como vemos, nació el hombre espiritual y lleno de la gracia de los dioses. Debió ser maravilloso para aquellos primeros seres humanos el probar el agua donde se habían cocido los alimentos con el fin de los alimentos con el fin de conseguir que ésta fuera menos pesada en su masticación y digestión. Aquel agua había tomado el sabor de la amalgama de su contenido, ahora todo sería cuestión de hacer pruebas. Siempre imaginé la figura idílica de ese primer hombre sopero al atardecer, sentado en una piedra mirando un atardecer, y su sensación de pensar que todo aquello que veía, su mundo, le pertenecía. La cocción de los alimentos supuso el evitar el desgaste de la dentadura, una forma de hacer desaparecer las infecciones producidas por enfermedades de los animales que comían, depuración de los líquidos que tomaban y mejor conservación de ellos, lo que se tradujo en hacer crecer la expectativa de vida entre una y dos décadas. También, al necesitar menos fuerza en la masticación, se redujo el tamaño de la mandíbula, lo que favoreció el crecimiento craneal. Ahora el ser humano tenía tiempo de formar en su mente pensamientos abstractos que le hacían plantearse su propia existencia viendo la magia de las cosas, que por su falta de conocimiento y cultura no se podía explicar. En primer lugar adoraban al sol porque él le daba luz y calor y también por el misterio de su desaparición tras su horizonte para renacer de nuevo en otra parte del cielo y así en un ciclo infinito y como gracias a él las plantas nacían y los animales se reproducían, los elementos básicos de su subsistencia dependían de aquella luz cegadora. Estudiando la historia de los alimentos todos los caminos llevan a una zona concreta del mundo donde parece ser que se mejoraron y cultivaron los primeros vegetales, y curiosamente coincidente con el comienzo de las grandes culturas, que fueron con el tiempo la base todas las que se desarrollaron hasta llegar a nuestros días, pese al origen de la aparición del ser humano que unos lo sitúan en la actual Sudáfrica y otros en China, aunque pienso que fueron, por alguna razón, parejas y simultáneas dichas evoluciones y que se encontraron, tras las múltiples migraciones, en un lugar situado en lo que hoy es Irak, Irán y Afganistán intercambiando experiencias, precisamente donde hoy los países capitalistas pretende hacer desaparecer del mapa a esas naciones con el pretexto de salvarlos del mal pero con el fin de robar sus bolsas de petróleo y tener bases estratégicas que les den ventaja a la hora de destrozar el mundo en una hipotética guerra contra China o Rusia. Quizá, por casualidad, las civilizaciones pueden comenzar y terminar en el mismo lugar como si esto fuera una maldición bíblica.
Para documentarse en lo relativo a la historia de la sopa le sugiero leer mi artículo dedicado a ella si presiona aquí. Pero para tomar una buena, o mala, sopa era necesario instrumentales especiales y con ello se llega al invento de la cuchara y para ello que mejor que documentarse en nuestro artículo dedicado a ella?, presione aquí y lo podrá leer. Legumbres y cereales, los primeros alimentos domesticados.-El neolítico (entre los años 8000 y 5500 a.C.) fue el dulce deslizarse hacia la civilización, pero como debemos suponer no fue fácil ni repentino el hecho de la domesticación de los animales, ya que parece que se resistieron a patadas y bocados, y mucho menos las plantas, ya que por falta de pericia lo mismo plantaban fuera de temporada, en lugares no adecuados o la falta de un riego hacía que se marchitaran las cosechas. Penosa y fascinante debió esta época de la humanidad con sus aciertos y fallos en todos sus experimentos, entre los que incluyo las herramientas agrícolas, la manufactura de cerámica, las construcciones y el urbanismo, así como la implantación de leyes y la convivencia en los incipientes poblados. A la hora de preguntarnos donde comenzó realmente la domesticación de los alimentos debemos apoyarnos en los descubrimientos arqueológicos existentes y todo nos induce a pensar que en Turquía, en concreto en la región de Anatolia, se desarrollaron las bases de una sociedad agrícola y ganadera. Fue en la llanura de Konya, situada el altiplano de Anatolia, la que tenía unas condiciones óptimas para poder sembrar sin necesidad de desarrollar una agricultura de irrigación, ya que las lluvias medias alcanzan los 200 mm/año, siendo este lugar donde se tiene constancia de ser el primero donde se plantaron y cosecharon las primeras lentejas, garbanzos y guisantes, suponiendo que este es el primer pueblo pedorro de la historia como consecuencia de su alimentación, de todos es sabido la cantidad de gases que producen estos alimentos. Otro producto que se cultivaba era el lino y entre los animales que servían de alimento estaban ya en fase de domesticación los bóvidos, las cabras y las ovejas, nutrición proteica que se complementaba con la caza de jabalíes, cérvidos y leopardos. Si desea documentarse sobre la historia de los alimentos antes mencionados, así como otros muchos, debe de visitar obligatoriamente nuestra página dedicada a la Historia de los Alimentos. También, y sólo como ritual, la carne humana era comida, pero creo que este tema necesita un apartado especial porque de antropófagos está la historia llena.
El siguiente capítulo estará dedicado a la Historia Antigua de la Alimentación, no se la pierda. |
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